Ella.

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Me sentí observada.

Así comenzó todo, yo estaba sentada en el escritorio de mi centro de trabajo haciendo un bosquejo en una hoja de papel, cuando tuve la sensación que un par de ojos se habían posado en mí.

No estaba segura si era así o era solo mi imaginación pero mi curiosidad me pudo más y levanté la mirada justo a tiempo cuando ella la retiró.

Sonreí.

No me había equivocado, aquella chava sentada a una mediana distancia en su escritorio me estaba mirando, no despegué mis ojos esperando que quizá ceda ante mi insistencia y en un acuerdo silencioso acepte que ella comenzó todo esto.

Pero no sucedió.

Derrotada regresé a mis labores pero esta vez era diferente, en solo 0.5 segundos esa extraña había cautivado mi atención y ahora lo que estaba dibujando en ese papel ya no era el objetivo de mi concentración.

Me siento un poco tonta por la forma cómo mi corazón latió más rápido al percatarme de su existencia porque quizá ella estaba mirando a alguien detrás mío, porque de repente estaba solo perdida en sus pensamientos, quién sabe si hasta es casada, tiene 3 hijos y un perro llamado Bob.

Pero aquí sigo, emocionada por la extraña que según yo me miraba a mí.

Ahora que lo pienso bien no la había visto antes, debe ser nueva por aquí, sin poder evitarlo vuelvo a mirarla pero sigue ocupada en lo que sea que esté escribiendo en su computadora, luce seria incluso algo molesta diría yo.

Por algún extraño motivo siento un impulso mezclado con ansiedad por conocerla, por hablar con ella de lo que sea, no está muy cerca a mí pero puedo apreciar su piel blanca y su cabello castaño, un calor en mi pecho potente como una caldera empezando a quemar se extiende hacia todas las partes de mi cuerpo.

Y a este punto ya no me siento tonta sino estúpida.

¡Ni siquiera la conozco!

Mi jefa se acerca a mí y me interrumpe, no recuerdo qué me dijo pero cuando levanto la mirada ella ya no estaba.

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Es el día siguiente y casi llego tarde a la oficina, tuve que tomar un taxi para llegar a tiempo, son muy estrictos con el horario y eso me pone los pelos de punta.

Ingreso apurada y ella está allí sentada, su escritorio está cerca a la entrada y no puedo evitar mirarla, levanta su mirada y pierdo el aliento al ver sus ojos, son demasiado hermosos.

No me dice nada, baja la mirada y vuelve su atención a su laptop.

Respiro hondo, paso de largo y ya muy tarde me arrepiento de no haberla saludado, ahora solo sonaría incómodo.

Me siento en mi escritorio donde a la distancia puedo verla, ella sigue concentrada en lo suyo. Hoy hay más movimiento en la oficina veo a gente desplazarse por todos lados y es casi un caos.

Pero ella no, ella es calma, ella es paz.

Hoy viste una polera negra y Dios...acaba de ponerse unos lentes con marco color negro.

¡Se puso lentes!

¿Acaso no sabe que las chicas que usan lentes son mi debilidad?

Pues claro que no lo sabe Juliana, hasta el momento para ella debes ser la chica rara que la mira todo el tiempo.

Bueno si somos justos en mi defensa ella inició esto.

Mi jefa me vuelve a interrumpir para decirme que tengo que presentar un informe, tengo plazo hasta el fin de semana a lo cual yo rodo los ojos, le recuerdo que faltan dos días y ella me dice que no me preocupe que mañana tendré ayuda.

Café con Leche Donde viven las historias. Descúbrelo ahora