Changkyun pensó que el último día del año lo pasaría junto a su novio, pero desde que se despertó todo lo que vio fueron cartas, luces y lo que parecía ser una inminente ruptura.
¿Realmente todo acabaría así?
Decir que la madrugada había sido agotadora era poco. Aún cuando ya el primer día del año estaba bastante avanzado, su cuerpo seguía cansado y su mente aún no terminaba de procesar muchas cosas que había vivido.
— ¿Me estas diciendo que viviremos aquí ahora? —susurró con la voz ronca por culpa de su recién despertar.
Jooheon sonrió y asintió mientras lo mantenía abrazado contra él, aún en la cama.
— Así es. —dejó un beso en el cabello de quien ya era oficialmente su prometido— quería decírtelo desde hace días, pero quería todo fuera más especial, así que tuve que hacer algo.
Changkyun se separó de él para verlo a la cara.
— Así que fuiste tú el de la brillante idea de hacerme llorar todo el día... —gruñó— que genial, debió ser divertido verme sufrir.
— ¿Sigues molesto conmigo? —preguntó entre risitas— ya te expliqué mil veces que no era mi intención hacerte llorar, incluso yo estuve a punto de llorar cuando te vi tan triste. Fue duro también para mí...
— Igualmente sigo molesto contigo. —replicó lanzandole una mirada de molestia— además no me has dicho quien escribió las cartas. Estoy más que seguro que esa no es tu letra.
Jooheon se rió al notar el tono de posesividad que su pequeño novio había empleado para soltar esa frase.
— Changkyun, mi amor... Por Dios... —soltó una risita— las cartas fueron escritas por mi padre, sabía que no reconocerías su letra pero por favor valora el trabajo puesto en ello, no sabes lo vergonzoso que fue pedirle a mi padre que escribiera cosas como “lo compensaré en la noche” —se quejo— por más que le expliqué que se trataba de la propuesta, me seguía viendo raro.
El mayor hizo un tierno puchero que Changkyun no se contuvo de besar entre risitas.
— ¿Qué hay del número de celular? —preguntó levantando una ceja con fingida sospecha.
— Ese número... Siempre fui yo. —admitió con una sonrisa amorosa— ¿de verdad crees que estaría tranquilo de estar fuera sin saber de ti? La idea de las cartas era genial, pero yo sugerí estar en comunicación contigo todo el tiempo para poder soportar el deseo de buscarte y contarte toda la verdad... —el menor sonrió ante sus palabras— afortunadamente mi hermana me prestó su nuevo celular y todo fue un éxito.
Changkyun arqueó las cejas con fingida incredulidad.
— ¿A eso le llamas éxito? —preguntó con sarcasmo— Me has hecho perder la confianza en ti a propósito, Lee Jooheon. Tienes un largo camino por delante para recuperarla.
Volteó la cara hacia otro lado con dramatismo y su prometido volvió a reírse mostrando sus benditos hoyuelos hermosos que amaba tanto.
— No la perdiste del todo si me dijiste que sí... —bromeó jugando con la mano del menor que portaba el anillo— Jamás podría engañarte. —susurró poniéndose serio— Eres mi mundo, Changkyun y lo sabes... —suspiró— Además estoy feliz de que hayas aprovechado todos los regalos que te di.
Ambos se sonrieron con ternura y la mano del menor fue a parar en la mejilla del contrario, acariciando levemente el hoyuelo que se formaba en ella.
— Eres un tonto, Lee Jooheon. —susurró.
— Un tonto muy feliz.
Entonces se besaron, ya no entre cartas y luces, sino entre amor y una nueva complicidad de saber que su amor era más fuerte que en el año anterior y que aquella unión seguiría fortaleciéndose con el pasar del tiempo.
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Muchas gracias por haberme acompañado en esta corta historia especial.
Espero que todos tengan un feliz año nuevo lleno de mucho amor y prosperidad.
