27. R.A.B

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Ambos llegaron a la enfermería. Obvios signos de pelea en sus rostros. Al entrar, Harry vio a Neville acostado en una cama cerca de la puerta; al parecer dormía. Ron, Hermione, Luna, Tonks y Sirius se apiñaban alrededor de una cama al fondo de la habitación. Todos se volvieron hacia la puerta. Hermione corrió hasta ellos y los abrazó. Annie no tenía fuerzas de nada.

Sirius corrió también hasta ellos y los apretó en un abrazo.

-¿Están bien?

-Sí. ¿Que pasa con Bill?

Bill tenía tantos cortes y magulladuras que costaba identificarlo. La señora Pomfrey le aplicaba en las heridas un ungüento verde de olor penetrante. 

-¿No puede curarlo con algún encantamiento? -le preguntó a la enfermera.

-Para esto no hay encantamientos. He probado todo lo que sé, pero las mordeduras de hombre lobo son incurables.

-Pero no lo han mordido con luna llena -objetó Ron, que contemplaba el rostro de su hermano como si creyera poder arreglarlo con la fuerza de la mirada-. Greyback no se había transformado, así que Bill no se convertirá en un… en un…

-No, no creo que Bill se convierta en un hombre lobo propiamente dicho -observó Sirius-, pero eso no significa que no exista cierto grado de contaminación. Esas heridas están malditas. Es poco probable que se curen por completo y… Bill podría desarrollar algunos rasgos lobunos a partir de ahora.

-Seguro que a Dumbledore se le ocurre alguna solución -insistió Ron-. ¿Dónde está? Bill peleó contra esos maníacos bajo las órdenes de Dumbledore, así
que el director está en deuda con él, no puede dejarlo en la estacada…

-Dumbledore ha muerto -dijo Annie sintiendo un apretón en su mano de parte de Harry.

-¡No! -Sirius, atónito, miró a Harry con la esperanza de que éste lo desmintiera, pero al ver que se quedaba callado, se desplomó en una silla, al lado de la cama de Bill, y se tapó la cara con ambas manos.

-¿Cómo ha muerto? -susurró Tonks-. ¿Qué ha sucedido?

-Lo mató Snape -declaró Harry-. Yo estaba delante, lo vi con mis propios ojos. Dumbledore y yo fuimos directamente a la torre de Astronomía porque ahí había aparecido la Marca. El no se encontraba bien, estaba muy débil, pero creo que sospechó que nos habían tendido una trampa cuando oyó pasos que subían por la escalera. Entonces me inmovilizó; yo no podía hacer nada, y además llevaba puesta la capa invisible. Luego Malfoy abrió la puerta y lo desarmó. -Hermione se tapó la boca con la mano y Ron soltó un gemido. A Luna le temblaban los labios-. Llegaron más mortífagos, y entonces Snape… Snape… lo mató. Con el Avada Kedavra. -Harry no pudo continuar. La señora Pomfrey rompió a llorar. Nadie le hizo caso excepto Ginny, que susurró:

-¡Chist! ¡Escuche!

La enfermera, con los ojos como platos, tragó saliva y se tapó la boca con la mano. Fuera, en la oscuridad, un fénix cantaba de un modo que Harry no había oído
nunca: era un triste lamento de una belleza sobrecogedora. Y el muchacho sintió, como ya le había ocurrido anteriormente al oír cantar esa ave, que la música estaba dentro de él y no fuera: lo que resonaba por los jardines y entraba por las ventanas del castillo era su propio dolor convertido, mediante magia, en música. Harry no sabía cuánto tiempo habían permanecido escuchando, ni por qué aquel
sonido que tan bien expresaba su desconsuelo reducía un poco el dolor que sentían todos los presentes, pero tuvo la impresión de que había transcurrido una eternidad cuando la puerta de la enfermería volvió a abrirse y entró la profesora McGonagall.
Ella, como los demás, mostraba huellas de la reciente batalla: tenía varios arañazos en la cara y desgarrones en la túnica.

Annie y el Misterio del PríncipeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora