28. El funeral y el final

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Se suspendieron las clases y se aplazaron los exámenes. En los dos días siguientes, algunos padres se llevaron a sus hijos de Hogwarts; las gemelas Patil se marcharon la mañana después de la muerte de Dumbledore, antes del desayuno, y a Zacharias Smith fue a recogerlo su altanero padre. Seamus Finnigan, en cambio, se negórotundamente a acompañar a su madre a casa; discutieron a gritos en el vestíbulo, y al final ella permitió que su hijo se quedara hasta después del funeral.

Los estudiantes más jóvenes se emocionaron mucho cuando vieron por primera vez un carruaje azul pálido, del tamaño de una casa y tirado por una docena deenormes caballos alados de crin y cola blancas, que llegó volando a última hora de la tarde -el día antes del funeral- y aterrizó en el borde del Bosque Prohibido.

Harry, Annie, Hermione, Ron, Daphne, Theo, Blaise y Annissa siempre estaban juntos. La más pequeña estaba aterrada, por lo que Annie y Harry procuraban estar con ella lo más que podían. Los ocho estaban reunidos en la Sala de Menesteres.

Harry abrazaba a Annissa, quien se veía adormilada por lo poco que dormía. Las pesadillas no la dejaban descansar correctamente.

-¿Ha muerto alguien más que conozcamos? -preguntó Ron a Hermione, que leía detenidamente El Profeta Vespertino. Hermione hizo una mueca ante la forzada dureza en el tono de Ron.

-No -contestó, y dobló el periódico-. Todavía están buscando a Snape, pero no hay ni rastro de él.

-Claro que no -intervino Harry, que se encendía siempre que salía ese tema-. No lo hallarán hasta que encuentren a Voldemort, y dado el poco éxito que han tenido hasta ahora…

Daphne se abrazó más a Ron, quien la rodeaba con sus brazos. Theo abrazaba por los hombros a Hermione y Annie tenía la cabeza en el hombro de Blaise. Issa se había dormido recargada en Harry.

Nadie dijo nada por mucho rato. Se dedicaban a mirar a los jardines, observando el buen tiempo que hacía. Después, los Slytherin se fueron, diciendo que debían volver a su sala común. Hermione aprovechó ese momento para comentarles.

-Harry, esta mañana he encontrado una cosa en la biblioteca…

-¿Tiene relación con R.A.B.? -preguntó él. Annie miró a Hermione con curiosidad.

-No -dijo Hermione, pesarosa-. Lo he intentado, Harry, pero no he encontrado nada. Hay un par de magos bastante famosos con esas iniciales, Rosalind Antigone Bungs y Rupert Axebanger Brookstanton, pero creo que no encajan. A juzgar por lo que pone en esa nota, la persona que robó el Horrocrux conocía a Voldemort, y no he descubierto ni la más mínima prueba de que Bungs o Axebanger tuvieran trato alguno con él… No, lo que quería decirte… Bueno, se trata de Snape.

Parecía sentirse incómoda por el simple hecho de volver a pronunciar ese nombre.

-¿Qué pasa con él? -preguntó Harry con fastidio, y volvió a reclinarse en el respaldo de la butaca.

-Verás, resulta que yo tenía parte de razón con lo del Príncipe Mestizo -dijo ella con tono vacilante.

-¿Es imprescindible que me lo restriegues por la nariz, Hermione? ¿Cómo crees que me siento cuando pienso en ello?

-¡No, no, Harry, no me refería al libro! -repuso ella precipitadamente-. Es que tenía
razón cuando decía que Eileen Prince había sido propietaria de ese libro. Mira, ella… ¡era la madre de Snape!

-Ya me pareció que no era muy guapa -comentó Ron, pero Hermione no le hizo caso.

-Estaba repasando el resto de los Profetas viejos y encontré un pequeño anuncio que decía que Eileen Prince iba a casarse con un tal Tobias Snape, y en un periódico posterior, otro anuncio de que había dado a luz a…

Annie y el Misterio del PríncipeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora