¿Y ahora, qué? [I Parte]

XVII.- Annabeth

Capítulo XVII

 Annabeth. 

Tercer día de Luna de Miel.

Tengo que admitirlo, Sesos de Alga sabía organizar las cosas cuando se lo proponía. 

Desayunos con waffles azules, chocolate caliente, moras azules, jugo de naranja (que, gracias a los dioses, no era azul), y tostadas con queso untable eran el pan de cada día. No sabía cómo hacía todo antes de que despertara, y tampoco sabía cómo no había quemado el desayuno o incendiado la cocina aún. 

Anoche fue increíble... El brazalete de plata... Percy se estaba esforzando mucho, en serio. Y ese brazalete, simplemente, fue la cereza del pastel. ¿Qué había hecho yo para merecer a este chico? Era sorprendente pensar que él era mío. Mío para siempre.

...

Percy nos había llevado a bucear (sí, otra vez); él amaba estar en el mar y a mi me gustaba verlo feliz... Además, podía investigar y ver especies que los mortales sólo pueden ver en libros y fotografías. 

Ya habiamos pasado mucho tiempo en el mar cuando Percy se acercó a mi y me besó.

Un beso que comenzó lento y fue aumentando de velocidad.

Me tomó por la cintura y yo me aferré a su cuello y salimos de nuevo a la superficie nadando.

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*NA: Al salir, Percy le dio sin pena contra la arena a Annie* -Fer.

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...

Tal vez haya sido un "accidente" el haber caído encima de Percy, o tal vez no. Lo único que se fue que él no protestó y siguió besándome. Pasó sus labios por mi cuello y mis hombros y al volver a mi boca, rozó mis labios y me dijo lo que yo quería oír una vez más.

–Te amo. Te amo como un loco, Annabeth, y no me voy a cansar de decirlo.