—Seokjin, quédate quieto. —Dijo Jungkook mientras le acomodaba los cabellitos.
—¡Casi es navidad papi! — Gritó emocionado.
Taehyung se paró junto a ellos y dejó en el suelo el portabebés que mantenía a Jimin de dos meses, mientras con su otra mano sostenía las cuerdas de las correas para niños de Mickey Mouse que se encontraban atados a los pequeños cuerpos de los mellizos.
Habían venido caminando desde su casa y era difícil recorrer la ciudad con dos demonios de Tasmania curiosos. Mejor prevenir que lamentar.
Yoongi por otro lado no había necesidad de atarlo, ya que era un niño tranquilo, si se le podía decir así. El infante de cuatro años solo fue necesario que le tomaran la mano junto a su hermano mayor de seis años para mantenerlo quieto.
—Si, pero por ahora hay que esperar a que se mañana JinJin. — Dijo Taehyung mostrando su bonita sonrisa y luego tocó el timbre de la casa de sus padres.
La puerta fue abierta a los segundos, como si estuvieran esperandolos junto a ella, dejando ver al padre de Taehyung.
—¡Oh! Llegaron a tiempo, estábamos a punto de empezar la cena.
—¿Mi tío Woobin ya está aquí? — Preguntó Taehyung dejando el portabebés cerca del sofá de la sala principal y soltaba las correas.
Namjoon y Hoseok al sentir que eran libres corrieron lo más rápido sus pequeñas piernas les permitieron. De seguro buscando a la abuela.
—Sí, tú abuela y tus tres tíos más. — El Omega mayor cargó a Yoongi y le dio un beso en la mejilla.— ¿Qué le pediste a Santa Gigi?
—Santa no existe. — Dijo el mencionado dejando a todos los presentes sorprendidos.
—Yoongi, amor ¿quién te dijo eso? — Habló con nerviosismo Jungkook.
—Dania. — Una compañera de clase en el preescolar.
Taehyung estaba a punto de comentar algo al respecto, pero Seokjin le ganó.
—Dania es una tonta. — Se encogió de hombros cuando su papá Omega lo regaño al usar la palabra tonto. — Claro que existe Santa Claus, ¿Si no como aparecen los regalos debajo del árbol? ¿Y quién se come las galletas que le dejamos? Obvio que Santa lo hace.
Yoongi pareció analizarlo por unos segundos y mostró su hermosa sonrisa que dejaba ver sus encías. Asintió dándole toda la razón a su hermano.
—Le pedí un muñeco de Kumamon nuevo, el que tenía ya no tiene un brazo y le falta una orejita. — Dijo con un puchero.
—¡Yo pedí ese juego de química que vi en la televisión! — Brincó Seokjin mostrando su emoción. — También le pedí un peluche para Jimin, está muy chiquito y no puede escribir todavía, así que lo hice por él.
Todos voltearon a ver al bebé de dos meses y como se esperaba, estaba completamente sumergido en el mundo de los sueños. Respiraba tranquilamente con sus puñitos cerca de su cara — por suerte tenía guantes puestos y no podía hacerse ningún daño con sus propias uñas filosas— y hacía un puchero involuntario demasiado adorable. Era una escena muy bonita de ver.
—A Namjoon y Hoseok realmente no les importó mucho el tema de Santa, cuando les pregunté me mandaron por un tubo y siguieron jugando a las luchas. — Taehyung suspiró derrotado, los mellizos eran todo un caso.
—Hablando de eso, ¿A dónde se fueron? — Jungkook mostró preocupación.
No quería encontrar otra vez a sus hijos intentar sacar a Dorothy, el pez dorado de la madre de Taehyung de la pecera como la última vez.
—Ya deben estar con la familia, vamos, que ya solo faltamos nosotros.
Se dirigieron al gran comedor y efectivamente, solo faltaban ellos. Por suerte, los mellizos estaban junto a su abuela. Toda la familia de Taehyung estaba reunida, era la única fecha que lo hacían realmente.
La cena empezó bien, contando esos recuerdos de años pasados, en cómo iban en la vida, sus metas y entre otras cosas. Pero todo fue caos cuando tocaron un tema en específico.
—Y... ¿Quién se va a quedar con el terreno de la abuela?
De ahí hubo peleas hasta no más dar, Jungkook jura haber visto el puré de papa volar por los aires.
Taehyung llamó la atención de su esposo y lo guio a la terraza de su vieja habitación.
—Todos los años es lo mismo. — Suspiró Taehyung. — Lo que no saben es que mi abuela ya me dio los terrenos.
El de ojos de Bambi soltó una gran carcajada y abrazó por la cintura al mayor.
—Que tus tíos no se enteren o arderá Troya. — Taehyung le regresó el abrazo.
Estuvieron unos minutos abrazados hablando de trivialidades, hasta que a lo lejos gritos llenos de felicidad se escucharon y enseguida los juegos artificiales iluminaron el oscuro cielo de la ciudad.
Era navidad.
Taehyung tomó la mejilla del Omega y lo acercó hasta que sus labios se juntaron en un profundo y suave beso cargado de amor.
Lamentablemente fueron interrumpidos por los gritos aniñados de sus hijos llamándolos.
—Papá Jungkook, Papá Taehyung, ¡Hoseok está intentando sacar a Dorothy de su casita de nuevo! — Gritó Seokjin desde lo lejos.
Ambos se quedaron viendo por unos segundos para luego reír.
—Feliz navidad Alfa.
—Feliz navidad, Omega.
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