Epílogo.

487 34 29
                                    


Marzo 14...

Son las tres de la mañana y siento un dolor horrible, despierto a Shaoran, creo que hasta me he hecho de la pis, el dolor es más seguido no lo aguanto, grito a más no poder, me duele y quiero que Shaoran se dé cuenta de eso, ¡no se apura! Me toma de la mano y me pide que me tranquilice, que respire, se escucha muy sencillo, pero no lo es.

Camino con dificultad al auto, aún con el dolor le digo a Shaoran lo que tiene que llevar, está tan nervioso que hasta la ropa del bebé está olvidando, Wei le quita las llaves del auto y nos lleva a ambos al hospital, no entiendo por qué tanto dolor, se supone que sale un bebe, no debería de doler, Tomoyo no me dijo que doliera, le tengo que reclamar.

Apenas llegamos, me pasan a la sala de partos, aún me falta unos centímetros para dilatarme, por lo que me dejan acostada con el dolor al máximo, no aguanto, presiono la mano de Shaoran, solo quiero que lo saquen, grito cientos de improperios, me importa un comino que las enfermeras estén escuchando.

Las horas van pasando, al fin deciden que es momento de que dé a luz, sigo cada una de las indicaciones del médico, hasta que el llanto de mi pequeña se escucha en el lugar, al fin ha nacido, esto ha sido realmente cansado, le piden a Shaoran que se retire, prácticamente lo sacan, mientras que a mí me pasan a una habitación y a la pequeña la llevan a revisión.

Estoy exhausta, quisiera dormir veinticuatro horas seguidas, apenas se van las enfermeras, cierro los ojos para poder descansar, aunque sé que no será por mucho tiempo, en cualquier momento me traerán a mi bebé, a pesar del dolor, quiero tenerla en mis brazos.

–¿Cómo está la mamá más hermosa del mundo? –escucho de repente–

–Cansada, Tomoyo nunca me advirtió que esto cansa –involuntariamente suelto un bostezo–

–Lo hiciste estupendo –sentir sus labios sobre los míos es una deliciosa recompensa, sin embargo, un llanto reclama atención–

Nos apartamos para ver que la enfermera trae a la pequeña en brazos, me la acerca y me explica que le debo de dar de comer, esperé meses para tenerla de esta manera, tan chiquita y ya demanda toda la atención, en cuanto termina de comer, la misma enfermera me explica cómo debo de hacer para que la niña repita, me la quita de los brazos para acostarla en su cuna.

Shaoran mira a la bebé, se ve completamente embelesado con ella, es lo más tierno que he visto hasta ahora, sé que él será un excelente papá, me lo ha demostrado en estos meses de locura, si de por sí lo volvía loco, con las hormonas disparadas creo que lo volví mucho más.

–Aún no hemos decidido cómo llamarla... quiero que tenga un nombre chino, ¿cómo se dice flor de loto en chino?

–Flor de loto como tal, no suena bonito, pero solo loto, se dice Lian –dice sin apartar la mirada de la bebé–

–Lian Li, me gusta cómo suena...

–¿Y si le ponemos también el nombre de tu mamá? Podría llamarse Lian Nadeshiko Li –explica–

–Mejor dejamos el nombre de mamá para nuestra segunda pequeña –lo miro traviesa, habrá sido un dolor enorme dar a luz, pero lo haría las veces necesarias, ver a nuestra bebé con nosotros es la perfección absoluta, además que es muy placentero mandar las cartas a la cigüeña para tener otro bebé–

–¿Y si decide ser varón?...

–Shaoran, lo intentaremos las veces necesarias hasta que tengamos otra niña que se llame Nadeshiko –digo con total seriedad–

–Te amo, y te amaré toda mi vida –sella sus palabras con un beso que no me tardo en corresponder–

–También te amo, tardé en entenderlo, pero te amo y no sabes lo feliz que me haces cada día.

Secretos del cerezo.Where stories live. Discover now