CAPITULO 8

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Una luz segadora fue lo primero que divisé mientras abría mis ojos con dificultad, al mirar ai derecha lo segundo que note fue a HyukJae cubierto con una manta blanca.
Me senté en la cama sin dificultad alguna, solo sentía frío pero mi cuerpo no se sentía cansado, ni a dolorido como pensé que estaría después de ese percance.

–Estas b-bien?– me miro y luego sonrió con sorna, como si lo que hubiera dicho hubiera sido lo más extraño del mundo o como si nunca lo hubiera escuchado.

–Yo debería preguntarte eso príncipe– me he sonrojado, estábamos en el que parecía ser un hala de urgencias, estábamos rodeados por unas cortinas amarillas que te marean, mientras yo estaba sentado en una camilla tapado con una manta azul. –Como te sientes... Quieres que volvamos a la mansión? – le he mirado y creo que noto la suplica en mis ojos, sonrió ante mi acción y solo baje la cabeza a la manta.

–Estoy bien, solo hagamos lo que tenías planeado, nos cambiaremos y haremos... Lo que sea que hayas planeado– le sonreí, quería tratar de mostrar la sonrisa más sincera y amable que tenía. Alzó su vista y acarició mi mejilla, yo solo decidí perderme en esa mirada azulina mientras sentía su mano fría llegar al borde de mis labios para acariciarlos con su pulgar.

–H-HyukJae... Gracias– dije casi susurrando lo último, no despegue la vista de la suya y busque fuerzas para agradecerle como debía –Muchas gracias por lo de antes – repetí sin titubeos, su mano se detuvo y me miro con ternura, abrí mis labios para decir algo más pero los cerré nuevamente.

–No te preocupes – su voz serena, relajada, levante la vista nuevamente a sus ojos azules y este me sonrió –Si ya estas bien vamos a cambiarnos de ropa, aun falta algo que tenía preparado– me guiño un ojo con malicia, asentí y me levante de la cama y al hacerlo mi pie quedó atrapado en la manta, causando que tropezase hacia el frente agarrandome a la espalda de HyukJae que ha reído bajo.

–Ten cuidado... Esta sorpresa si que no puede estropearse– sonreí tras su espalda evitando que me viese.
Salimos del hala y nos encontramos con un hombre que nos llamó por las espaldas haciendonos girar sobre los talones para verle y centrar nuestra atención en el.

–El momento que Lulu se a vuelto loca... Bueno, luego de analizarla y hacerle unas revisiones, descubrimos que en su costado derecho escurría un líquido rojo... Osea sangre, dentro de ella en una perforación hallamos esto.. – saco un pañuelo y tras de desdoblar el trozo de tela el brillo amarillo de lo que parecía ser el mismo brillo de aquella noche de fiesta, cuando trataron de... Creo que es mejor olvidar eso ya.

–Oh... ya veo– dijo HyukJae, su tono de voz fue bajo, pero lo suficiente fuerte para que el hombre escuchará –Gracias por su atención, nosotros nos retiramos– salimos del lugar y por el ascensor nos dirigimos a la habitación del hotel para cambiarnos de ropa.

Habiendo cambiado la ropa húmeda (específicamente a traje pues así lo había exigido HyukJae), le dejé que me guiara al exterior, al amplio balcón que poseía aquella habitación. Y no oculté mi sorpresa ante lo que me permitía admirar.

Una mesita pequeña, dos sillas (una frente la otra), dos velas rojas encendidas y brillantes, dos platos, una botella de vino y dos copas perfectas acomodadas en la mesa. Camine anonadado hacia la mesa y me llevé ambas manos al rostro.

-¿Qué sucede? - dijo mientras sus manos se posaban en mis hombros a mis espaldas para susurrar a mi oído. -¿te gusta?- sentía que podría desvanecer en sus manos, esto era lo mas lindo que habían hecho por mi en toda mi vida.

Mi primera novia y mi primer beso aun así siempre me negué a tener relaciones sexuales, pues siempre había pensado (aunque suene cursi) que quería reservar lo que quedaba de mi para una persona especial, y jamás había tenido una relación exactamente buena con nadie.

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