• t h i r t e e n •

261 20 17
                                    

"¿Y sabés qué es lo más hermoso de todo esto? Que te la quería dedicar hace años porque estoy loco por vos, Kane..."

Esas palabras, esa voz tan sincera... Estaba en shock mirándolo. Él esperaba una respuesta de mi parte pero yo no tengo idea de lo que siento y ni siquiera salen palabras de mi boca, ¿qué se supone que tengo que decirle? ¿Y qué pasa con lo que Rod me dijo? ¿Quién está mintiéndome? Dios, tantas preguntas y las respuestas son nulas.

-Oriana... -Dijo él haciéndome reaccionar.

-¿Eh? Ah, sí, perdón, me quedé un poco perdida con lo que me dijiste. -Él cambió su sonrisa y yo me sentí culpable.

Me acerqué a él y tomé su rostro entre mis manos obligando a que su mirada se quedara clavada en la mía.

-Martín... Yo no tengo ni puta idea de lo que siento, ¿sí? Pero me encantaría descubrirlo y ese sentimiento sólo está cuando vos estás cerca de mí. Nunca pensé decir esto y mucho menos pensé que sentiría algo por vos sabiendo todo el odio que aún llevo dentro y que en cualquier momento podría volver a aparecer, pero quiero intentarlo. Según mis amigas, esto es que estoy empezando a enamora... -Él me besó haciendo que mi gran discurso interminable cesara. Sus labios de nuevo contra los míos en un lugar dónde no corríamos peligro de que alguien nos viera.

Empezó siendo un beso tierno hasta que sentí que poco a poco lograba dominarme. Ambos somos muy brutos, muy fuertes, muy todo. En nosotros no existe esa pareja tierna ideal, que sale todos los fines de semana a cenar y que hablan de cómo sería su vida a futuro. Tampoco somos esa típica pareja adolescente que vive de lujuria y pasión constante de la cuál luego se arrepienten al separarse. Nosotros somos otra cosa, somos únicos. Ágiles como ninguna otra persona, fuertes, ingeniosos, ardientes... Sí, esa era la palabra, ardientes. Ambos éramos así el uno con el otro y lo dejabamos ver.

Sentí la mano de Martín recorriendo mi espalda y poco a poco me fuí recostando en su cama. Él quedó encima de mí limitando mis movimientos. Sentí el calor, sentí toda la pasión que él le daba a este beso, pero a su vez me di cuenta que él no iría más lejos.

Se separó a los pocos minutos por falta de aire y acarició mi cabello con una sonrisa. Definitivamente este era el lugar donde quería estar siempre.

-Niña... ¿Te puedo pedir algo? -Dijo aún cerca de mí, eso me ponía muy nerviosa.

-S-sí, obvio. ¿Qué cosa?

-La próxima vez, frename vos. No sé si tenga la suficiente fuerza de voluntad para hacerlo más adelante. -Dijo y me dio un pico. Este chico va a matarme.

Nos acostamos en su cama a mirar netflix, siquiera sé como no intentó nada más y como yo pude contenerme a hacerlo. Nuestra fuerza de voluntad es más fuerte de la que yo pensaba.

Habíamos visto una película que ambos conocíamos y nos encantaba, era "¿dónde están las rubias?". Se trata de dos torpes agentes del FBI que se hacen pasar por dos chicas de la alta sociedad para investigar una serie de secuestros. Pero mientras preparan su plan, descubren que irrumpir en la clase privilegiada es mucho más duro de lo que ellos creían.

Nos reímos en toda la película.

Así estuvimos por horas viendo cosas, charlando, contando y creando anécdotas entre nosotros. Era la mejor tarde de todas.

Salimos de la habitación cuando ya se había hecho tarde. Era la hora de cenar y fuimos hasta la cocina donde él empezó a cocinar. Siquiera sabía que cocinaba...

De los nervios no podía sacar una conversación. Dale, Oriana, vos podes, no es tan difícil imbécil.

-¿Cocinas? -Pregunté sorprendida.

-Sí boluda, vivo solo. -Rió. Que pregunta estúpida que hice.

-Bueno, no sabía que vivías solo. -Dije intentando arreglarlo...

-Me vine a estudiar a estados unidos y no de intercambio. Obviamente estoy solo. ¿En serio pensabas que vivía con alguien? -Y lo empeoré.

-No sé, nunca me lo había puesto a pensar.

-O simplemente estas lo suficientemente nerviosa como para hacer preguntas estúpidas con tal de sacar una conversación, ¿o me equivoco? -Me leyó la mente.

-Quizás... -Él empezó a reír.

-Vení, Ori. Ayudame.

Me acerqué a él y me tomó de la muñeca, haciendo que me pegara a su cuerpo.

-¿Ayudarte en qué especificamente? -Pregunté y él acercó su rostro al mío.

-Ayudarme a completar este rompecabezas que sólo le falta una pieza para ser perfecto, y esa pieza tiene nombre y apellido... -Dijo casi pegado a mis labios.

-¿Ah, sí? ¿Y cómo se llama?

-Oriana Kane. -Dijo y lo besé. Con todo el sentimiento que mis labios me permitían, con toda la pasión que mi ser dejaba demostrar. Ya no sabía si era capaz de sentir otra cosa más que atracción hacia él, y eso me preocupaba.

Empezó a pasar sus manos por mi espalda hasta mi cintura, así bajó hasta mis caderas... Hasta que lo empujé haciendo que chocara contra la heladera. Quizás fue muy fuerte...

~*~

Martín pov's

-¿Ah, sí? ¿Y cómo se llama? -Preguntó ella cerca de mí.

-Oriana Kane. -Respondí y me besó. Con fuerza y sentimiento. Sus labios eran únicos y deseables como ningún otro. Sentía todo, las ganas de tenerla conmigo todo el tiempo, de que me quisiera como yo la quiero, y haría lo imposible porque eso pasara, haría lo imposible porque descubriera lo que significa "estar enamorada."

Pasé mis manos por su espalda hasta su cintura, y así hasta sus caderas haciendo que se pegara mucho más a mi cuerpo...

Sentí una fuerte separación que al segundo se transformó en un gran golpe. Me había empujado.

-Ay, perdón. ¿Fue muy fuerte? -Preguntó mientras yo intentaba volver a ponerme derecho.

-Y, mas o menos. -Dije y empecé a reír a la par de ella. Esa materia de mierda nos había enseñado a resistir golpes fuertes, pero nunca a reirnos de ellos.

-No fue mi intención hacerlo así. Vos me dijiste que la próxima te frenara yo, pero creo que me pasé. -Empezó a reír aún más. Esta niña va a matarme en todo sentido.

-La próxima por favor separame despacio, no quiero quebrarme la espina dorsal, ¿sabes? -Estábamos tentados. A este paso no se quién va a terminar más lastimado.

Seguí cocinando con su ayuda, esta vez de verdad en la comida.

Oriana no era muy buena en esto, pero me miraba atentamente lo que hacía, como si quisiera aprender.

-Si querés te puedo enseñar. -Dije y ella me miró.

-No es necesario. Odio cocinar este tipo de cosas, prefiero los postres. Eso sí que es divertido. -Dijo y sonrió. Tiene dos años.

-Algún día podríamos hacer si tenés ganas.

-Me encantaría. ¿Qué te parece una torta óreo? ¿O una tarta de manzana? O sino... -La interrumpí.

-Ese día lo vamos a decidir juntos tomando en cuenta varias opciones, ¿sí? Calmate. -Dije riéndome, esta chica es perfecta.

-Está bien, me calmo. Pero la torta óreo la vamos a hacer por las buenas o por las malas. -Dijo y salió haciéndose la indignada.

Ni siquiera sé que tiene esta mujer, pero es la única que quiero en mi vida.

ᴅɪsᴘᴀʀᴏ ᴀʟ ᴄᴏʀᴀzᴏɴ || ᴏʀɪᴍᴇɴᴛᴇ🌘 [terminada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora