24: Ross Lynch

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La fiesta termino y todos volvieron a sus cabañas a dormir. Al otro día, las famosas trompetas sonaron una hora más tarde.

Cuando las cinco amigas salieron de la cafetería, todos alrededor comenzaron a murmurar cosas mientras corrían hacia la entrada. Ellas se miraron entre sí, confundidas.

—¿Que está pasando? —les pregunto Megan, y una chica que pasaba corriendo con los ojos brillando le contesto.

—¡ROSS LYNCH! —grito ella y se fue rápidamente.

—Oh no —murmuro Maddie.

—¿Qué? —le pregunto Juliet, sin entender.

—Mi ex novio.

Un rubio bien parecido con lentes de sol Ray Ban, seguido de un centenar de adolescentes gritonas, se acerco a las cinco amigas.

—Miren quien es —comenzó— ¡Mi hermosa Madisson Routh! —Maddie sonrío sin ganas y él la abrazo. Sus amigas miraban la escena algo incomodas— Estoy feliz de verte de nuevo.

—Sí —se limito a decir ella.

—Hola chicas —saludo a sus amigas, que ya lo conocían. Todas lo saludaron, excepto Juliet— ¿Tu quien eres? —pregunto con una sonrisa compradora. 

—Juliet —se limito a decir la castaña. Ross se quito sus lentes y la miro con su mirada tan... seductora.

—Soy Ross —y le dio un beso en la mejilla, dejando a Juliet algo perpleja— Un placer.

—¿A qué has venido esta vez, Ross? —le pregunto de mala gana Madisson, él sonrió divertido.

—A cantar, de hecho. Brian me ha invitado. Estaba de gira y ahora pase por aquí con mi banda —miro hacia atrás unos chicos que daban autógrafos y se sacaban fotos con algunas campistas— ¿Tu qué tal, Maddie?

—Miren, pero si es Ross Lynch —la voz de Brad sonó detrás de ellos. Ross sonrió y fue a abrazar a sus viejos amigos— ¿Como has estado, bro? No nos has llamado nunca más...

—Ocupado, he estado muy ocupado, ya sabes, giras, conciertos, cds, filmar... —dio un largo suspiro— En fin, ahora estoy muy feliz de verlos, pero si me disculpan, muero de hambre —miro a las chicas— Adiós, bellezas.

Se fue, seguido por su banda y algunos campistas.

Wow —murmuro Juliet, y todos asintieron mirando la puerta por la que se había ido.

—Esta más lindo ahora —murmuro Jessica divertida, y sus amigos sonrieron divertidos por el comentario. Bueno, todos excepto Maddie, que aun estaba algo shockeada. 


Una Maddie rubia y con los ojos hinchados entro en la cabaña donde estaban sus amigas, que prácticamente se le tiraron encima preguntándole que había pasado.

—Pues sí, sucedió lo inevitable, se ha ido. Ross se ha ido para ser... —suspiró triste— una celebridad.

Sus amigas la miraban incrédulas.

—Madisson, no lo necesitas. ¿Él cambia a sus amigos y a su novia por la fama? ¡Bien! Eso demuestra el tipo de persona que es —murmuro Megan, acariciando el pelo de la rubia mientras esta lloraba.

—Nunca le importe —susurro, quitándose las lagrimas de los ojos.

—Maddie, no te tortures. Claro que le importabas, también entiende que esta era una oportunidad única para él —dijo una comprensiva Emma. Maddie paro de llorar.

—Si, tienen razón chicas, lo siento. 

—¿Lo siento por qué? Maddie, tranquila—musito Jessica abrazándola.

—Ya lo superaras, nosotras te ayudaremos con la ayuda de mucho helado...

—Y películas de Logan Lerman —añadió una embobada Emma, que hizo reír a todas. Se abrazaron y siguieron hablando de otras cosas. Ninguna quería volver a tocar el tema de Ross jamás.

A la noche, Madisson estaba caminando cerca del lago, cuando escucho a alguien cantando. Se acerco, y vio a James con una guitarra, sentado en la orilla.

—Hola —el castaño se sobresalto y Maddie rió levemente, sentándose a su lado— Jamás me dijiste que tocabas la guitarra.

—Hay muchas cosas que no sabes de mi, Maddie —comento él, haciéndose el interesante y el misterioso. Maddie alzo sus cejas.

—¿Como qué? —pregunto ella. James tenía ganas de besarla. Tenía ganas de besarla desde que había llegado al campamento años atrás, pero ella no estaba interesada. Ahora que Ross se había ido, creía que tenía una oportunidad, pero sabía que ese no era el momento.

—Bueno... —comenzó— el año que viene tomare un curso para aprender a tatuar —Madisson se sorprendió.

—Wow, que genial. Quizá algún día puedas hacerme un tatuaje —James le sonrió.

—Cuando quieras Maddie.

Se abrazaron, como amigos, y luego Madisson le pidió a James que cante.


Luego de un mediodía divertido, las amigas estaban almorzando en la cafetería, charlando animadamente, cuando Ross se acerco a ellas.

—Chicas, hola —las cinco lo miraron, algo sorprendidas de que se les acercara. Maddie bajo su vista rápidamente, intentando ignorar su presencia— Me preguntaba si alguna quería venir a andar en canoa conmigo. Mi banda está haciendo ski acuático, y no veo a los chicos así que... ¿Qué tal, eh? —ninguna dijo nada.

—¿Y por qué nos preguntas a nosotras? —rompió el silencio Megan.

—Son buena onda, y no conozco a nadie más en el campamento... Sera divertido —insistió.

—Yo voy —comento Jessica con una sonrisa, poniéndose de pie.

—Genial —murmuro Ross, y sin más, se fueron.

—Eso fue tan... —comenzó Madisson.

—Raro —terminaron sus amigas al unísono. Ella asintió. 

A la tarde, luego de un entretenido partido de voleyball acuático, las chicas se estaban preparando para ir a cenar, y luego, la fogata. Jessica llego con una sonrisa en el rostro y el pelo mojado.

—Hola chicas —saludo como si nada.

—¿Dónde estabas?

—Con Ross... ¿Saben? Creo que ha cambiado. Es más amigable y —río— tan divertido —Madisson la miro mal y entro a bañarse, dando un portazo— ¿Y a Maddie que le pasa? —pregunto, con inocencia.

—Indispuesta —susurro Megan, aunque no era cierto. 

 

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