Veintiocho

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-Narrador

27 de Abril, 03:05 p.m

El aura asesina que rodea al omega y el aroma amargo que este emana lo hacen querer salir corriendo de la habitación antes de que la situación empeore y el chico frente a sus ojos se desquite con él por hacerlo pasar por eso. Desde que llegaron al hospital se se la ha pasado caminando de un lado a otro en la habitación, acercándole al omega lo que le pide, manteniéndose a su lado cuando lo necesita y prestado atención a todo lo que el médico les indica. Esa mañana había entrado a la habitación de Joaquín para poder despedirse de él antes de irse a la preparatoria, pero se llevó una gran sorpresa cuando el chico rizado le suplicó que no asistiera a clases y que al contrario lo llevará al hospital; debe admitir que al principio le pareció extraño el que Joaquín le pidiera que se quedara a su lado cuando se la pasaba reclamándole que se la viviera pegado a él, aunque con el pasar de los minutos y al comprender la gravedad de la situación, supo que era su deber quedarse junto al menor y darle ánimos y todo su apoyo.

_Déjame ayudarte con esto— dice levantándose de la cama para volver a remojar la pequeña toalla justo como el doctor le había indicado.

_¿Sabes algo?— pregunta viendo al alfa —Me sorprendió demasiado que, por primera vez, le hayas llevado la contraria a tu madre. Con esa simple acción te has ganado mi respeto—

_Creo que estás delirando— niega riendo levemente y acercándose al omega para limpiar los rastros de sudor que hay en la cara y frente de este —Además no iba a dejarte en ese estado y mucho menos iba a irme sabiendo que habías comenzado el trabajo de parto—

—Debo confesarte que me hubiera molestado mucho contigo si le hubieras hecho caso a tu madre, hasta me hubiera venido yo solo en taxi al hospital, lo bueno es que no fue necesario porque elegiste la opción correcta—

Emilio sonríe sentándose de manera delicada en la cama mientras su mano se dirige al cabello del omega el cual comienza a acariciar de manera lenta y cuidadosa, pensando en una y mil cosas que pasan a segundo plano en el momento en que el castaño envuelve su mano en un fuerte agarre.

—Tranquilo. Ya va a pasar— anima acariciando la mano del chico y reforzando el agarre tratando de darle fuerzas para que el chico pueda soportar la dolorosa contracción.

—Esto es horrible— solloza levemente soltando la mano de Emilio y cubriendo su rostro con sus propias manos, buscando evitar a toda costa que el alfa lo vea llorar.

—Si te duele demasiado debes hacerle caso al doctor y usar eso— ofrece apuntando el aparato que el doctor había dejado a un lado de la camilla el cual se encuentra conectado a un pequeño tanque.

—¿Qué es eso?— pregunta.

El alfa hace una mueca de confusión levantándose para tomar aquel aparato entre sus manos.

—Creo que es como un tipo de gas— relata sentándose nuevamente a un lado del omega y pasándole el objeto —Y a lo que entendí, si lo inhalas después de una contracción te ayuda a calmarte—

—¿Crees? Ósea que no estás seguro de lo que es, más sin en cambio me estás sugiriendo que lo use. Definitivamente no voy hacer eso, no voy a permitir que me droguen— afirma ocasionando que el alfa comience a reír.

—Joaquín por dios, nadie va a drogarte, no seas exagerado—

—¿Tú cómo lo sabes?— cuestiona quitando sus manos de su rostro y volteando a ver a Emilio —En este mundo no debes de confiar en nada ni nadie, absolutamente nadie—

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