Capítulo 16

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Hospedaje.

Fue un beso tierno, apenas un roce antes de atrapar los suaves y frágiles labios del humano entre los suyos.

Sus pies punta con punta, las manos de Derek le cubrieron las mejillas, reposando en su piel como si temiera quemarse o temiese quebrarle. Percibió como su respiración empezó a temblar y a él mismo sus piernas también.

Era mejor de lo que había imaginado, mucho mejor de lo que había fantaseado, y ello podría deberse a que no fue el mayor quien tuvo la iniciativa, sino que Stiles se lanzó a él, despejando todo el miedo de que no quisiese lo mismo que él. Así también el muchacho empezó a mover sus labios, movimientos suaves, la mera suavidad liviana.

Ambos sonriendo hicieron resaltar el beso, con las manos de Stiles rodeando lentamente las caderas del lobo, inclinando la cabeza un poco más para poder profundizarlo y hacerlo sentir mas confiado, definitivamente quería más. Quería que Derek se atreviera a muchísimo más.

Las palabras sobraban y por eso Derek se instaló en el beso donde lo conmovían las ganas de besarle más. Cambió el ritmo llevándolo al compás de sus respiraciones, que incitaban a acelerarse tal como ellos lo hacían.

Fue realmente increíble la facilidad con la que el castaño lo desnudó emocionalmente con su besar; rompiendo su camisa de nervios, para hacer con ella una manta de cosquillas en su cuerpo, un abrigo de electricidad cubriendo cada milímetro de su ser.

Se dejó llevar por la boca del chico, sus caricias contra sus labios y también las que sus manos le otorgaban hicieron que un cosquilleo surcara su vientre, vagando por su ombligo, sus costillas, hasta por su columna.

Stiles al fin estaba seguro. Lo que en aquel mismísimo momento estaba haciendo era lo correcto y estaba demasiado a gusto, en su hogar, donde tenía que haber estado siempre. Era rara la sensación de barba acariciando sus mejillas, pero también le daban un plus curioso y excitante, algo que nunca experimentó. Por tal motivo deslizó sus manos por la cintura del mayor y lo acercó todavía más a su cuerpo, mordiendo su labio interior con ternura, con una pícara sonrisa, besando de nuevo y amargando con volver a morderle.

La lengua de Derek le dio salida para transitar su boca en un beso con más fuego, tocándose lengua con lengua, bailando en sus bocas, cambiando la posición, eliminando todo rastro de nerviosismo y miedo.

Quien supiera cuando tiempo pasaron en el beso era un sabio, pero no hubo testigos y nadie nunca iba a saberlo.

Se separaron y se miraron a los ojos con sorpresa, como si se tratase de un sueño y Stiles le dedicó una sonrisa hermosa y radiante, diciéndole sin palabras que todo estaba bien.

- Hora de irnos a casa, lobo amargado. - aventuró soltando su cintura lentamente, acariciándole la mandíbula, no perdiendo la costumbre de palparle el hombro amistosamente.

- Podemos apreciar la vista un poco más. - Derek intentó mantenerse sereno pero quería ponerse a mover la cola siendo un lobo. - Aquí está perfecto. -

Donde estés tú será perfecto. Pensó Stiles viéndole a los ojos fijamente, negó con la cabeza y se adelantó a caminar de regreso al auto.

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A primera instancia se complicó tomar la decisión del lugar en donde se quedaría la visita. Se negaban a dejar que se pagaran un hotel después de haber sido tan hospitalarios con ellos cuando estaban en Mystic Falls.

Quedarse en el loft no era una opción porque aunque tuvieran una cama en medio de todo, y otra habitación arriba, Elena no quería quedarse a solas con Damon, y Derek no tendría donde hospedarse puesto que tampoco podría estar bajo el mismo techo que el Sheriff, quien seguía ofendido con él por estar con Theo, por lo tanto la residencia Stilinski sería el lugar indicado: el cuarto de Stiles para Elana y el de Isaac para Damon.

Lealtad efímera | Sterek |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora