1. Otro Día Aquí.

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Narra

Miraba aquella fotografía algo antigua de cuando todo esto se había acabado, ciertamente ese día fui más feliz que nunca, aún me atormentaban aquellas escenas que me había tocado vivir, sin embargo después de toda esa tormenta llegó la calma.

Mi calma.

Entonces abrieron la puerta de la habitación.

Años atrás...

Creo que el único momento en el que estaba totalmente en paz era cuando dormía, sin embargo no podía estar así por mucho tiempo.

El intenso ruido de unas trompetas se hizo presente, como la mayoría de los días aquí.

Rápidamente desperté y tratando de espabilar me vestí lo más rápido posible, tenía que presentarme en el patio o habría consecuencias para mi.

Una vez terminé de vestir mis botas salí de mi habitación y caminé por ese largo pasillo hasta el patio.

Podía ver a más fursonas dirigiéndose hacia allá algo adormilados, bostezando o incluso luchando por no quedarse dormidos.

Una vez salí del complejo la luz de las lámparas que apuntaban al patio hizo que me dolieran un poco los ojos.

Me dirigí a mi posición y esperé órdenes mientras frotaba mis ojos.

《Me pregunto a quien van a humillar está vez 》

Como era costumbre de todos los días, el sargento a cargo de la mañana se presentó.

Era un águila ya de avanzada edad, con más canas que plumas.

—¡Firmes todos! —gritó.

En unísono todos se movieron a aquella posición.

—En descanso... ¡Ya! —ordenó nuevamente.

Como todos abrí ligeramente mi compás y puse una de mis manos a mi espalda, siendo sujetada por la otra.

—Este día, para su suerte no hubo retrasos, felicidades, todos diríjanse al comedor marchando —dijo.

Suspiré aliviado, el hecho de que alguien se quedara dormido o tardara de estar en formación significaba menos tiempo de desayuno, y al pobre lo tendríamos que ver haciéndolo abdominales, lagartijas o sentadillas enfrente de todos.

La sola idea de estar en esa situación me aterraba, de hecho no quería estar aquí.

Y ¿Cómo llegué aquí?

Ante la amenaza de un posible ataque a mi país fui convocado por ser hijo único de mi familia y varón.

Se alegaba que tener cierta edad y poder servir a tu lugar de origen era todo un orgullo, claro que yo no lo veía de esa manera y al menos mis padres tampoco.

Fue un momento y una situación difícil en la cual tuve que ceder y despedirme de ellos para internarme en una escuela militar, a la espera de órdenes de afuera.

Tenía que tomar armas y en caso de posible guerra defender mi país, si no lo hacía igual sería llevado a la cárcel, aunque ahora que lo pienso no sé cuál de las dos opciones sea mejor.

Simplemente deseaba despertar con la noticia de que ya no había problemas allá afuera y poder volver a casa.

Aunque desde hace un tiempo para acá que ya había perdido esa esperanza y solo me resignaba a estar aquí encerrado.

Volviendo al presente ya en el comedor, pasé por mi ración de comida diaria y me busqué cualquier lugar donde pudiera comer tranquilo.

El hecho de tener que convivir a diario con machos, algunos más molestos que otros, no hacia más que empeorar la estancia aquí.

Siempre se hacían pequeños disturbios a la hora de la comida, algunos bullys aprovechados de los más débiles o simplemente aquellos que buscaran llamar la atención.

Era todo un escenario que tenía su ruido propio, ese ruido de platica mezclado con los cubiertos y el masticar de algunos ruidosos entre otras cosas.

Para mi suerte el no destacar mucho y ser callado me había ayudado a lo largo de los meses que había estado aquí.

De alguna manera me hacía pasar desapercibido entre tantas fursonas.

Una vez encontré un lugar, me senté y silenciosamente comencé a comer.

Había más chicos en la mesa, algunos me miraban como si nunca se hubieran percatado de mi y otros seguían en lo suyo.

Estuve un rato así hasta que sonó la alarma.

Era hora de ir a clases.

Todos se levantaron y salieron en orden hacia el otro complejo que estaba frente al patio.

Cabe mencionar que eran 4 complejos unidos al patio.

El primero eran las habitaciones; un edificio de tres pisos algo angosto.

El segundo el comedor que abarcaba la cocina y un almacén al lado de esta.

El tercero el área de aprendizaje o bien el lugar donde impartían clases, un edificio un poco más actual de cinco pisos, con la capacidad de albergar tanta fursona pudiera.

Y el último era la cede principal de la base militar, lugar donde procedían las órdenes y donde se rumoreaba estaban los altos mandos.

En mis pocas exploraciones que había tenido la oportunidad de hacer en el tiempo libre, pude averiguar que el lugar contaba con un hangar y una gran pista para aviones,  todo esto detrás de la cocina.

Aunque supongo que ya no es secreto.

Una vez llegué al aula busqué un lugar disponible y solo me senté.

La clase no fue más que un poco de todo, no le veía mucho sentido a impartir clases estando en un lugar donde solo te enseñan a usar un arma y disparar.

Claro que las lecciones de tiro y uso de armas eran interesantes pero no pretendía hacer daño a nadie.

Una vez se terminó la clase salí al descanso, era un momento donde podía descansar, caminar, ir a mi habitación o simplemente no hacer nada por al menos una hora.

Decidí solo sentarme por ahí y observar, como lo hacía la mayoría de las veces, todos parecían niños pequeños, corriendo de un lado para otro, jugando, riendo, no entendía de donde podía venir tanta felicidad teniendo la situación actual tan delicada.

—Otra vez aquí, ¿eh? —dijo una voz.

Alcé la mirada, podía ver una fursona algo corpulenta y estoy seguro que más grande que yo, no lo podía distinguir mucho por la luz del sol dándole de lleno y quizás ofuscandome un poco.

《¿Quién eres?》

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Hasta aquí el primer capítulo de esta nueva historia mía.

Espero que les guste conforme vaya avanzando.

Gracias por todo el apoyo ♡

Nos leemos luego ;)

MadSoul345.

Las Luces Del Norte (Furry/Yaoi)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora