• t h i r t y t h r e e •

212 12 16
                                    

-¿Qué planearon? -Pregunté.

-No les vamos a decir. Mañana se darán cuenta. -Dijo y me rodeó para sentarse en el sillón.

-¿En el cumpleaños de Brisa? -Preguntó Matías.

-Sí. Ahora yo me voy a ir a mi casa, tengo que instalar un par de cámaras sin que Rod se dé cuenta.

-¿Pero no te va a lastimar si vas sola?

-No, Mati. No te preocupes, a mí Rodrigo nunca me hace nada. Siempre discutimos cosas así donde lo amenazo de venir a decirles todo, pero me ganaba diciéndome que a la mínima que hablara, Oriana dejaría de hacerlo. -Dijo Brisa y yo miré a Ori. Sus ojos volvían a estar llorosos.

-¿Hay más de lo que nosotros hasta ahora sabemos? -Pregunté.

-Están amenazados de muerte... -Dijo Oriana y todos nos sorprendimos.

-¿Cómo? -Dijo Pedro acercándose a Oriana.

-Lo que escuchaste. Rodrigo se hizo amigo de un par de chicos de los que, en Argentina, llamaríamos "de la villa." Quizás nosotros sepamos portar armas, pero ellos siempre andan en batallón.

-¿Sabés sus nombres, Oriana? -Preguntó Brisa.

-Sólo sé que al líder lo llaman Yaco. Después de ahí, no tengo idea.

-¿Yaco? ¿Yaco Beltrán?

-¿Cómo sabés su apellido?

-Es mi ex, Oriana. -Cada vez habían más sorpresas.- ¿Por qué no me dijiste el nombre antes?

-No me lo habías preguntado. ¿Es malo?

-Yaco y yo terminamos bien, Ori. Puedo pedirle que esté de nuestro lado, pensé que eran otras personas. -Dijo Brisa, riendo.

-Yo ni siquiera lo conozco.

-Te va a caer bien, es lindo.

-¡Brisa! -Gritó Angie y ella se tentó, junto con todos.- Ahora me voy a quedar con Pedro.

Ella se acercó a Pedro y quedaron bastante pegados.

Brisa y Oriana compartieron miradas y ambas corrieron hacia ellos.

Ori se puso detrás de Pedro y Brisa empujó a Angie con fuerza. Por el envión Pedro cayó y Angie terminó besándolo por "error", ese error que las chicas provocaron.

-¿Por qué hiciste eso, Brisa? -Preguntó Angie quién seguía encima de Pedro.

-Porque él te quiere más de lo que yo puedo quererte. Además, sé que le tenés unas ganas tremendas, así que prefiero que ustedes dos intenten algo. -Dijo y salió de la casa.

-¿Eso quiere decir que me terminó? -Preguntó Angie.

-No lo sé, supongo. -Dije y todos empezamos a reír. Nada podría arruinar este día ahora.

-Creo que tendríamos que empezar a cocinar algo, ¿no? Digo, ya son las once menos cuarto de la noche y seguimos acá riéndonos como imbéciles. -Dijo Oriana.

-Sí, festejemos que Oriana volvió. Pidamos un rappi con coca, fernet y pizza, ¿les parece? -Dije y todos aceptaron.

-A mí pídanme una coca cola a parte por favor, quiero tomar cuando esté arriba con las chicas y me agarre sed. Soy pelotuda y me las dejé en casa en vez de traerme al menos una en la mochila de las prácticas. -Dijo Angie. Es tan típico de ella tomar coca cola cada vez que puede.

Pedro pidió el rappi y mientras tanto se pusieron a mirar una serie en Netflix.

Me aburría un poco así que le dije a Oriana que saliéramos al patio y ella aceptó con una sonrisa.

-Oriana, lo que dijiste antes, ¿era verdad?

-¿Lo de que te extrañaba? Sí, sí lo era. -Dijo y rió mirando al piso. Noté que le daba un poco de vergüenza decirlo. Se veía muy tierna.

-Quisisera yo poder decir lo mismo, pero no hay una palabra que exprese todo lo que te necesité mientras no estuviste acá, conmigo.

-Ay, callate. -Ella rió y me empujó. Se suponía que debía ser un empujón leve, pero para variar, no lo fué. Terminé golpeándome contra un árbol.

-Oriana, medí tu fuerza por favor. O usala con Rodrigo, no conmigo. -Dije y ambos reímos.

-No te muevas. -Ella se acercó peligrosamente a mí. Puso una mano sobre el árbol para sostenerse y la otra sobre mi pecho.- No sabes cuánto necesitaba devolverte el favor al acorralarte así. -Y me besó.

Sus labios me dominaban más que cualquier cosa y sentir que todas esas ganas, todo ese sentimiento de lujuria, pasión, deseo... Todo era para mí. Ella era mía y yo era suyo, siempre debió ser así.

Pasé mis manos por sus curvas y me enderecé. Ella pasó sus manos por mi cuello y mi espalda, sus uñas agarraban con fuerza mi remera. La necesitaba y ella a mí, quería tenerla en mis brazos para siempre.

-Che, si es posible, no cojan en mi patio. ¡Gracias! -Reconocí la voz de Pedro y ambos volteamos. Todos estaban viéndonos.

-Perdón. -Dijo Oriana y comenzó a reír.

-¿Desde cuándo están mirándonos? -Pregunté riendo junto a ella.

-Más o menos desde que Oriana te acorraló en el árbol. Nunca pensé que mi hermana sería así de mandada. Con razón garcharon tan rápido la primera vez. -Dijo Pedro y todos comenzamos a reír.

-¡Pedro! -Gritó Oriana.

-Deberían hacer una película de su historia. -Dijo Angie.

-Nunca van a poder igualar nuestra primera vez. Creo que es imposible que hagan algo parecido a lo que esta chica fue capaz, aunque después no podía ni caminar. -Dije y nos tentamos aún más.

-¡Martín! Dios, recién vuelvo y ya están boludeándome, los odio. -Dijo riendo.

-Veníamos a decirles que ya llegó el rappi y nos los quedamos viendo. Pero ahora tengo hambre así que vienen por las buenas o vienen por las malas, ustedes eligen. -Dijo Micaela secándose las lágrimas de la risa.

-¿Vamos por las buenas Ori?

-Sí, no estoy en condiciones de entrar en una guerra ahora mismo. -Dijo y pasé mi brazo por sus hombros para luego empezar a caminar hacia los chicos.

Entramos y Pedro cerró la puerta.

Nos sentamos en la mesa a comer y la tranquilidad y diversión que había en ese lugar, era inigualable.

Oriana sonreía y reía junto a nosotros, cosa que no pasó en estos meses. Fue como volver en el tiempo y caer hace tres años atrás.

Me puse a pensar que era lo que había pasado en ese momento.

Llegar a mi casa, exhausto por las prácticas y pensé en esta niña que hoy tengo a mi lado.

Abrazarla y que ella estuviera feliz. Así éramos antes de pelearnos.

Sentí mi celular que sonaba y aparecía su nombre, no era extraño que me llamara, en ese tiempo no se llevaba bien con Pedro y se descargaba conmigo.

Pero ese día fue diferente, muy diferente.

Su voz estaba un poco rara pero no le había prestado mucha atención a eso, sólo escuché sus palabras.

"Sos un imbécil, estoy harta de que te acerques a mí de esta forma. Mi hermano me está dele decir cosas porque te ve muy pegado a mí, según él, rompiste la regla de no estar con su hermanita. Sos un amigo terrible. Dejá de hablarme, Martín."

Esas palabras me habían dolido tanto pero... Ahora que analizo bien, ella no sabía de la existencia de esa regla. Recuerdo cuando me lo preguntó en la plaza, antes de esa mini discusión y ese beso que cambiaría mi vida por completo.

Pero si no había sido ella la que me llamó, ¿quién había sido?

ᴅɪsᴘᴀʀᴏ ᴀʟ ᴄᴏʀᴀzᴏɴ || ᴏʀɪᴍᴇɴᴛᴇ🌘 [terminada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora