XVI.- Percy

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Capítulo XVI

Percy

Me moví y me tapé la cara con un brazo, el sol me estaba pegando en la cara. Ya era de día, supongo que eran más o menos las 11:00 a.m., no era tan temprano, pero tampoco era muy tarde. No recuerdo que hora era cuando nos dormimos, pero fue hermoso, y hablo muy en serio. 

Annabeth aún no despertaba, creo que estaba cansada. Me pase las manos por la cara repetidas veces para espantar al fantasma de los ojos pesados y abrí los ojos.

Ella estaba ahí, junto a mi, con los hombros descubiertos, tan bonita. Sus ojos cerrados, respirando profundamente, con el sol bañándola completa. Me acerqué a su cara, besé su mejilla y pasé mis dedos por su brazo. Tan bonita, demasiado, tanto que duele. Sentí que se movía... la había despertado, yo quería seguir viéndola dormir... Muy tarde, ella se empezó a girar hacía mi. Me hice un poco para atrás para darle espacio de estirar los brazos.

Ella talló sus ojos y los abrió. Sus ojos brillaban y se veían de un gris mas intenso, casi plateados. Tal vez solo era la luz, pero se veían preciosos, igual que ella.

—Hola, bella durmiente —le di una amplia sonrisa y besé su frente.

—Cállate, Sesos de Alga —me abrazó hundiendo su cara en mi cuello y me susurró al oído— Ayer... la mejor noche. Gracias.

—Eres mi esposa, siempre te voy a dar lo mejor. Tu sólo pide.

—Mmmm... pediré unos waffles y chocolate caliente.

Reí y le robé un beso.

—Lo que usted diga, Señora Jackson.

Ella acarició mi mejilla e hizo un gesto para que fuera a preparar el desayuno. Estaba a punto de pararme, cuando recordé que no traía ropa. Busqué hasta dar con mi maleta y me puse un poco de ropa encima. 

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*NA: ¿Se imaginan a Perce parándose sin ropa y Annabeth mirándolo? 7u7 Que quede a la imaginación e,e -Nikky.

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... 
 
Mientras preparaba el desayuno, Annabeth llegó por atrás y paso sus brazos alrededor de mi, besando la base de mi cuello repetidas veces. Me di cuenta de que se tenía que poner de puntitas para alcanzar mi cuello con sus labios... Sonreí ante la escena. Por fin era mucho más alto que ella.

—Preciosura, su desayuno está listo.

—Huele bien, Percy.

—Sí, soy un experto en esto —puse una pose tipo Superman.

—Tranquilo, Sesos de Alga. Falta que los pruebe... 

Annabeth metió un bocado a su boca.

—¿Y... qué tal?

—Te has salvado. Son bastante buenos. 

Annabeth me miró un largo rato y después me besó. Obviamente correspondí el beso, tomando y acariciando sus suaves mejillas. 

—Entonces, sr. Jackson, ¿qué tiene planeado para hoy? —sonrío Annabeth, alejándose y atacando sus waffles azules.

—Pues, sra. Jackson... —sonreí y la agarré de la cintura mientras comía— Estaba planeando un paseo en barco... y bucear. Sin trajes. Ya sabes, Hijo del Dios del mar y eso —besé su cuello y me alejé para sacar el chocolate caliente y servirlo— ¿Qué te parece? —Annabeth se sonrojó un poco, y sonrío.

—Me parece perfecto, Sesos de Alga.

...

Estaba oscureciendo y volvíamos a la cabaña luego de un día cansado... Annabeth tenía ese brillo en los ojos que la hacía ver tan... Tan ella, tan hermosa.

Tenía planeada una sorpresa, nos quedaríamos aquí 4 días, y quería hacer de esos días los más especiales para ella. La tomé de la cintura y susurré a su oído: "¿Lista para tu sorpresa?" A lo que ella frunció el ceño y sonrío, extrañada.

—¿Qué has hecho, Sesos de Alga?

—Pues... Ya lo verás —Planté un beso corto en sus labios y corrí a la habitación.

Caja, caja, caja...

Eh...

POR LOS CALZONCILLOS DE POSEIDÓN, NO PUDE HABER OLVIDADO EMPACAR LA CAJA.

Armario, eh...

No, no estaba...

¡Maleta, eso es!

Me dirigí hacia mi maleta, y busqué la cajita azul...

Rayos, no estaba.

Le dije a Jason que la empacara, en serio, lo iba a matar uno de estos días. 

Annabeth entró a la habitación sonriendo, y con algo en la espalda... Espera, eh...

¿Esa es mi cajita azul?

—Perseus Jackson, ¿buscas esto? —Me mostró la cajita, aún perfectamente envuelta y sin abrir. ¿No la había visto? Ésta mujer estaba llena de paciencia— No eres bueno guardando secretos, y, eh... Hablas al dormir.

Eso último me sacó una sonrisa, y me recordó a mi primer día consiente en el campamento, cuando había dicho: "Babeas cuando duermes".

Algunas cosas nunca cambian.

Me la tendió. Yo le sonreí, abrí la cajita y se la entregué. Sus ojos se humedecieron.

—Percy... oh dioses, Percy, es hermosa. Pero si me siguen regalando joyas, enloqueceré —apartó la cajita y se acercó a mi, me besó tiernamente, y volvió a la cajita— Es preciosa, gracias, amor...

Tyson se esforzó mucho con esto. En serio, creo que fue joyero en su otra vida. Me había entregado el brazalete de dijes, hecho de plata, así, según él, "siempre tendría algo que regalarle de último momento, por si se me olvida nuestro aniversario". 

Hey, yo no soy tan olvidadizo. Bueno, trato de no serlo... Había conseguido un dije de búho, otro de un tridente, y uno último con forma de reloj.

—Entiendo el búho, y el tridente... pero, ¿y el reloj? —Annabeth unió las cejas, como siempre lo hacía cuando se esforzaba pensando.

—Hey, Chica Lista, ¿estás preguntándome algo que no sabes? —sonreí.

—Oh, cállate y explícame, Sesos de Alga.

—Tal vez nunca vuelva a escuchar esas palabras, déjame disfrutarlo un momento. 

Annabeth se acercó y me pegó el hombro, débilmente, en señal de juego.

—Tienes mi corazón, mi alma... Con este dije, quería decirte que también tienes toda mi vida, mi tiempo... Es todo tuyo. Yo soy todo tuyo, Annabeth Jackson. 

Annabeth se paralizó, y me empezaba a preocupar. ¿Había dicho algo mal? Una lágrima corrió por su mejilla. Oh, rayos, dije algo mal... Tres segundos después se acercó, y me besó como nunca antes. 

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¿Y ahora, qué? [I Parte]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora