5 PM

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Dormir durante el masaje definitivamente había aliviado su ansiedad, y los pepinos en los ojos habían reducido considerablemente la hinchazón de sus ojos y eso era un punto a su favor, pero ahí, sentado frente al espejo, esperando tener un cambio de look en su cabello, aún se sentía como el Changkyun que estaba a punto de ser abandonado por el amor de su vida y eso lo ponía triste al punto de no poder ocultarlo.

— ¿Por qué esa cara? —preguntó su amiga apretando un poco sus hombros para obligarlo a apartar la vista del celular de Jooheon— después de un masaje como ese, pensé que tendrías la cara de un rey, no la de un deprimido.

Él sonrió por el comentario y se acomodó en la silla sabiendo que su amiga era quien iba a encargarse de darle un cambio a su aburrida apariencia, olvidando totalmente el hecho de la otra persona con la que Jooheon parecía estar.

— Es tu trabajo hacer que me vea bien. —ordenó a lo que ella respondió con una sonrisa y poniéndose manos a la obra.

Hablaron, rieron y comentaron muchas cosas mientras Changkyun obtenía un corte y un peinado bastante atractivo, aparte de un lindo piercing y recomendaciones para un bonito maquillaje.

Todo iba bien. Era casi perfecto porque con el pasar del tiempo olvidó toda su situación, pero desafortunadamente una palabra lo hizo volver a la tierra de una manera dolorosa cuando su amiga hizo una pregunta que no supo como responder.

— ¿Y donde está Jooheon? —su sonrisa se borró de golpe al escucharlo.

También quería saber donde estaba Jooheon verdaderamente, pero por primera vez en años no sabía y ni siquiera sabía si quería saberlo.

Sintió que era el momento de por fin hablar con alguien acerca de lo que estaba ocurriendo y tal vez escuchar una opinión diferente a la suya, pero al darse cuenta de todo lo que verdaderamente estaba ocurriendo, el dolor fue incluso mayor que antes.

— Tú... —la miró con dolor, casi rogándole con la mirada para que respondiera negativamente a su pregunta— ¿tienes algo que entregarle a Jooheon?

La chica no pudo ocultar su sorpresa y los nervios la invadieron al escucharlo, así que simplemente soltó una risita.

— ¿Yo? —volvió a reirse— ¿Qué podría tener?

La conocía hace mucho, no podía mentirle en su cara.

— Dame la carta. —susurró poniéndose de pie.

La chica negó.

— Chang... Creo que... —no sabía que decir.

A él no le importó y avanzó hacia ella con toda la moelstia que lo envolvía.

— Dame la carta. —exigió sin ánimos de discutir pero con bastante firmeza.

Su tono llamó la atención de más de uno de los que estaban en el lugar, al punto de que los vieran con un poco de susto.

Odiaba ser el centro de atención así que agradeció cuando la chica dejó de oponerse y casi con pesar entregó en sus manos otra de las cartas.

— ¿Quién te la dio? —preguntó con el mismo tono de molestia pero con un tinte de dolor por culpa de la traición.

La chica simplemente negó y aunque pudo, no le exigió una respuesta. Salió del lugar con los ojos llorosos y abrió la próxima carta.

“Seguramente te ves genial,
más de lo que ya eres por naturaleza
pero falta algo importante para que este
día siga siendo aún más perfecto.

He elegido algunos atuendos que creo que quedarían bien para ti, siéntete libre de escoger algunos y si hay algo más, no dudes en tomarlo.

La tienda del centro comercial
esperará por ti a las 7 pm.

Psdt: ¡Te amo tanto que si el mundo me perteneciera, lo pondría a tu nombre!”

Su reloj marcaba poco más de
las 6 cuando salió de la peluquería.

Aún tenía tiempo para desahogarse y
fingir que nada raro estaba ocurriendo.

Aún tenía tiempo para desahogarse yfingir que nada raro estaba ocurriendo

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