Capítulo 10

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POV YEJI

Eran casi las doce y media de la noche. Nos habíamos pasado con los juegos de mesa casi toda la tarde, luego bebimos un par de cervezas, obviamente solo los mayores de edad (lo siento Yuna), y terminamos completamente rendidos.

Hacia mucho que no me sentía feliz, feliz de verdad. Desde que me alejé de mi familia siempre he sentido que hay un hueco vacío en mi interior que nada lo llegaría nunca, solo mi familia, y es así. Pero hoy ha sido el día que más cerca he estado de sentirme bien, y eso que no hemos hecho nada del otro mundo. Supongo que da igual dónde estés o qué estes haciendo, lo que importa es la compañía, y la mía era exquisita. Gracias a las chicas, a nuestro manager, al equipo que viajaba con nosotras que para mí ya era parte de mi familia, gracias a todas estas personas yo me siento cómoda a día de hoy, y es lo que más se me asemeja a hogar en estos momentos.

Todos optaron por ir a descansar. Cada uno fue a su cubículo para dormir, que esto, para una siesta está bien, pero para dormir toda la noche era horrible para la espalda. Me metí a la cama y cerré la cortina, encendí mi lamparita del móvil agarrando mi libro y me puse a leer.

Tras 10 minutos despierta escuché pasos, seguidos de una vocecita que me hizo reír en voz baja.

-Knock knock -imitó el sonido de la puerta. Reí. Era Lia.

-Adelante -dije y escuché su risa. Ella abrió la cortina y se metió dentro de mi cama. Con su brazo izquierdo volvió a cerrarla.

-No quería molestar, es que no podía dormir y he visto tu luz encendida -dijo susurrando.

-No molestas, ya te lo dije.

-Vale -sonrió y me miró, noté su mirada y giré mi rostro hasta ella.

-¿Estas nerviosa por los premios de mañana? -pregunté.

-La verdad es que un poquito... Espero que nos salga bien la actuación -dijo con un poco de inseguridad.

-Nos saldrá genial, Lia -dije.

-¿Tu crees? -asentí.

-Lo prometo -ella sonrió-. ¿Quieres que durmamos?

-Oh, sí, claro -dijo ella un tanto confusa y corrió un par de centímetros la cortina hasta que sujeté su brazo.

-¿A dónde vas? -pregunté sin entender.

-A mi cama.

-¿No vas a dormir aquí? -noté como tragaba saliva.

-Oh claro, pensé que... Tu no querías.. Yo... -dijo nerviosa. Me dio mucha ternura.

-Tranquila. Quiero que te quedes -sonreí-. Ven aquí -extendí mis brazos y ella se abrazó a mí, colocando su cabeza en mi pecho y enredando sus piernas con las mías.

Espero que no estuviera prestando mucha atención, porque mi corazón empezó a latir como una bestia en el momento que ella se acercó a mí. Finalizamos la noche en esa posición, ella durmiendo sobre mí y yo más feliz que una perdiz. A la mañana siguiente me desperté por culpa del sol que iluminaba todo el bus, pero me fijé en un pequeño detalle. Lia se había girado dándome la espalda y yo estaba abrazándola por detrás, llámalo cuddling, llámalo cucharita, llámalo X. No pude evitar sonreír.

Quería salir para asearme y lavarme los dientes pero no quería despertarla, y para salir de ahí debía hacerlo así que me limité a quedarme en el sitio donde estaba y leer mi libro hasta que se despertase.

La verdad es que me hacía tan feliz tenerla a mi lado, el hecho de abrazarla me ponía contenta. El efecto que tiene Lia en mí es sobrenatural, y se podría decir que es mi mayor debilidad. No sé que haría sin ese pequeño terremoto.

Tour Bus | YejisuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora