9 PM

443 97 8
                                    

Llegó puntual a su siguiente destino, trató de borrar todo rastro de dolor y tristeza de su cara para fingir una brillante sonrisa frente a sus suegros quienes lo recibieron con mucho amor, y frente a Jooheon, que aunque no lo recibió con tanto amor, pareció alegre de verlo. O quizá solo se alegró de saber que por fin su celular volvería a sus manos porque fue la primera cosa que le pidió después de saludarlo.

Claramente él había sido más inteligente al borrar la conversación con antelación para no dejar evidencias, pero eso no lo hizo sentir mejor.

Cuando el reloj marcaba pasadas las 10 PM y la cena familiar estaba en su mayor apogeo, decidió excusarse alegando que tenía que ir al baño, sin embargo lo que realmente hizo fue salir disimuladamente de la casa rumbo al buzón para encontrar la siguiente carta y volver a la mesa para seguir revolviendo su cena intentando no comer de más.

Nadie pareció notar nada, así que intentó mantenerse tranquilo pero el verdadero problema era pasar por alto las muchas veces que Jooheon miraba el celular con una sonrisa incluso cuando la cena no había terminado.

Dolía mucho verlo sonreír de esa manera sabiendo que había un chat en ese celular que se encargaba de decirle cosas muy lindas.

La cena acabó y cada uno siguió la noche en medio de alguna platica, bebiendo un par de tragos o simplemente divirtiéndose de la manera que querían, pero sus ojos no se despegaban de Jooheon, quien seguía muy entretenido en el celular, casi ignorando su presencia. Pero la parte que realmente lo alertó, fue cuando vio a través de una ventana que su novio salió rumbo al buzón, como si estuviera buscando la misma cosa que él guardaba en el bolsillo de su abrigo.

Se alarmó un poco al saber que Jooheon probablemente se enteraría que él ya sabía todo, pero realmente se quedó sorprendido cuando el mayor volvió a entrar en la casa con toda la tranquilidad del mundo despues de haber hecho una llamada.

— Hay muy pocas botellas, creo que traeré más. —dijo para los presentes.

Todos estuvieron de acuerdo en su decisión, sin embargo él sabía algo que él resto no, así que sé fue directamente al baño para leer la siguiente carta.

“Me encanta que seas rebelde aún cuando sabes que todo puede arruinarse...

Ya que encontraste esta carta, ve adentro y dales una excusa a todas esas personas.

Ve a la tienda de conveniencia más cercana a tu ubicación y compra champagne para que celebremos juntos.

Se viene la mejor parte de todo:
El tiempo juntos.

Psdt: Muero de ansias por estar a solas contigo y que iniciemos un nuevo año de la mejor forma que se puede”

No, no si él no lo permitía.

No, no si él no lo permitía

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Letters & Lights Donde viven las historias. Descúbrelo ahora