7 PM

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Seguía encerrado en el auto a pesar de que el reloj marcara que se estaba retrasando en la hora.

Su madre lo había llamado, su suegra lo había llamado e incluso aquel número extraño lo había llamado, pero no quería hablar con nadie... Nadie, excepto Jooheon. Pero al no estar él, todo lo que quería era llorar o comer, o llorar mientras comía o beber hasta dormir.

Apartó su frente del volante y levantó su cabeza solo cuando escuchó su celular timbrar de nuevo. Esta vez le prestó atención al ver que nuevamente era su suegra. No quería hablar con ella pero sabía que Jooheon no tenía su celular y que aquella podría ser la única solución para calmar su ansiedad.

— ¿Hola? —contestó.

— Changkyun... Que susto... —susurró Jooheon del otro lado de la línea— ¿donde estas? Mi madre ha estado preguntando por ti, recuerda que acordamos pasar la noche con ella porque pasamos la navidad en casa de tu madre. Te está esperando.

Guardó silencio porque no tenía idea de dónde estaba Jooheon y mentirle podría levantar sospechas.

— Estoy en el centro comercial. —informó diciendo parte de la verdad— Necesitaba ropa para esta noche.

— ¿Por qué? —preguntó un Jooheon dudoso— compramos nuestra ropa hace apenas una semana...

Suspiró con molestia.

— La otra no me queda bien para esta noche. —mintió— quizá engordé o algo...

Su decepción era enorme, pero una mínima risita de parte de Jooheon seguía teniendo el mismo efecto analgésico sobre su corazón a tal punto de que su corazón dolió un poco menos despues de escucharlo.

— ¿Qué dices? —volvió a soltar otra risita— Aún así espero que la ropa que elijas te guste mucho, no quiero que tengas un mal recuerdo al ver las fotografías...

Sonrió de forma agridulce al escuchar el comentario.

— Yo tampoco... —susurró.

— No tardes, nos reunimos a las 9 pm. Ni un minuto más. —ordenó para finalmente cortar la llamada.

Sentía que no era justo el suspenso de toda la situación. Amaba a Jooheon con todo su corazón, es por eso que debía esclarecer todo y asegurarse de que todo lo que ocurría era solo un malentendido.

Sé bajó del auto y corrió a la tienda notando que la temperatura estaba descendiendo a medida que el día avanzaba, entonces cuando ingresó se dio cuenta de que él era la única persona en el lugar aparte del personal.

— Hola... —saludó un poco avergonzado al ver las miradas de todos sobre él— yo venía... ¿Ya cerraron?

Las jóvenes se miraron entre sí con complicidad.

— ¿Es él? —le preguntó una a la otra que asintió en respuesta— ¿Eres tú? Dime tu nombre.

Se sorprendió de aquella pregunta directa, sin embargo recordó lo que se le había dicho y no dudó en responder.

— Lee Jooheon... —confirmó el pensamiento de las jóvenes quienes no tardaron dirigirlo a un lugar aparte y mostrarle al menos cinco outfits bastante hermosos, caros y elegantes que sin duda lo enamorarían de no ser que estuviera ahí por los motivos que estaba— ¿Puedo... —llamó la atención de las chicas— ¿Puedo tener la carta antes de probarme la ropa?

Una de las chicas se encogió de hombros y le entregó la carta mientras disponían lo necesario para que él eligiera su vestimenta de esa noche, pero claro, a él le urgía más leer lo que decía el papel.

“Con la ropa y el maquillaje seguro resaltarás al lado de quien sea, pero lastimosamente recuerdo que me comentaste que debías estar en la cena familiar a las 9 pm...

Realmente es una lastima no poderte tenerte solo para mí esta noche y poder hacer contigo todo lo que tengo en mente.

Aún así no hice todo esto para rendirme y ya que nos estamos poniendo rebeldes... He dejado la siguiente carta en el buzón de la casa donde vas a estar.

Espero que no tengas inconvenientes...

Psdt: Sé rebelde conmigo.
Nadie se dará cuenta, o eso espero.”

Changkyun sonrió con sarcasmo mientras miraba los outfits y pensaba en la sorpresa que se llevaría la persona cuando se diera cuenta que Jooheon nunca había llegado a leer las cartas.

Changkyun sonrió con sarcasmo mientras miraba los outfits y pensaba en la sorpresa que se llevaría la persona cuando se diera cuenta que Jooheon nunca había llegado a leer las cartas

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