[♡] Capítulo Diecinueve.

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Dormir con Hyunjin, explicado desde el punto de vista de Jeongin; era magnífico.

Era un embrollo de sensaciones relacionadas con la felicidad, todas tenían esa terminación en común.

Brazos fuertes rodeando su cuerpo.

Pecho reconfortante que abrigaba su cabeza con posesión.

Manos que acunaban sus muslos y yemas que acarician con lentitud su piel y le hacen dormir cómodamente, como si flotara en nubes esponjosas.

Había cumplido lo que el día anterior dijo, se marcho muy temprano por la mañana mientras Jeongin aún dormitaba en su cama. Había preparado un desayuno práctico de huevos, tocino y pan tostado y lo coloco sobre la mesa, así, cuando Jeongin despertara, lo vería y comería una vez leyese la nota que dejo.

—Mamá, he venido por unas cosas —contesta cuando es seguido hasta su habitación por ella.

—¿Tan temprano? ¿Es importante? —cuestiona sorprendida tomando asiento en la cama de Hyunjin y viéndole husmear entre sus cosas.

—Sí, esta noche tengo una cita con Jeongin y quiero mostrarle algo.

—¿Una cita? ¿Qué lugar escogiste para llevarle esta vez?

—Bueno, sabes que desde niño me gustó la feria, y está por comenzar, así que simplemente le sugerí que fuéramos y aceptó, da la casualidad que a él también le gusta —su búsqueda no termina mientras habla, hasta que por fin da con la caja metálica. —Tenía miedo de decírselo al inicio, pensé que era un poco infantil, pero resultó que es otra de las cosas que tenemos en común.

Su madre le sonríe con dulzura desde su lugar y ve a Hyunjin mirar intensamente la caja mientras camina hasta ella y toma asiento a su lado.

—Hyunjin —le llama con tono maternal.

—¿Sí? —cuestiona apartando su mirada del objeto entre sus manos.

—Deja de ser tan inseguro, ¿de acuerdo? Debes prometerme, pero más importante, prometerte a ti mismo, que tendrás la confianza para hablar y actuar, Jeongin te aceptará como sea, pero lo digo por ti, debes comenzar a ser seguro de lo que harás sin temor a que pensarán —aconseja acunando la mejilla del alfa en su mano. —Tú padre y yo nos equivocamos contigo, lo sabemos y nunca podremos sentirnos sin culpa, pero... Estaremos aquí para aconsejarte en todo lo que te haga sentir inseguro, ¿sí? Solo ven a casa, háblanos, y haremos lo mejor.

Hyunjin creció feliz, dentro de lo que cabe. Tuvo amigos, como enemigos. Ser un alfa de raza pura era digno de envidia por los alfas de más baja categoría que él y por ende tuvo constantes peleas a lo largo de su vida como estudiante. Sus padres eran estrictos mediante su crecer, reprobatorios a comportamientos salvajes y debido a sus constantes peleas, era reprimido con mano dura.

Hyunjin era querido por sus padres, claro que lo era. Sin embargo, no deseaban que su hijo creciera como cualquier alfa de raza pura; con un negocio de drogas o en el mundo de las luchas donde los luchadores eran día a día asesinados por envidia.

—Gracias, mamá —sonríe incluso sin haber prestado total atención a lo que había dicho. —Sé que cuento con ustedes para lo que sea.

—¿Qué debes hacer después de esto?

—Eh, comprar la despensa de casa, después de la cita nos haré la cena —se encoge de hombros poniéndose de pie. —Sabes que nunca me gustó comer fuera, es preferible para mí hacer mis propios alimentos, aunque hago mis excepciones.

Ella lo sabía. Claro que sí. Ella misma había enseñado lo que podía a su hijo acerca del arte culinario. Y, contrario a lo que esperaban, fue Hyunjin él interesado desde un inicio, en su cabeza nunca se le pasó enseñar a cocinar a su hijo por muy obvias razones.

—¿Qué planeas preparar para tú omega? —pregunta curiosa.

—Un corte de carne, ¿recuerdas? Me enseñaste a prepararlo cuando tenía quince años —sonríe nostálgico, su adolescencia era un tema de merecer nostalgia. —Solo he cocinado dos veces para él, y me gustaría esforzarme un poco más esta vez.

—Oh, a él le encantará si lo haces tan bien como la última vez que lo hiciste, solo recuerda; el toque de pimienta, la última vez no lo usaste —le señala fingiendo reprimirlo por su error.

—A su orden, General —y adoptando la posición de un soldado, recto y con su mano en su frente, la hace reír.



***



Faltaban exactamente 40 minutos para que Hyunjin pasase por él y únicamente se había duchado.

Estaba sentado en su cama con una toalla enrollada en su torso, justo debajo de sus axilas. Veía su ropero fijamente esperando que el Señor Tumnus de Narnia saliese de ahí y le ayudase a escoger su vestimenta de hoy como había ayudado a Lucy contra la Bruja Blanca.

Un pensamiento un poco infantil, pero no podía evitar estar enamorado de dicha novela tras leerse los 7 libros —que descansaban en su librero— en un mes.

Sacudió su cabeza y volvió a su misión inicial; vestirse adecuadamente.

Decidió irse por lo sencillo pero con lo que se sentía cómodo, seguro.

Cogió su pantalón negro, camisa azul marino y tenis y se vistió rápidamente. Si, era evidente que aquel conjunto le restaba años y lograba verse más juvenil, tal vez era esa la razón de su gusto de dichas prendas y calzado.

Se coloco sus soquetes y maniobra de manera ágil sus dedos para abrochar sus agujetas. El último paso fue colocarse su tan afamada loción por sus compañeros doctores y enfermeras, alegaban que su dulce aroma era un buen contraste de aromas que hacían sus pestañas aletear. Sin llegar a ser empalagoso o molesto, así describían a la costosa loción que su madre le había regalado hacía ya un año. Sin embargo, su aroma natural era mucho mejor que el perfume y Jeongin lo sabía.

"Cuando algo es verdad, no es ser egocéntrico al presumir, es saber que uno mismo tiene algo destacable" decía Jeongin a las personas cuando estas le llamaban egocéntrico al, con una sonrisa un tanto altanera, decir: "gracias, pero lo sé" cuando era halagado.

Sacudiendo un poco su cabello, espero nervioso sentado en su sofá hasta la llegada de Hyunjin.

Estaba efusivo por esta noche. No era de extrañarse, era su primer cita fuera, sus manos entrelazadas frente a la gente y amándose no solamente entre cuatro paredes. No era que para él fuese malo ester dentro de casa, claro que no, lo amaba, pero estaba fascinado de mostrarle a la ciudad quien había sido el afortunado de tener un alfa como Hwang Hyunjin.

Conocía la reputación sexual de Hyunjin; torpe, un poco lento, pero deseado. Cada oficial y agente solían ser muy conocidos por la prensa al hacer actos heroicos cazando criminales. Hyunjin y su compañero eran de ellos y no era una sorpresa saber que las entrevistadoras aleteaban coquetas sus pestañas al hacer sus preguntas intentado captar la atención de raza pura.

Jeongin empezaba a agradecer lo distraído que Hyunjin podía llegar a ser, gracias a ello no había notado esas miradas, acto que conlleva rumores escritos por las mismas mujeres resentidas ante la indiferencia del hombre. Que si era estéril, poco hombre, que si tenía disfunción eréctil y por eso evitaba a todo ser humano.

No, era más que eso.

Jeongin lo sabía.

Él era... Romántico.

Simplemente deseaba tener cada primera vez con alguien especial.

Con su omega.

Y para su suerte, él lo era, él era su omega y sus primeras veces en el terreno amoroso.

Su teléfono vibra.

Era un mensaje de Hyunjin.

"Estoy cerca de tú casa, ¿ya estas listo?"

"Sí, estoy esperándote"

"Llego en cinco"

Solo esperaba que nada arruinara la cita, porqué como se llamaba Yang Jeongin se cortaba las bolas.







so baby tell me yes (and i'll give you everything) ♡ hyuninDonde viven las historias. Descúbrelo ahora