Tercera carta.

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               Querida Delfina:

Hoy escuché gritos detrás de mi ventana. La abrí. Tú estábas ahí, discutiendo con el chico al que abrazaste y besaste en la escuela. Los miré con atención. Él te gritaba demasiado fuerte. Tú le diste una avofetada en la mejilla, él te la devolvió sólo qué, más fuerte. Silencio, hubo silencio, demasiado silencio. Sentía que toda la jodida rabia invadía mi cuerpo. Estába enojado. Estába a punto de salir a golpear a ese chico, pero pude escuchar como tú te alejabas.

Cartas a Delfina.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora