12:00 AM

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Sus sollozos eran el unico sonido que había en aquel lugar, ni siquiera eran demasiado fuertes pero no había nada más que opacara el triste sonido de su llanto. Eran sollozos cansados, de alguien que siente que no puede soportar mucho tiempo más el dolor en el pecho antes de colapsar.

— Changkyun, deja de llorar. —pidió el mayor pasando una de sus manos por el cabello bastante arreglado del pequeño.

Él no estaba correspondiendo al abrazo de Jooheon, sin embargo su cara estaba hundida en el pecho contrario buscando un refugio que no parecía encontrar en ningun sitio, empapando de lágrimas la ropa que el mayor portaba, esa misma que habían elegido juntos.

— Dame un motivo para hacerlo. —respondió con la voz ronca, recordando que cada vez que uno le ordenaba algo al otro, respondían de esa manera en forma de broma.

Él no lo vio, pero Jooheon sonrió al escucharlo.

— Te ves feo cuando lloras. —argumentó.

— ¿Qué más da? No me importa eso ahora. —sollozó— es decir... ¿A quien le importa?

En ese momento los brazos de Jooheon afloraron su agarre dejando que una leve corriente de aire frío se cruzara entre ambos, como si quisiera hacerle notar que había una distancia entre ellos que seguía creciendo con el pasar del tiempo.

— Yo creo que te ves perfecto, pero sin llorar. —susurró Jooheon dando un paso atrás y dejándolo totalmente libre.

El menor sonrió con tristeza y negó.

— ¿Sabes Jooheon? No lo entiendo. —limpió las lágrimas de sus mejillas— desde que desperté solo esta mañana, me sentí extraño. Haz estado distraído por días pero aún así hice todo lo que pude para verme bien para ti esta noche pensando en que sería hermosa... Yo fui a la peluquería a cambiar de look, compré ropa nueva, incluso tengo un piercing... —soltó una risita triste— todo con la esperanza de que cuando nos viéramos esta noche, me dijeras que yo estaba bien para ti y disiparas de mi mente todo pensamiento malo. Pero no... Ni siquiera me has visto bien, no hubo nada de tu parte y a pesar de no haberme visto en todo el día, te escapas de la cena familiar apenas un par de horas después para venir aquí y reunirte con sabrá Dios quien... —suspiró profundamente— por favor dime la verdad.

Jooheon se quedó viendo el suelo por varios segundos, quizá analizando aquellas palabras rotas que había escuchado pero luego miró su reloj de pulsera y suspiró.

— Está a punto de comenzar un nuevo año y sé que quizá no estaba en tus planes iniciarlo de esta manera pero... —volvió a suspirar— si quieres saber la verdad te la diré... —Changkyun frunció el ceño al ver como Jooheon se arrodillaba frente a él y besaba sus manos, entonces la primera campanada se escuchó a lo lejos— tienes razón, he estado muy pensativo en estos días y no te he prestado la suficiente atención... —segunda campanada— tienes razón, despertaste solo esta mañana. Tuve que irme. —tercera campanada— tienes razón, no te he dicho lo bien que te ves ahora. Pero en serio luces genial. —cuarta campanada— Me gustó mucho tu piercing... —sonrió mientras se escuchaba la quinta campanada— perdóname por hacerte llorar, mi corazón está roto por verte así. —sexta campanada— tienes razón, hay alguien más aquí. No estamos solos. —el ceño de Changkyun se frunció y su corazón se rompió un poquito más mientras escuchaba la séptima campanada— Eres lo mejor que me ha pasado en la vida. Te lo juro.

El menor no supo como reaccionar ante la contradicción de sus palabras, sin embargo dejó de contar las campanadas mentalmente cuando las luces se encendieron y el grito de un enorme grupo de personas lo asustó. Sólo entonces se dio cuenta de muchas cosas, por ejemplo que su familia estaba ahí, también la familia de Jooheon e incluso las personas que le habían entregado las cartas, pero lo que más le impactó fue ver la decoración del lugar y notar una enorme foto de ambos en la pared justo detrás donde Jooheon estaba, junto a un enorme letrero que su pareja se encargó de leer en voz alta.

— Cásate conmigo, Changkyun. —pidió extendiendo hacia él una lujosa cajita con un brillante anillo dentro— Por favor dame la oportunidad de iniciar este año de la mejor forma que se puede. Quiero que dejes de ser mi novio y te conviertas oficialmente en mi prometido.

El reloj marcó las 12:00 en el momento en el que Changkyun rompió en llanto y cayó de rodillas frente a Jooheon para abrazarlo como si su vida dependiera de ello, mientras asentía.

— Eres un idiota, Jooheon... —regañó entre el llanto mientras lo seguía abrazando y besando con la misma emoción que sentía, sacando una sonrisa a más de uno de los presentes, incluso al mismo chico que estaba siendo ofendido— un idiota muy lindo...

Entonces la algarabía marcó la fecha para ellos y el festejo apenas iniciaba.

Así fue como después de un amargo
día entre luces y cartas, el sueño de Changkyun se volvió realidad justo al cambiar de año.

Era un nuevo día.
Un nuevo año.
Una nueva década.
Una nueva vida... Pero juntos.
Como debía ser.

Como debía ser

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