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Despreciado y a la vez temido, Ares se convirtió en padre. Decidido a cumplir sus deseos de venganza mantuvo con vida a su hija para convertirla en una grandiosa guerrera.
Pero no contaría con la improvista orden de su padre.
Zeus...
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Buenos días estrellitas, la tierra les dice HOLA.
📌
Cuando NaYeon llegó a casa se encontró con sus dos hermanas.
— Mina tenía algo que hacer. — JiHyo le explicó.
NaYeon intentó disimular su decepción por no haber visto a su novia, pero su rostro era lo suficientemente expresivo como para hacer sonreír a la rubia.
— Pero te dejó algo en la pieza. — Dijo, JiHyo sabía muy bien el plan de la japonesa para ese día. — Deberías apresurarte e ir a ver.
La mayor de las Im entrecerró los ojos, el comportamiento de JiHyo y las constantes risitas de DaHyun le hacían sospechar que algo ocurría y no querían decirle. Qué planean. Sin prestar mucha atención, se dirigió a su habitación. Su mirada inspeccionó alrededor sin encontrar nada, al menos hasta que se acercó a su cama. Sin ni siquiera leer el contenido, supo de inmediato de quién se trataba la carta que reposaba sobre sus frazadas, la perfecta caligrafía en el sobre delataba a Mina.
Sin perder tiempo la tomó entre sus manos.
"¿Qué te parece un baile? Tienes poco tiempo, a las diez de la noche en punto tendrás que estar lista... tal vez JiHyo tenga algo que te gustará. ¿Suerte? Nos vemos pronto. Te amo."
Debía admitir, todo su cuerpo se lleno de emoción por ese simple texto. Mina no era fría, ni mucho menos desinteresada, más de una vez la japonesa le había preparado lindas sorpresas pero ninguna con tanto misterio como esa.
Terminando de leer no fue necesario salir de su habitación para buscar a su hermana, esta ya iba ingresando con una caja.
— Escucha, esa chica debe estar muy enamorada. — Empezó a decir JiHyo poniendo la caja blanca sobre la cama. NaYeon rápidamente fue a inspeccionar el contenido mientras escuchaba a su hermana. — Cuando vine, ella se fue por una hora y después regresó con varios vestidos, me pidió que le ayude a escoger.
Los ojos de la mayor brillaron ante el hermoso conjunto negro que estaba muy bien doblando, lucía caro y por un momento se sintió culpable por haberle hecho gastar tanto dinero a Mina.
— No sé que le diste. — Prosiguió JiHyo mientras se sentaba al borde de la cama y se cruzaba de brazos. — Pero siempre piensa en ti.
— ¿Por qué hace todo esto? — Preguntó en voz baja. — Ni si quiera sé qué es lo que planea.
La rubia tuvo que apretar sus labios para no decirle lo que Mina tenía en mente. — No me corresponde a mí decírtelo... pero sí me corresponde ayudarte. Te queda una hora para que estés lista.
— Tú lo sabes. — Acusó NaYeon. — Dame una pista. — Pidió mientras juntaba sus manos e intentaba hacer la mejor expresión de cachorro que podía.
