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Luego de leer las cartas largué un largo suspiro, seguía sin entender muchas cosas pero poco a poco mi cerebro se iba aclarando.

Guarde los papeles dentro de la caja y miré hacia mi costado, Changbin tenía la vista clavada en Felix y el en la de el más bajo, la tensión se podía cortar con una tijera, sabía que solo bastaba de un paso mal dado por parte del pelinaranja y Changbin ya se lanzaría a golpearlo, los conocía muy bien a ambos, y sabía que jamás aceptarían mentiras por más mínimas que sea de parte del otro, y esto, esto había superado todo.

Siempre había visto su pareja como de alguna extraña forma la pareja perfecta, es que eran tan distintos pero al mismo tiempo se complementaban, su relación se basaba prácticamente en la confianza que tenían sobre el otro, siempre fue así.

El más bajo a mi lado se levanto tomando la caja en sus manos y se dispuso a irse. Yo miré a Félix una última vez, lo miré a sus ojos, estaban llenos de lágrimas como jamás lo haya visto, quería decir que se lo merecía, pero simplemente no podía, me dolía tanto a mi como a él esta situación, no entendía el porqué de sus acciones, ¿Había sido él quien causó el accidente? ¿Había sido él el causante de la muerte de Minho? O peor aún ¿Había sido él quien mató a Minho? De solo pensarlo nauseas me invadieron. Tomé la caja y pase por su lado siguiendo a Changbin.

- ¡E-Esperen! P-Porfavor...déjenme explicarles t-todo, les prometo que no es como c-creen...- Dijo con su voz entrecortada por las lágrimas.

-No hay nada que explicar. Te quiero fuera de mi casa en menos de una hora. Cuando vuelva deseo no verte más aquí, y si es posible, en ninguna parte.- La voz seca de Changbin resonó a mi lado, ambos estábamos de espaldas a él pelinaranja así que no pude ver su expresión al oír las palabras del más bajo, pero sus sollozos eran una pista.

-S-Solo serán unos minutos...- Volvió a intentarlo.

Simplemente tomé aire y seguí caminando.

-L-Les diré a quien salvó Minho para c-caer más p-profundo...- Mis pasos se detuvieron al oír su voz, y el más bajo a mi lado me miró con señal de desaprobación, yo simplemente me di la vuelta y me puse frente a Felix apuntándolo con mi dedo.

- 10 minutos es todo.- Finalicé y me senté en el sillón, luego de rodear los ojos Changbin terminó por sentarse a mi lado.

Felix tomo una gran bocada de aire y se paró en frente de ambos.

-Bien.- Tomo aire limpiando sus lágrimas y comenzó a hablar ya más calmado, el más bajo a mi lado estaba tenso, podía sentirlo.- Justo exactamente un año antes de que tu entrarás a la prision, yo me encontraba llegando como nuevo convicto también, pero no cualquier convicto, tenía una misión allí dentro, y la tenía muy clara: vigilar de cerca a Lee Minho. Cuando era un adolescente, luego de que toda mi familia muriera en un incendio, yo simplemente no sabía que hacer con mi vida, estaba solo y era pobre, no había nada que pudiera hacer para salir de aquel pozo, pero un día llegó un hombre, de unos 50 años aproximadamente y me dijo que él me cuidaría, y así fue, me dio techo, cama, comida, y todos los beneficios que yo quisiera, me trataba como si fuera su hijo. Pero un día él me explicó sobre esta misión, me dijo que además de que necesitaba saber los próximos pasos de Minho, también habían ciertos enemigos de el que intentarían atacarme, así que el único lugar seguro era la prision. Llegué y me centré en mi mision, nadie me tocaba ya que mi jefe me había asignado a compañero de prision a Changbin y luego de los primeros días ya me volví su puta y el no permitió que nadie me tocara.- Dijo mirando al más bajo a mi lado con mas melancolía, pero luego volvió a centrarse en la historia.-. Al seguir los pasos de Minho cautelosamente, me enteré de que tenía planeado escaparse para matar a un mafioso que lo había metido allí en primer lugar, así que lo primero que hice claramente fue ir y contárselo a mi jefe, este me explicó que el mafioso que Minho intentaba asesinar no era nadie más que él, mi jefe, me había sorprendido al comienzo pero luego de un tiempo simplemente seguí con mi trabajo. Justo unos días antes de que la primera carta fuera enviada, mi jefe vino a visitarme, me dijo que tenía que escribir una carta con lo que él me dictara, y así fue. No entendía lo que decía la carta ni porque la enviaba, menos sabia quien era el que iba a entrar, pero decidí confiar en mi jefe y entregarla la noche antes de tu llegada. Cuando llegaste, el jefe me ordenó acercarme a ti, y así fue, cuando te conocí simplemente no pensé que fueras a convertirte en mi mejor amigo y serías tan importante para mi.
Luego de tu accidente en el gimnasio con aquel guardia, mi jefe volvió a llamarme telefónicamente, y me dijo que escribiera otra carta, la segunda que Minho leyó, luego de escribirlas comencé a darme cuenta de que tipo de persona era mi jefe y en que tipo de misión me estaba metiendo, así que entregue la carta, pero le dije a mi jefe que no quería que se metiera conmigo nunca más, claramente el no lo tomo tan bien, y no me dejó salir de su misión, amenazo con matar a Changbin si yo no seguía sus órdenes. Entonces hice lo único que podía hacer, mi última jugada: hablar con Minho. Aprovechando el echo de que tú estabas en cama y no podías salir, lo cite al gimnasio y le conté absolutamente todo, se enfadó tal y como ustedes lo están haciendo, pero luego de explicarle bien la situación me comprendió. Y entonces sucedió algo que no esperaba, esta vez fue Minho quien me pidió que le entregara una carta al jefe, lo llame diciéndole que necesitaba una cita y al cabo de unas horas el estaba allí, le entregue la carta y me marché, no tenía idea de que contenía dentro, pero yo solo hice mi trabajo. Cuando fui a preguntarle a Minho, el me lo dijo, él se sacrificó por mi, le prometió a el mafioso que entregaría su vida si me dejaba libre y jamás se me acercaba, y lo único que me pidió a cambio fue que te protegiera fuera de la prision y así fue, te protegí desde el momento en que el murió hasta ahora. Cuando la última carta fue enviada yo no fui quien la escribió, fue el mismo mafioso, y la noche antes de su muerte, Minho vino y me entregó las dos cartas, diciéndome lo que iba a hacer y me hizo prometerle que jamás descuidaría las cartas, nunca, que debía conservarlas, y así fue. Yo no tuve que ver con el accidente, pero si tomé la caja del auto a escondidas de los policías, para poder cumplir con la promesa que le había echo a Minho. Necesito que me crean, yo no soy el malo de esta historia y si es necesario enfrentarme otra vez al mafioso  lo haré con tal de que me crean.- Finalizó Felix.

Prófugos -Minsung-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora