Upper West Side (Catradora Au)

Capítulo 6

Tal vez tomes el camino largo a casa.

(Carly Rae Jepsen - Let's Get Lost)

Siempre se sorprendía Adora de lo tranquila, de lo inquietante y pacífica que podía ser la ciudad de Luna Brillante a estas horas de la noche. En el lado oeste de la ciudad, corrigió su observación mientras cerraba con llave las puertas de la sala del edificio. El centro de Luna Brillante era una historia por sí sola, llena del sustento de los ciudadanos de la ciudad, sus sueños, la sangre de la ciudad y el epicentro de la ciudad, el corazón palpitante y estallante. Todas las mejores características de Luna Brillante estaban en el centro de la ciudad. Los restaurantes, los cines, los bares, un centro comercial de pequeñas tiendas pintorescas. La Universidad que atrajo a tanta gente de tantas partes diferentes del mundo. La panadería de Glimmer. Adora sabía que estaba cerrada desde hace rato, Bow y Glimmer haciendo buen uso de su cuenta compartida de Hulu (Bow pagaba por Spotify, Adora pagaba por Netflix, y Glimmer cubría Hulu) y durmiendo en el gastado sofá que era demasiado pequeño para los tres (ayudaría si se sentaran bien). Incluso en su envidia, Adora extrañó el pánico de Glimmer por el Smart Oven roto y los comentarios de Bow sobre cómo los mortales no merecían a Sandra Oh, Adora extrañó sus discusiones y la forma en la que siempre se arreglaban. Adora los extrañaba.

Suspirando, Adora se dejó caer en un banco cercano y sacó su cuaderno de su mochila, pensando en el dormido West Side. Era la primera parte de Luna Brillante que Adora conoció, pero en los ocho años que había vivido aquí todavía no coincidía con las otras partes de la ciudad de las que se había enamorado. Adora conoció el West Side de Luna Brillante primero porque comenzó como en el sector médico y sabía que este lado de la ciudad se sometía a la tranquilidad de la noche porque había pasado muchas noches largas mirando por las ventanas del hospital, deseando que las lejanas luces jubilosas y el bullicioso ruido del centro de la ciudad vinieran a cubrir el duro estímulo de la habitación del hospital de Mara. Incluso ahora, en la silenciosa oscuridad de una calle de edificios vacíos, el único sonido perceptible era el zumbido de la luz de la calle, Adora todavía podía oír el eco del monitor cardíaco mientras trataba de concentrarse en la lectura de Percy Jackson al borde de la cama de su madrina y no en la forma en que ésta vacilaba y se desvanecía.

"Suéltalo, Adora". La Dra. Hope dijo. Adora nunca supo si se refería a dejar ir sus recuerdos o sus emociones, pero al final no importó porque Adora no era buena en ninguna de las dos cosas. Así que a la luz parpadeante de la farola, Adora comenzó a escribir furiosamente en su cuaderno. Nuevas ideas para el diálogo le habían llegado en el trabajo y ahora era su oportunidad para anotarlas.

"A: Catra, ¡esto no es un juego!" escribió antes de cambiar a su bolígrafo rojo.

"C: ¡Nunca ha sido un juego, Adora! Estoy buscando algo mejor..."

"No, eso suena raro. Y estúpido". Adora murmuró para sí misma antes de tacharlo. Aún así, le gustaba hacia dónde se dirigía. Antes estaba tan atrapada en esa extraña metáfora que interactuar como Catra era como jugar al póquer, como si lo que estaban construyendo fuera una diversión retorcida para Catra, todo porque quería ganarle a Adora en su propio juego por una vez.

¿Cómo es que alguien de quien Adora sabía todo sobre lo que comía en el desayuno, dónde escondía a Bigotes de los otros niños, qué tipo de marcadores usaba en la clase de arte, se convirtió en alguien de quien no podía predecir nada? ¿Por qué alguien tan cínica y aislada, alguien tan furiosa y atormentada... alguien tan inteligente, hermosa y dulce- querría tener algo que ver con alguien como ella? El corazón de Adora se hundió mientras pasaba sus dedos sobre el garabato que había dibujado en el autobús, la pieza de identidad de Catra. No encajaba con Catra.