XII. Saluda a mamá.

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Cuando los rayos solares se colaron por la abertura que separaba sus cortinas Mina supo que era hora de abrir los ojos, había fingido que dormía durante dos horas y no hizo nada cuando Afrodita besó sus labios dulcemente antes de partir al Olimpo. A ella personalmente no le gustaban las despedidas y aunque sabía que no era un "hasta siempre", la diosa solía ser muy dramática al momento de despegarse de ella, por lo que fingir que dormía le resultó un poco más cómodo para evitarse retrasos por parte de la mayor y futuros problemas con Hefesto.

Además... todavía no estaba acostumbrada a estar tan alejada de la diosa por tanto tiempo, bastaría tan solo una mirada por parte de ella para que estuviese a sus pies pidiendo que se quedara a su lado.

—¡Hora de despertar! — DongHae ingresó con exceso de energía que a veces llegaba a molestar a la menor. — ¡Aquí tienes tu desayuno! Rico en proteínas, fibra y... todo lo que los humanos necesitan... creo. — Dijo mientras se acercaba cargando la bandeja que tenía de todo un poco: jugo, cereal, fruta picada, waffles y, lo que a Mina le llamó bastante la atención, una taza de café. — Lo preparó Afrodita esta mañana antes de marcharse. — Aclaró.

La joven se quitó de encima las sábanas y se levantó lentamente mientras recargaba su espalda en la cabecera de su cama. — No sabía que ella podía hacer todo esto. — Comentó intentando no bostezar y manteniendo sus ojos entrecerrados.

—Yo la ayudé, tuve que tragarme una hora entera de tutoriales. — El dios posó la bandeja sobre las piernas de Mina y se cruzó de brazos. — Entonces, ¿esta es  su oferta de paz? Cuando ella no volvió a salir de tu habitación supuse que habría una reconciliación muy... cariñosa, pero viendo que estás vestida y de posible mal humor creo que no hubo nada más que abrazos.

—Solo dormimos. — Aclaró dándole un vistazo general a toda la comida que la bandeja tenía, no podría terminarlo sola. — Ella está casada.

DongHae rió exageradamente y mandó su cabeza hacia atrás por varios segundos. — Oh...— Soltó al ver la seria expresión de la chica. — Lo dices en serio... bueno, Mina, eso no te detenía hace un par de meses.

—Las cosas han cambiado. — Dejó que su fruta favorita alegrara su mañana cuando se llevó un trozo de manzana a la boca y miró al mayor que todavía parecía confundido con sus palabras. — Necesito a Afrodita. — Giró los ojos cuando escuchó una exclamación por parte de él. —No de esa forma... es decir, necesito que ella me mantenga informada de todo lo que el Concilio quiera hacerle a mi padre o a mí.

—Quién lo diría... me tienes orgulloso.

—Yo no lo estoy, no quiero usarla. — Dejó a un lado la bandeja y se levantó. — Pero en serio quiero acabar con todo esto, necesito respuestas y sé que tú no me las darás.

↳ Olympus┇ MinaYeonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora