7. Presos.

222 36 9
                                    

Narra Adrián.

Aún con la pregunta hecha, seguía siendo apuntado por todos lados mientras aquel jabalí me tenía tras suya.

Pude ver bien a mis atacantes (por así decirles); eran varios soldados igual de jóvenes aunque había otros quizás algo mayores, dirigí mi atención a quien me había pillado intentando hablar por la radio; un Oso Polar de gran altura y corpulencia, ojos azules, uniforme parecido al mío pero con color tinto.

Destacaba de todos los demás, como un líder de exploración o algo así.

—Yo debería preguntar eso, ¿Quiénes son ustedes y qué hacen aquí? —preguntó el oso, el tono empleado en su voz hizo que me estremeciera un poco— Y tú, será mejor que bajes ese arma, si disparas ambos morirán.

Luis bajó el arma y se enderezó, aún seguía delante mío, me puse aún lado de él queriendo encarar al otro oso.

—No hay mucho que decir realmente, nos han enviado a esta guerra al igual que ustedes —contesté y crucé las manos.
—Entonces, ¿eres enemigo? —preguntó el polar y volvió a apuntarme.
—No estoy de ningún lado, no elegí esto principalmente —le dije algo molesto.

Pude ver la reacción de Luis, tenía miedo que nos mataran por mi insolencia, a decir verdad yo también tenía miedo, pero tenía que servir de algo el ser neutros.

El polar me miró pensativo y volteó a ver a sus demás camaradas, con una seña de su mano hizo que los demás bajaran sus armas.

—Me agrada tu actitud, pero no los podemos dejar andar por ahí libres —dijo.
—¿Eh? —exclamó Luis.
—Esposenlos y volvamos a la base —dijo a los demás, se agachó a recojer el radio que yo había soltado y se dió la vuelta.
—Hey, ¿Qué están haciendo? —preguntaba Luis algo alterado, al parecer no le gustaba mucho la idea de ser esposado.

Yo en cambio dejé que me las pusieran y caminé hacia con ellos, Luis me miraba enojado.

—Mira lo que haz hecho —bufó.
—Esto es mejor que haber sido fusilados sin más —argumenté.
—Quizás sí, pero ¿Y si nos usan de rehenes?, o ¿como cebos?, ¿qué tal si nos torturan para sacarnos información? —preguntó más alterado que enojado.

En parte tenía razón, no había visto eso en el momento en el que creí que mi lengua nos salvaría, ahora tenía la incertidumbre de que sería de nosotros, tenía algo de miedo.

—Yo... no pensé en eso, lo siento —dije y bajé las orejas, me enfoqué en mirar el suelo mientras caminaba.

El jabalí suspiró.

—Está bien, no pasa nada, digo, de igual manera iba a pasar, estamos los dos en esto —dijo y me esbozo una sonrisa.

Aún me sentía culpable, me esforcé en devolverle la sonrisa antes de volver la mirada al suelo.

《¿Qué pasará con nosotros?》

Estuvimos caminando tras nuestros captores por un buen rato, en ocasiones podía oír las conversaciones y comentarios sobre nosotros, el polar llevaba aquella radio que me había hecho soltar hace unas horas, la miraba y volteaba a verme de reojo.

Hubo un momento dónde él se detuvo, aún con arma en mano analizó la zona y trató de escuchar a lo lejos.

—Alto —dijo, su voz hizo algo de eco pero todos se detuvieron al instante, hasta nosotros.
—Descansen y coman, nos vamos en 10 —dijo.

Al parecer los demás ansiaban ese momento, se reunieron y sentaron en donde pudieron, algunos en el suelo o en las rocas, incluso en unos troncos que se encontraban por ahí.

Yo y Luis seguíamos parados, quien nos había estado escoltando nos dejó sentarnos también.

Agradecidos por el cansancio de tanto caminar lo hicimos, ellos comenzaron a sacar sus provisiones de sus mochilas y a comer frente a nosotros.

Podía oír el estómago de Luis rugir y a mi se me hacía agua la boca.

Empezaba a preocuparme que nuestros captores nos dejaran morir de inanición.

Mientras veía la comida de uno de los soldados no me percaté que el polar se acercaba a nosotros.

Le hizo señas a uno de su mando y señaló nuestros pies, el otro asintió y sacó unas esposas que colocó en nuestros pies.

El otro se encargó de retirar las esposas de las manos de Luis y el oso retiró las mías.

Estaba muy cerca de mi, tenía un peculiar olor; una colonia que solía usar hace mucho tiempo, antes de todo esto.

Miré su blanco pelo y sus ojos azules, tenía cierto atractivo tenia que admitirlo.

No era como que me interesasen los hombres o quizás sí pero no lo sabía en ese momento.

Una vez nos quitó a ambos las esposas nos arrojó las mochilas.

—Ustedes también coman, es una orden —dijo y volvió a donde estaba.
—Gracias... —dije algo sorprendido y a la vez nervioso.

Luis no tardó en buscar en su mochila y sacar parte de las provisiones que habíamos encontrado en el avión, yo también saqué las mías, procuré no terminarlas todas, quería guardar con la esperanza de poder comer en otro momento.

Una vez todos acabaron volvieron a colocarnos las esposas en las manos y a retirar las de los pies.

—Andando —dijo el Polar.

La caminata siguió, no sabíamos con certeza a dónde nos llevaban, si bien había escuchado nos llevarían a su base y después... Tenia incertidumbre de lo que podría pasar después.

El día siguió y hicimos unas cuantas paradas ocasionales, nuevamente comenzaba a escuchar un río, al parecer el polar también se había percatado de eso, podía notarlo en la manera en la que movía sus orejas.

—Muy bien, antes de que oscurezca armen sus tiendas y enciendan la fogata, pasaremos la noche aquí —dijo.

Los demás dejaron caer sus cosas y a sacar sus tiendas, al parecer estaban mejor preparados que nosotros.

—Y una cosa más, cuando hayan terminado pueden irse a dar un baño al río —dijo y con otra fursona siguió levantando carpa, era más grande que los demás.

Luis y yo estábamos ahí observando.

—Es nuestro momento Adrián —me susurró Luis.
—¿De qué? —pregunté en voz baja.
—De huir, perdernos en el bosque —respondió.
—Él nos está vigilando —dije y miré al polar que en efecto no nos quitaba la vista de encima— si haces algo sospechoso te dispararán.

Al parecer lo hice entrar un poco en razón, nuevamente nos sentamos, ya habían hecho la fogata, había algunos soldados ahí al rededor de la misma, para nuestra suerte estábamos cerca.

Se podía escuchar el sonido de los faltantes en el río, divirtiéndose o quizás bañándose, no lo sabía.

Me estaba quedando dormido cuando fui despertado, una fursona me había pateado la bota.

—De pie y sígueme —dijo para tomarme de las esposas y levantarme, después de eso se puso delante de mi esperando que caminara.

Luis me veía algo preocupado mientras me alejaba.

Giré nuevamente al frente, me estaban guiando hacia aquella carpa grande.

—El jefe quiere hablar contigo.

__________________________________________________________________________________

Hasta aquí el capitulo, espero que les esté gustando, para mi suerte he estado encontrando ganas y inspiración para escribir agradezco a esos que se quedaron esperando esta historia y siguen apoyandola.

Saludos.

—MadSoul345.

Las Luces Del Norte (Furry/Yaoi)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora