Coxon despertó agitado, sentándose sobre su cama, sintiendo la garganta tan seca que en cualquier momento se le podría desgarrar y ocasionarle un dolor aún más grande.
De nuevo había pasado, había soñado con el rubio que solía torturarlo en recuerdos y visiones del sueño.Talló sus ojos asegurándose de secar todo rastro de agua que pudiesen contener éstos después de aquella pequeña sesión masoquista a la que su cerebro lo sometía la mayoría de las noches, y estiró su mano a la mesita de noche, tomando sus lentes de pasta negra para colocarlos encima de su rostro.
¿Por qué a pesar de todo lo que había pasado seguía soñando con él? Es decir, habían pasado años de la última vez que lo había visto, tumbado sobre una cama de hospital, llenando de culpa los pulmones de Graham, invadiendo su esófago. Tal vez, era la culpa...la culpa que lo hizo salir corriendo de aquel hospital sin mirar atrás. . .
Agitó su cabeza, no, no iba a volver a hacerse eso, ya tenía suficiente con su cabeza haciéndole soñar a Albarn, ya tenía suficiente con verlo, con extrañarlo y adorarlo en un mundo que solo le pertenecía a él, secreto, sucio, oculto...e imposible, porque no habría manera de volver a amar a Damon si no era dentro de un imposible, y en secreto, con toda razón lo merecía.
Se levantó de su cama, caminando a asomarse por la pequeña ventana de su cuarto. Irónicamente, él mismo había mandado a achicar la ventana del lugar donde dormía, ya que después del accidente, Coxon no confiaba en sí mismo o en su capacidad de no sucumbir al suicidio al embriagarse y llegar de nuevo a aquella conclusión de cabellos claros y ojos azules que venía a golpear su estómago con la enjundia más grande del planeta.
Veía entonces, a transeúntes ir y venir por las calles londinenses, veía los carros pasar y los niños jugar.
Coxon vivía frente a un parque, dentro de su extraña psique, creía fielmente en que el entorno natural (o el intento de llenar de naturaleza la urbanidad de la ciudad), intervenido con juegos coloridos aunque un poco desteñidos por las lluvias de su frío país, y el sonido de las familias y los pequeños corriendo y divirtiéndose le harían mejor al ánimo, o al menos, harían que no quisiera suicidarse cada tres segundos.Y tenía días buenos. A veces sonreía mirando por la ventana a las familias que iban en domingo con cestas de picnic, al ver a los niños emocionados con nuevas bicicletas o pelotas, y de verdad sentía que la vida no podía ser tan horrible con todos...y una parte empática en él se alegraba de ver a los demás felices.
Pero estaban los días malos, donde veía a parejitas de la mano y sentía náuseas, susurrando que les daba tan solo dos meses para que terminaran en una fuerte pelea que los distanciaría para siempre, e incluso si no era el caso de ellos, se los deseaba con toda la envidia del mundo.
Porque él no podía estar con su adorado y jovial idiota de pelo claro, y solo Dios sabe cuánto lo amó y aún lo amaba, y si un amor tan verdadero no podía ser, ¿por qué esas tontas relaciones de bastardos adolescentes podían funcionar? No estaban en ningún derecho de hacerlo, o al menos es lo que formulaba la torcida y amargada imaginación de un adolorido Coxon.
Ese día, estaba muy neutral, incluso para haber soñado con Damon, se sentía demasiado neutral en sus pensamientos en torno al mundo.
Había una señora anciana que agarraba del brazo a su querido esposo, que tenía todo el pelo blanco, y reían y se sonreían con toda la ternura del mundo.
¿Cuántas veces se habría imaginado así al lado de Damon? Solo Dios podría contarlas.Pero entonces, su alma dio un vuelco enorme, y su corazón y su estómago bajaron al suelo como si la gravedad hubiese decidido aumentar solo para molestar a Graham.
Todo se ralentizó, y casi podía sentir como si la mismísima muerte hubiese venido por él por fin después de habérsele escapado tantas veces.
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1999 [Gramon]
FanficLugares donde solíamos gritar. Noches que desearíamos fueran reversibles. Gustos musicales que se sentían como nuevos mundos. Seres únicos. Cosas que se transformaban poco a poco en la intervención de malas lenguas, de cometas destructores, volcanes...