Capítulo 4

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"Así que esto es desinterés".

Cuando Adora se duerme, Catra aprovecha la oportunidad para capturar la tranquila imagen que siempre vio mientras crecían.

O

Adora ronca. Recuerda Catra.

... ... ...

Te veo dormir (No quiero irme nunca)

(Girl in red - Watch you sleep)

"Caaaaaatra, te guardé algo de mi cena. ¡Son macarrones con queso! Scorpia me enseño su receta especial súper secreta. Por supuesto que experimenté bastante con ella, no hay nada que no pueda ser mejorado con un poco de ciencia creativa!"

¡Piensa!

"Vale, 'Trapta, gracias -qué, por qué- te dije que dejaras de poner la comida en esta pequeña y asquerosa cubertería de té!" tartamudeó Catra, mirando también la bandeja robada del McDonald que había aterrizado al otro lado de su cama. Manteniendo la marca como el adorable bicho raro que era del grupo, Entrapta le había regalado no una, o dos, o cinco tazas de té de plástico de las Princesas de Disney, sino un enorme total de 11, con un material muy parecido a los macarrones que no estaban destinados a ser comidos. Y sin tenedor. Catra exhaló por su nariz, su agarre se apretó alrededor de su lápiz; Jesucristo, ¿cuándo la mierda inútil del Megamart iba a dejar de invadir su territorio y de desordenar el pequeño y precioso espacio por el que pagaban demasiado? Este juego de té de las Princesas de Disney fue sin duda el orgullo y la alegría de alguien que decidió dejarlo en el pasillo de liquidación, y la buena Entrapta, uso sus 6 dolares de forma decente como no. ¿Cuántas comidas había servido a Catra en esta mierda? ¿Cuántas veces le había pedido a su compañera de cuarto que no dejara las caras de Ariel y Jasmine goteando con las sobras de Sloppy Joe en el fregadero? ¿Cuántas veces Catra había abandonado el poco orgullo que le quedaba y comido directamente de la tetera porque estaba jodidamente hambrienta?

"Oh, lo sé, pero son tan diminutas que no pude resistirme". Entrapta aplaudió, revoloteando sobre donde Catra estaba sentada con las piernas cruzadas junto a su cama, inclinada sobre su cuaderno de bocetos y un caótico desorden de powerpoints impresos. Actuando según un antiguo instinto suyo, Catra se movió para esconder la arenilla de carbón y los dibujos a lápiz de sus curiosos y entrometidos ojos. Sí, era Entrapta, la persona menos crítica que había conocido, pero Catra prefería atragantarse con una de esas tacitas antes que someterse al mortificante ideal de hacer un trabajo de mierda para que la gente se quedara boquiabierta y le dijera lo "talentosa" que era. Ella sabía que era una mierda, un gran puto desastre.

Una audaz inclinación hacia tu típica arrogancia, una voz melancólica chorreando condescendencia masculina sonó en su cabeza, pero Catra sacudió el pensamiento con un giro de ojos.

A la mierda la opinión de Hordak; esa es la actitud que le consiguió un contrato para una novela, esa es la actitud que le consiguió una pasantía en uno de los estudios más reputados del Upper West Side, así que hasta que le mordiera el culo más de una persona (o la misma que decidió voluntariamente meterla en este lío) entonces estaría dejando de lado la vulnerabilidad por un día más y se quedaría silbando a los potenciales miembros del público en nombre de un bien ganado secreto.

"¡Ya lo sé, pero no podemos meterlos en el puto lavavajillas!" respondió Catra, haciendo un gesto hacia su cocina mientras sus pechos manchaban de hollín negro las líneas y su camiseta sin mangas. "¿O necesito que recuerdes lo que le pasó a la cara de Rapunzel la última vez que Scorpia hizo chili?"

Upper West Side (Catradora Au)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora