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—Buenos días. —El joven de cabellos marrones entraba a la recamara de su amada, observando que ella aun permanecía plácidamente dormida. En la mesa de noche se encontraba un pequeño libro, que al parecer es su agenda de todas las cosas que tenía que hacer durante el día. Se sentó en la cama, obviamente a un lado para no despertarla y admirar como descansa.
Sabia perfectamente que su pareja es alguien extraordinaria. Su personalidad es muy dulce como la miel y tan cálido como una fogata en el crudo invierno. Añadiendo que desde joven estuvo en New Orleans y hasta ahora ella a compartido su vida con él, siendo ahora independiente y alejada de sus padres.
—¿Hum? —La chica abrió sus ojos por la luz del sol que caía en la ventana, girando su cuerpo y notando la presencia del locutor. —¿Alastor?
—Sigue descansando querida, te lo mereces —con dulces palabras, besó la frente de su pareja, mirando como ella se sonrojaba por ese gesto.
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Un día soleado y todo despejado para despertar con energía y con mucho positivismo. O eso es lo quería ___, ya que sufrió nuevamente esa pesadilla y no pudo conciliar el sueño de 4 am a 7 am; contando que detesta la luz solar.
—Vaya día —suspiró profundamente, recién levantándose y viendo la hora en su teléfono. —Casi mediodía. —Se tiró a la cama, sobándose la sien y analizando lo que soñó hoy. Como la vez anterior, ese sueño también era sumamente diferente y tampoco sabia lo que significaba. Bajó rápidamente para tomarse una ducha, al menos para relajarse un poco.
¿Aquella voz acaso ya lo conocía? No lo recordaba claramente. Pero de cierta forma se sintió relajada ante tanta atrocidad que soñó. No recuerda que más pasó al pasar la misteriosa puerta. ¿Por qué esa voz le habrá ayudado? ¿Qué significa todos esos ojos mirándola y las voces juzgándola? Si ya sufría de tripofobia al ver muchos círculos juntos. tampoco ignorada el hecho que le horrorizaba ver muchos ojos juntos.
—Que espantoso —pensó, apoyando su espalda de la ducha y sintiendo como el agua caía. —¿Por qué todo esto me sucede?
Ya después de unos minutos, ya más calmada y fresca, fue directamente donde su madre. Ella se hallaba en la sala, viendo al respecto del negocio de electrodomésticos a través de su laptop. Percatándose la figura de su hija entrando al lugar, fijó su mirada en ___ y sonrió.
—Buenas tardes. —La mayor abrazó a su hija, notando que su cabello esta mojado. —¿Cómo te sientes?
—Fatiga aunque me acabo de despertar —respondió con sinceridad, sentándose al lado de su mamá. —Perdón por levantarme tan tarde. —Se separaron del abrazo y comenzaron a hablar.
—No te preocupes por ello. Estuviste despierta en la madrugada, ¿cierto? —Preguntó, asintiendo la menor. —Pasé por tu habitación y habías dejado la puerta semiabierta. Cuando iba a cerrarla, vi que estabas moviéndote mucho, como si estuvieras en una pesadilla. Tanto tu padre y yo oramos para que no tuvieras más de esas pesadillas. Por eso dejé que durmieras más horas de lo normal.
