7. La mano de Dumbledore

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-Sí, Harry, reconozco que olía a chamusquina -admitió Hermione con un matiz de impaciencia. Estaba sentada en el alféizar de la ventana de la habitación de Fred y George, con los pies encima de una caja de cartón, y había levantado la vista a regañadientes de su nuevo ejemplar de Traducción avanzada de runas-. Pero ¿no hemos llegado a la conclusión de que podía haber muchas explicaciones?

-A lo mejor se le ha roto la Mano de la Gloria -conjeturó Ron mientras intentaba enderezar las ramitas de la cola de su escoba-. ¿Se acuerdan de aquel brazo reseco que tenía Malfoy?

-Pero entonces ¿por qué dijo: «Y no olvide guardar bien ése»? -preguntó Harry por enésima vez-. A mí me sonó como si Borgin tuviera otro objeto semejante al que se le ha estropeado a Malfoy y que éste quería poseer ambos.

Annie sólo los escuchaba curiosa, pues ella no había estado ahí.

-¿Tú crees? -dudó Ron al tiempo que raspaba un poco de suciedad del mango de la escoba.

-Sí, creo que sí -afirmó Harry, y en vista de que sus amigos no decían nada, añadió-: El padre de Malfoy está en Azkaban. ¿No creen que a Draco le gustaría vengarse?

Ron levantó la cabeza y pestañeó varias veces seguidas.

-¿Vengarse? ¿Malfoy? ¿Cómo va a vengarse?

-¡De eso se trata, de que no lo sé! -suspiró Harry, frustrado-. Pero estoy convencido de que trama algo y creo que deberíamos tomárnoslo en serio. Su padre es un mortífago y… -Se interrumpió bruscamente, boquiabierto y con la mirada clavada en la ventana que Hermione tenía detrás.

-¿Harry? -preguntó Annie preocupada.

-¿Qué te pasa, Harry? -se asustó Hermione.

-No te dolerá otra vez la cicatriz, ¿verdad? -dijo Ron, intranquilo.

-Es un mortífago -repitió Harry despacio-. ¡Ha relevado a su padre como mortífago!

Hubo un silencio, y luego Ron soltó una carcajada.

-¿Malfoy? ¡Pero si sólo tiene dieciséis años! ¿Cómo quieres que Quien-tú-sabes le permita unirse a los mortífagos?

Annie se lo pensó. La verdad, es que desde que había entrado en el mundo mágico, había aprendido que cualquier cosa, incluso las inimaginables, podían suceder.

-No parece tan descabellado.. -musitó Annie.

-¿Qué? -preguntaron Ron y Hermione.

-Pues sí, eso. En el mundo mágico todo es posible, ¿no lo creen? No tienen las mismas costumbres que los muggles, ni los mismos pensamientos e ideales. ¿Qué le importa a Voldemort que Malfoy tenga dieciséis años? Él sólo quiere poder y va a usar a quien sea para conseguirlo -terminó Annie.

Ron y Hermione se le quedaron mirando.

-Chicos no creo que..

-Sólo piénsenlo -interrumpió Annie antes de que Harry hablara y se creara una discusión. Se levantó de donde estaba sentada y tomando un montón de ropa sucia, bajó las escaleras, encontrándose a Fleur sentada sobre la mesa de la cocina, hablando sobre los planes de su boda.

-…Bill y yo casi hemos decidido que sólo tendgemos dos damas de honog. Ginny y Gabgielle quedagán monísimas juntas. Estoy pensando en vestiglas de colog ogo clago; el gosa le quedaguía fatal a Ginny con el colog de su pelo…

-Me gusta el color oro -dijo Annie dejando que la señora Weasley le quitara el montón de ropa sucia- siento que será más elegante.

-¡Y podgian llevag unas pinzas en el cabello! -se emocionó Fleur. Annie asintió y ella y Fleur siguieron hablando de algunos preparativos

Annie y el Misterio del PríncipeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora