Capítulo 7

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Se encontraban en el despacho de Dumbledore. El director miraba a ambos chicos, aunque ellos no se sentían intimidados. Ambos se encontraban serenos, como si no les preocupase lo que pudiese suceder, porque sabían que no eran culpables.

—Supongo que no sabéis nada acerca de lo ocurrido —comentó Dumbledore.

—No —respondió Orión—. Hemos estado en todo momento junto a nuestros amigos, y no hemos salido del banquete. No habríamos podido hacerlo, ni sabríamos cómo. Además, no comprendo por qué querríamos petrificar a una gata, ni por qué lo haríamos juntos.

El hombre asintió. No esperaba averiguar nada, pero le interesaba hablar con ellos. Aún no había hablado directamente con Orión, y se daba cuenta de que era muy parecido a Voldemort a su edad, incluso en su serenidad y manera de hablar.

—Yo no soy mi padre —agregó el chico.

—Lo sé —aseguró el director con calma—. No os estoy acusando de nada. Simplemente me gustaría saber si sabéis algo...

—No —dijo Eira, interviniendo—. Lo sentimos, pero nos ha sorprendido tanto como a los demás lo ocurrido.

—Está bien... puedes marcharte, Orión. Eira, me gustaría hablar contigo a solas.

Orión parecía que se negaría a levantarse y parecía dispuesto a replicar, pero Eira le hizo un gesto para que se marchase sin causar problemas. El chico, resignado, se levantó y salió del despacho.

Dumbledore centró entonces su atención en Eira. Estaba serio.

—Me preocupas, Eira —comentó, y parecía sincero—. Tu cercanía con Orión Black me preocupa, debo admitir.

—Solamente somos... amigos —respondió ella, aún sin saber si era cierto, puesto que él nunca había calificado a nadie como su amigo.

—Su padre, Tom, no tenía amigos. Quienes le rodeaban eran aquellos que le seguían y le apoyaban, pero nadie le conocía realmente... excepto una persona: tu madre. Nunca comprendí su relación; no compartían las mismas ideas y parecían ser opuestos completamente. Pero ella era la única persona en la que él confiaba o parecía hacerlo, la defendía... Tal vez solo estuviese actuando, nunca lo supe.

Eira era incapaz de imaginar a su madre siendo amiga de Voldemort. Podía haber esperado algo así de su padre, o incluso de su hermano... pero no de su madre. Aunque tampoco habría esperado que ella misma pudiese llegar a ser cercana a Orión Black.

—No lo sabía —admitió—. Pero su padre está muerto, y no sé por qué me implica a mí.

—Solo quiero prevenirte. Eres una buena bruja, Eira, muy poderosa, y no me gustaría que Orión te utilizase a su favor. Comprenderás que quiero proteger a mis alumnos...

—Orión no me utilizará —afirmó con convicción—. Sabe que no pienso como él y lo respeta.

El director suspiró. Hacía años, no había actuado con Voldemort, pero no permitiría que su hijo siguiese sus pasos arrastrando también a sus compañeros. Llevaba muchos años pensando en Melody, en lo cercano que Volvemort había sido con ella y en el hecho de que la bruja nunca hubiese coincidido con él en sus ideas ni se hubiese convertido en mortífaga. No lo comprendía.

—No puedes confiar en él, Eira, es peligroso —advirtió el director.

Orión se parecía demasiado a su padre, y lo notaba cada vez que lo veía.

—Él nunca me ha tratado mal ni me ha utilizado de ninguna manera. No voy a desconfiar de él, señor.

—Te pareces mucho a tu madre cuando tenía tu edad. También ella estaba dispuesta a defender a Voldemort ante cualquiera.

Eira se levantó entonces de la silla, dando por finalizada la conversación. Si lo que el director pretendía era que se alejase de Orión o desconfiase de él, no tenía sentido que continuase allí, pues no lo haría. Siempre había parecido ser sincero con ella, y su madre confiaba en él.

—Señor, no creo que...

—Sé que tu madre mantiene relación con Orión —la interrumpió Dumbledore, provocando de inmediato que ella se sentase de nuevo y escuchase—. Su relación con Voldemort era tan cercana que me inclino a pensar que tu madre conoció a su hijo... y que Voldemort te conoció a ti antes de desaparecer.

Eira no dijo nada. Nunca había imaginado que pudiese haber conocido al mago tenebroso más temido. Su madre nunca hablaba acerca de él, ni se mostraba a favor de las ideas de su padre, Thomas. ¿Sería cierto que había conocido a Voldemort al nacer, aunque no lo recordase? Tenía sentido que fuese cierto.

—Mi madre no era ninguna mortífaga —dijo, defendiendo a su familia.

—Lo sé. Era una bruja excepcional, y me atrevería a decir que es una de las únicas personas capaces de hacer frente a Voldemort. Tal vez por ello la apreciaba...

Cuando Eira salió del despacho, Orión la estaba esperando. Levantó la vista en cuanto la vio y se acercó a ella, impaciente por saber sobre qué había hablado con Dumbledore.

—Espero que no piense que has sido tú —fue lo primero que dijo.

La joven negó con la cabeza y le explicó lo que había descubierto mientras caminaban hacia su sala común. El chico no pareció sorprenderse por lo que escuchaba, y se limitaba a prestar atención.

—No pretendo utilizarte, Eira —dijo—. Gracias por haberme defendido.

Ella se limitó a sonreírle. Si bien era cierto que no habían congeniado al conocerse, ahora sabía que podía confiar en él. Estaba segura de ello.

—Mi padre... dejó escritos para mí por si algo le ocurría, y habló sobre tu madre. Puedo asegurarte que no fingía apreciarla; lo hacía de verdad. Y también le gustó Thomas, tu padre, aunque a él lo conoció más tarde.

En aquel momento entraron en la sala común, donde Luke estaba sentado en una butaca, leyendo un libro. Cuando los oyó, miró en su dirección y cerró el libro antes de levantarse. Parecía tener sueño.

—Os he estado esperando —dijo—. ¿Va todo bien?

Ambos recién llegados asintieron.

—Subiré ya —dijo Orión, guiñándole un ojo a Luke—. Buenas noches.

Ambos le dieron las buenas noches y después quedaron solos.

—Estoy dispuesto a defenderos si os acusan —aseguró.

—No será necesario —lo tranquilizó ella—. Además, no habríamos sabido hacerlo. Quien sea que haya sido, supongo que tendrá muchos conocimientos sobre magia...

Se sentó en una de las butacas frente a la chimenea, y Luke hizo lo propio a su lado. Ambos miraron a las llamas durante varios segundos antes de que el mago volviese a hablar.

—Te noto extraña —observó.

—Bueno... Dumbledore me ha dicho que mi madre y el padre de Orión eran... algo así como amigos cuando estudiaban en Hogwarts. Yo no lo sabía, pero supongo que será el motivo por el que Orión parece conocer tanto a mi madre.

Luke escuchaba y asentía. Era consciente de que, para la bruja, no era sencillo asimilar que su madre, quien no creía en la pureza de sangre ni despreciaba a los hijos de muggles, hubiese sido cercana a Voldemort.

—Debe de haber un motivo para que estuviesen tan unidos —comentó él.

Ella asintió. Lo había pensado. No podía ser por amor, y tampoco creía en la teoría de Dumbledore, quien opinaba los había unido el hecho de ser ambos poderosos. No. Sospechaba que había algo más, aunque aún no sabía qué era.

—Sí —dijo ella—. Luke... gracias por escucharme.

Él le dedicó una sonrisa, y ella enrojeció ligeramente.

Eira y la cámara secreta ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora