Amargo

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Al llegar a su destino estacionó el auto frente a su casa, tomó cada una de sus cosas y salió con rapidez para tratar de evitar mojarse con la lluvia sin éxito, ya que prácticamente el cielo se estaba cayendo. Al entrar dejó todo sobre el sillón más cercano y se quitó su saco empapado, luego entró a la habitación para despojarse de el resto de su ropa, se colocó una bata y se dirigió a la cocina pensando en que Draco no tardaría en llegar así que se dispuso a preparar la cena.

Al rato casi cuando ella ya había terminado escuchó la puerta cerrarse anunciando la llegada de su novio. Salió a recibirlo y lo encontró de pie en la entrada sacándose el abrigo con gotas de agua escurriendo por todos lados.

—Creo que está lloviendo —bromeó Hermione.

Él la miró y sonrió pero su rostro estaba aún más pálido de lo normal y la castaña lo conocía tan bien para darse cuenta de que aquella sonrisa no llegó a sus ojos. Así que o bien había dicho un mal chiste, o el chico estaba muy cansado.

—La cena ya está casi lista, si quieres puedes irte a duchar mientras —dijo Hermione regresando a la cocina. Él la siguió y la observó por unos breves segundos.

—¿Te mojaste también? —preguntó recostándose en el umbral.

—Sí, luego me daré una ducha —respondió y comenzó a servir la comida.

Ahora que Draco había llegado de repente comenzó a sentirse nerviosa, esperaba que se tomara bien la noticia que iba a darle.

–Hermione, tengo que hablar contigo —habló suspirando pesadamente. Ella volteó y lo miró, se mordió el labio inferior justo cómo hacía cuando estaba nerviosa.

—Sí, yo también, pero dime tú primero.

—Mira quise llegar más temprano pero en la empresa las cosas se complicaron, estuve hablando con mi padre y él, no se cómo pero se enteró de lo nuestro.

Ella lo miró con pena y se acercó a él.

—Lamento que haya sido así, pero sabíamos que en algún momento pasaría —consoló tomándolo de las manos.

—Sí, lo sé. La cosa es que sino cumplo con los estatutos de nuestra familia me sacarán del árbol familiar y eso significaría que no tendría derechos sobre nada —explicó mirándola con seriedad.

—Seguir los estatutos de tu familia es romper conmigo —le devolvió una mirada confundida.

Él suspiró de nuevo.

—Draco, no sé qué más hacer. He hecho todo lo que me has pedido, he esperado todo el tiempo que haz querido. Me dijiste que querías estar conmigo y confié en ti. No he hablado con nadie más sobre lo nuestro para proteger tu reputación o lo que sea, ¿acaso no es suficiente? —preguntó alejándose de él.

—Hermione, lo siento bastante, pero no puedo hacer esto. Pensé que podría pero me equivoqué, yo me equivoqué contigo...

—¿Conmigo? ¿Ahora yo soy la culpable? Eres increíble Draco, e renunciado a mucho por ti y tú no lo vez, sólo piensas en ti mismo. ¿Crees que porque soy una sangre sucia no tengo reputación? —estaba completamente indignada y dolida. Cada latido que daba su corazón le dolía y todo era por su culpa.

—Hermione, solo digo que más que yo no saldrás perjudicada. Nadie sabe de lo nuestro, así que puedes continuar con tu vida como si yo no existiera...

—Estoy embarazada.

Draco se quedó de piedra mientras trataba de procesar la reciente información.

—¿Qué? —preguntó sin podérselo creer.

—Lo que oíste, tengo un mes y medio. Me enteré apenas hoy en la mañana yo...

—No, imposible. No puedes...

—Que no puedo? Draco tú y yo tenemos sexo todos los días, creo que fue una consecuencia obvia alguno de los anticonceptivos falló. No lo sé –respondió tratando de no desmoronarse frente a él.

—Pues hagamos algo no sé, no puedes tenerlo.

—¿Me estás pidiendo que aborte? ¿Estás loco?. No pienso hacerlo, es mío. Es nuestro...

—¡NO PUEDO TENER UN HIJO CONTIGO! —gritó furioso.

—¡¿POR QUÉ NO?! —las lágrimas sin permiso comenzaron a deslizarse por sus mejillas.

—¡Porque eso sería una mancha en mi herencia generacional! No sé qué harás Hermione, pero no puedo y ni haré esto —advirtió bajando un poco más la voz y pasándose las manos por el cabello. Harto se dirigió hacia la puerta y tomó sus cosas de nuevo.

—Ve pensando que harás, pero no cuentes conmigo —culminó y se fue.

La chica perdió las fuerzas y calló de rodillas en el suelo. Definitivamente estaba sola y ahora si podía decir que lo había perdido todo.

LeonaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora