Capítulo 2

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Tina suspiró por decimotercera vez en un lapso de cinco minutos.

Su cabello corto, que por lo regular procuraba mantenerlo bien peinado, estaba en todas direcciones. Tenia unas grandes ojeras debajo de sus ojos color avellana y sentía una leve molestia en las sienes, indicando que pronto le dolería la cabeza.

Si se quedaba mirando esos recibos por unos segundos más estaba segura que tendría un ataque nervioso, por lo que sin ninguna gracia aparente se levantó de la silla que había ocupado todo este tiempo en la mesa del comedor y se estiró hasta escuchar su espalda hacer un placentero "pop".

Se restregó las manos fuertemente en la cara, y trató de sonreír un poco, Queenie decía que al mal tiempo buena cara... y Tina creía que en estos momentos el dicho favorito de su hermana aplicaba perfectamente para ella.

Necesitaba distraerse con algo, cualquier cosa. Bueno no cualquier cosa, todavía no tenía ganas de desempacar sus cosas, y no tenía la mente lo suficientemente centrada como para leer, por lo que decidió que un pequeño paseo le haría bien.

Tomó su bolsa, que estaba tirada sobre uno de los sofás de la sala, sus llaves y teléfono y dando un portazo salió a la calle.

Estaban a mediados de otoño, por lo que el clima era lo suficientemente fresco, y los rayos del sol no estaban tan fuertes, por lo que se convenció de que era un clima perfecto para salir a dar un paseo.

Llevaba un par de minutos cuando sacó sus audífonos y comenzó a escuchar música, eso sí procurando tenerlos en un volumen en el que pudiese escuchar lo que sucedía a su alrededor.

Caminó por un par de minutos más, adentrándose en calles con las cuales aun no era muy familiar, perdida en sus pensamientos y en su música.

De un momento a otro encontró un pequeño parque, apenas y tenía un par de juegos: una resbaladilla a su derecha, un par de columpios en el centro y uno de esos juegos en donde puedes girar hasta marearte. No tenia la gran cosa, pero a esa hora, con el sol apenas metiéndose, y muchas hojas secas desperdigadas por doquier Tina sintió un gran alivio y algo de nostalgia, por lo que aprovechando uno de los cuantos bancos del parque se dispuso a pasar un par de minutos ahí, sin hacer nada, solo estar sentada y darle rienda suelta a sus pensamientos.

Lo que le preocupaba en estos momentos eran tantas facturas por pagar; la luz, el agua, por no hablar de la comida ni del precio de los libros que necesitaría cuando comenzaran las clases.

Se desesperaba completamente pues aún no había conseguido ningún trabajo, y las facturas no dejaban de llegar. No podía aprovecharse tanto de su hermana menor, y eso que ella se mataba trabajando para una pequeña boutique en el centro de la ciudad, y la paga no era tan mala pero tampoco excesivamente buena.

Lo que necesitaba era un trabajo, y ya. Pero por alguna razón parecía que cada vez que se abría una oferta buena esta era tomada por alguien que llegó justo después que Tina.

Ya se estaba poniendo el sol, y no confiaba mucho en su sentido de la orientación durante la noche aun, por lo que levantándose con cierta pesadez del banco se dispuso a volver al pequeño departamento que compartía con su hermana.

Iba prestando atención a sus pies, disfrutando la sensación de pisar hojas secas, cuando sin previo aviso se chocó contra algo. Tina iba a levantar la vista cuando un libro cayó al suelo justo entre sus pies, lo tomó torpemente y permaneciendo con el por unos segundos mas de los necesarios antes de darlo a la persona con la que había chocado, medio murmuró gritó: Que idiota he sido.

Y comenzó a correr como si su vida dependiera de ello.

Dejando tras de sí a un chico muy alto, de tez ligeramente bronceada y con una melena de risos castaños bastante despeinados desconcertado.

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Hola, soy Gryff. 

Les deseo un muy buen inicio de año nuevo, que se la pasen muy bien y que su año 2019 termine de la mejor forma posible. Así como también para recordarles que los comentarios, y cualquier crítica constructiva, es bienvenida. 

¡¡Por cierto!!, las adorables ilustraciones son de mi amiga Rave. 


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