XV. La promesa del meñique.

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Una isla se extendía por varios kilómetros y cerca de esta muchas ninfas se refugiaban en lo que los humanos miraban como simples cuevas. Esa locación había escogido Chronos para llevar a las indefensas chicas y así poder protegerlas las próximas horas. Ninguna habló, ninguna reprochó la decisión del dios, estaban lo suficientemente preocupadas por la salud de la pequeña DaHyun que pasaron por alto toda esa locura que les había tocado presenciar.

Chronos, quien cargaba a la menor, se inclinó para depositarla sobre el suelo con gran cuidado.

— Confíen en mí. — Dijo en voz baja. — En un hospital no podrán ayudarla. — Prácticamente leyó los pensamientos de las chicas y tras él aparecido Afrodita quien no había convencido a Mina de ingresar a su refugio temporal, la diosa se sentó a su lado con intención de ayudarle en lo que sea, cosa que él agradeció internamente.

Extendió su mano y retiró la húmeda prenda que había utilizado para detener el sangrado, era un hecho que si no hubiese intervenido a la menor a tiempo esta habría muerto al instante. Jugar con la vida de una niña era muy bajo, incluso para Apolo. Suspiró y miró a las tres mortales que no despegaban su atención de DaHyun.

— Les prometo que estará bien. — Y sin más inició con su labor, tenía que salvarla si deseaba que Mina dejara de culparse por lo sucedido.

Todas se mantuvieron atentas, dispuestas a ayudar en lo que fuese posible. NaYeon acarició el rostro de su pequeña hermana con gran cuidado, lucía tan apacible que por un momento creyó que solo dormía y no se encontraba inconsciente gracias a una profunda herida en su pecho. Se sentía asustada, confundida y con muchas preguntas que prefería ahorrarse en ese momento.

Miró a DongHae que había permanecido en la misma posición durante treinta minutos, con las manos extendidas sobre la herida que DaHyun tenía.

Aunque parecía que nunca acabaría había cierta esperanza instalada en las dos Im.

Sus ojos pesaban y no pudo evitar apoyar la cabeza sobre el hombro de JeongYeon mientras que su mano buscaba la de Jihyo.

La atención de NaYeon recayó en una silueta que había estado buscando desde que llegaron a ese lugar. Mina ingresaba, se le veía cansada, arrastraba los pies y parecía que en cualquier momento se desmayaría.

Ambas intercambiaron miradas. La japonesa estaba apenada, lo suficiente como para querer arrodillarse y pedirle perdón a las dos hermanas por poner en peligro la vida de DaHyun. Su corazón se encogió cuando se dio cuenta que NaYeon no la culpaba, y era obvio, esta aunque estaba confundida no sabía que ella era la verdadera razón por la que todo sucedía.

Lentamente se sentó al lado de Chronos y miró su perfil.

El dios empezaba a ver más difícil su tarea, después de dos horas se convenció de que le tomaría –tal vez– toda la noche. «¿Y si usaron veneno?» Se preguntó a sí mismo, rápidamente descartó la idea. «Lo habría reconocido.» Entornó los ojos y se alivió un poco cuando por fin vio que la herida empezaba a cerrarse.

↳ Olympus┇ MinaYeonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora