Disculpas

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Iba caminado por la residencia con un montón de pensamientos y sentimientos haciéndole fiesta interna. Sabía muy bien que necesitaba un día de descanso en paz y soledad para procesar todo lo que había sucedido, además estaba muy agotado como para aguantarse las preguntas imprudentes de sus padres. Miró al cielo y vió que estaba nublado, sinceramente más de acuerdo con el cielo no podía estar ya que así mismo se sentía en esos momentos.

Cruzó la calle para dirigirse hacia su casa y observó a su vieja vecina acariciando a su perro en su paseo de la tarde como todos los días. La anciana lo vió y le dedicó una sonrisa.

—Señorito Draco, ¿cómo ha estado? Hace una semana que no lo veía por aquí.

Él le regresó un intento de sonrisa.

—Buenas tardes Señora Roach, todo a estado bien sólo tuve un viaje de negocios y me obligué a ausentarme por unos días —habló sacando las llaves.

—Oh, que bien. Estuve regando tus plantas por unos días, espero que no te importe —dijo jalando al golden retriever de la correa.

—No, más bien estoy agradecido -respondió observando las flores con un poco de desdén—. Pensé que morirían hace tiempo.

La mujer lo observó con curiosidad y luego le dedicó una expresión de verdadera pena al comprender a que se refería.

—Sí, entiendo. Buenas noches cariño —se despidió abriendo la puerta de casa.

Draco no respondió pues ya la anciana había entrado y no tenía sentido. Abrió su puerta y entró en la estancia, se detuvo en la entrada por un breve segundo y suspiró con pesadez.

Dejó su abrigo en el perchero y puso el maletín sobre el sofá, entró a la habitación y luego de darse una ducha se puso ropa cómoda. Caminó hacia el final del pasillo y encendió la radio como siempre hacía para luego dirigirse a la cocina y preparar su cena.

Una de las pocas costumbres muggles que había adquirido junto a ella.

Mientras cocinaba no podía dejar de pensar en los hechos. Hermione le había dado otra oportunidad, había renovado el contrato... Y había compartido con su hijo por primera vez.

Dejó el cuchillo a la mitad del proceso de picar los vegetales y cerró los ojos con un poco de frustración contenida. Tomó el vino de la nevera y se sirvió una copa.

Se pronostica que este mes habrán lluvias con granizo...

Tomó un trago y no se sorprendió por aquella noticia, lo bueno de ser mago es que llegaba a su trabajo por medio de desaparición. No dependía de un auto, un avión o un barco.

De hecho ni siquiera debería vivir en el mundo muggle, pero así estaban las cosas. Él necesitaba paz y ese era el único lugar que se la daba. Siguió picando los vegetales aún sumido en sus pensamientos.

Y ahora vamos con una canción especial para aquellos que han perdido a alguien amado, nunca es tarde para arrepentirse así que puedes decirle hoy... Lo siento.

Draco rodó los ojos. Y entonces comenzaron a sonar las suaves melodías de un piano, la canción estaba en un idioma que identificó como coreano, pero lo que realmente llamó su atención inconscientemente fue la letra.

LeonaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora