-11-

13.5K 1.7K 4.9K
                                    

Y así fue, justo exactamente una semana después nos encontrábamos en el aeropuerto, los cuatro con un boleto directo hacia Mexico en nuestras manos. Esta semana había sido demasiado tensa para mi, el echo de tener la verdad a solo un paso de distancia, o más bien, un vuelo en avión de distancia, hacia que mi corazón latiera rápidamente, al fin sabría toda la verdad y eso me aterraba en cierta forma, saber el pasado, un pasado que podría doler como podría sanar, pero sinceramente me tiraba más por la primera opción.

Intenté en esta semana pasar el mayor tiempo posible junto a Minho, mi hijo, ya que durante el viaje el se quedaría en casa de Hyunjin y Jeongin, a quienes claro les di dinero para todas las necesidades que pueda tener mi niño, al principio no lo aceptaron, pero nadie me iba a ganar a mi en lo terco que era así que terminaron por aceptar.

Pude hablar con Seungmin y explicarle las cosas, fue difícil pero al fin y al cabo el me comprendió, como siempre lo hace. Agradecía mucho tenerlo a mi lado y poder crear una familia con el, siempre, desde el momento en que salí de prision cuando nos encontramos en un café, desde ese preciso encuentro el se mantuvo a mi lado, cuidándome, protegiéndome y amándome. Sabía que jamás llegaría a amarlo de la misma forma en que amé a Minho, aunque intentara e intentara simplemente no podía, porque sentía que de alguna forma estaba traicionando al pelinegro, y no podía permitirme aquello, así que terminé creando una barrera alrededor de mi corazón, para que nadie lograra lastimarme, pero al mismo tiempo nadie podía entrar e intentar repararme.

Mientras esperábamos a que sea la hora comencé a pensar en el pasado, mi pasado antes de conocer a Minho, a decir verdad era prácticamente perfecto, yo era un joven que vivía junto a su hermosa madre y su revoltoso hermano menor, económicamente nunca tuvimos problemas tan grandes, ya que mi padre le enviaba a mi madre dinero cada mes para mantenernos a mi hermano y a mi; el era un empresario famoso, tuvo hijos con mi madre pero luego conoció a una modelo de Francia y se fue con ella dejándonos, como si fuéramos basura, y solo nos daba su estúpido dinero mensualmente, como si eso importara realmente.
Para mi hermano menor siempre fui como un padre y el como un hijo para mi, éramos los "hombres" de la casa, los dos junto a mi madre teníamos un lazo irrompible, y claro que también fue como si adoptáramos a mi mejor amigo, Hwan...Hwan, de solo pensar en el mi corazón se estrujaba, ya habían pasado 9 años pero sin embargo aún dolía, luego de salir de prision no volví a pensar en el, y de cierta forma me sentía culpable por no hacerlo ni un día.

Cuando entré a la prision estaba destruido, una parte de mi vieja alma se había ido, y era Hwan quien se la había llevado, me sentía vacío, roto y sentía que nadie podía sacarme de aquel pozo que había cabado yo mismo. Pero llegó él, con sus botas militares negras, con sus pantalones camuflados, sus remeras sin mangas blancas, su cabello rapado a los costados pero un poco crecido de color negro intenso y sus ojos, esos ojos cafés que estaban secos, sin brillo, pero que te cautivaban hasta el punto de querer llenarlos de brillos, así, tan roto como yo llegó el, y a pesar de también estar roto me reparó, me dio una nueva alma y fue el guardián de esta, sin darme cuenta al mismo tiempo yo lo reparé a él y les di brillo a aquellos ojos cafés, y así, juntos llenamos de el sentimiento más puro el lugar más vacío que jamás podía existir, llenamos de amor una prision que solo tenía odio por donde mirarás. Y si, sentía que había putos arcoíris cuando estaba a su lado, porque así fue, hasta el último segundo, cuando lo vi caer con una navaja clavada en su espalda, hasta el último segundo lo amé en vida, lo amé sin barreras alrededor de mi corazón, porque me entregué completamente a él sin miedo, y ese fue mi gran error, no tener miedo y pensar que todo estaría genial, porque de un momento a otro los arcoíris perdieron su color y se volvieron grises, negros, sin brillo, y aún así, con arcoíris sin color, aún así, lo seguí amando, y lo seguiré amando, en vida y en muerte.

Prófugos -Minsung-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora