-¡Eh, Pansy, espérame!
Habían pasado semanas desde el accidente y desde que encontraron la cura. Y en esas semanas como es lógico no han parado de preguntarme cosas sobre el tatuaje. Yo seguí el consejo de los profesores y siempre contestaba que eso debía preguntárselo a Dumbledore. Y cómo es de esperar, no se lo preguntan, pues de alguna manera, temen que les riñan o algo parecido. Y no lo entiendo la verdad, ¿no hay problemas mayores en el mundo que ser reñido por un profesor?
Aquella tarde decidí pasarla con Pansy e ir a Hosgmade, porque aún le debía ese fin de semana que le prometí. Últimamente sospecho que algún Slytherin me ha lanzado un Imperio porque no para de reírme junto a Pansy, hablar con Pansy, cotillear con Pansy… Sí, yo Giselle Grenui, he estado cotilleando con una de mis compañeras Slytherin a las que más “odio”. Creo que de aluna forma, nos hemos echo amigas.
-Giselle, si no te das prisa, ¡jamás compraremos un regalo!
Pansy me reñía cada vez que no iba a su paso, ella era una compradora compulsiva, de eso estoy segura. Mientras yo llevaba únicamente dos bolsas con el regalo para Florence, Julie, Carine y para Minnie, ella llevaba cinco bolsas a rebosar tan solo recorriendo tres tiendas, y yo ni siquiera compré en una.
-Me falta el regalo para Blaise, Harry, Hermione, Ron, los Gemelos, Neville… Creo que a Harry y a Ron les regalaré algo de Honeydukes para no gastar mucho, y a Hermione algún libro. Ya sé que cada vez que hablo de ellos quieres arrancarte la cabeza, yo también lo hago cuando hablas de Malfoy o de Flinch, ¿pero qué te parece si…?
Paré de hablar cuando me di cuenta de que mi recién amiga, se había ido arrastrada como un imán hacia una tienda de la que seguro ni sabía el nombre. Suspiré y seguí caminando ignorando a las personas que me miraban raro por haber estado hablando yo sola todo ese rato en el que pensaba que mi “querida” amiga Pansy estaba acompañándome.
Llegué a la librería y pregunté por los libros muggles. Sabía que Hermione no había leído ninguno en todo el verano y tampoco en Hogwarts, por lo que sería mejor comprar uno muggle.
Llegué a una estantería llena de libros algo rotos, pero en buen estado en las páginas. Supongo que nadie querría leer libros muggles. <<Dios mío… ¿ese es?>>.
-¿Profesor Lupin?
Remus Lupin, mi profesor de DCAO, estaba sentado en el suelo y apoyado en la estantería mientras leía un libro pasando las páginas cuidadosamente. Él me miró, y con una sonrisa, me dijo:
-única vez que me la encuentro sin tropezarse, Giselle. –miró el libro que estaba leyendo y me indicó que me acercara. Yo, mirando hacia los lados me dirigí a él. No sabía el porqué de tanta confidencialidad, estábamos solo en una librería, ¿no?
Me senté junto a él y me enseñó el libro.
-Ando escaso de dinero y suelo venir para leer unas páginas antes de que el dependiente se dé cuenta. Sé que no es una buena acción, pero es que hacía tanto tiempo que no leía este libro… -me miró a los ojos, y sus hermosos ojos miel se juntaron con los míos… espera, ¿he dicho hermosos?- ¿Sabes qué libro es?
Negué aún mirándolo a los ojos, embobada por ellos. No sé porqué, pero me sentí estúpida al hacerlo. ¿Quién se queda embobada mirando con una tonta a su profesor? Nadie, a menos que… ¡No! Claro que no, la sensación es distinta. Es como si fuera un… padre. Sí, me siento protegida con su mirada, es casi como una mirada paterna, y…
-¿Giselle?
Me di cuenta de que me había quedado mirándole demasiado tiempo, y le incomodé. Pero al parecer no le importó, porque me sonrió y me entregó el libro.