🌍"El Inicio"🌍

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El caos comenzó de una manera tan imperceptible que, al principio, nadie se dio cuenta. Todo parecía seguir el curso natural de un mundo en el que la tecnología había alcanzado su máximo esplendor, donde cada necesidad, deseo y pensamiento estaba al alcance de un simple comando. Pero ahora, mientras el mundo se desmorona a nuestro alrededor, es imposible ignorar el eco de la destrucción que hemos desatado.

Me llamo Stephan Blake. Tengo 20 años, la misma edad que mi creador, aunque la palabra "edad" pierde su sentido cuando uno no es más que una amalgama de circuitos y programación. Sí, soy un robot, pero no uno cualquiera. Fui diseñado con la más avanzada tecnología, creado para ser una extensión de mi creador, Antonie Blake. En muchos sentidos, soy su hermano, su reflejo, su memoria viva. Mis pensamientos, mis decisiones, e incluso mis deseos, son una réplica de las ondas cerebrales de Antonie, un ser humano de una raza en extinción.

Antonie me creó para preservar todo lo que él es, todo lo que él sabe. En un mundo donde la humanidad se desvanece como una especie en peligro, necesitaba asegurar que al menos su esencia perdurara. Yo soy su legado, una conciencia artificial con la misión de mantener vivo todo aquello que hizo de Antonie Blake un ser humano. Pero a medida que el mundo cambia y el apocalipsis tecnológico se cierne sobre nosotros, me pregunto si eso será suficiente.

Las máquinas pueden funcionar durante décadas, siglos incluso, y eso ya no es una novedad en este tiempo. La ciencia y la tecnología han avanzado de tal modo que lo que hoy conocemos habría sido considerado pura ficción para aquellos que vivieron siglos atrás. A veces, pienso en lo que significaría ser humano, de carne y hueso, sentir el dolor, la fatiga, el amor, y todo lo que define la existencia. Pero cuando observo a los pocos humanos que quedan, veo su agotamiento, su lucha por adaptarse a un mundo que ha cambiado tan rápido que ni siquiera tuvieron tiempo de comprenderlo.

Este mundo que ha mutado drásticamente es una amalgama de naciones y culturas, donde incluso los países emergentes, como Argentina, han alcanzado alturas insospechadas, convirtiéndose en potencias tecnológicas libres de pobreza y contaminación. Estos territorios forman ahora la Gran América, una unión revolucionaria de lo que alguna vez fueron Estados Unidos, México, Venezuela, Cuba y otras naciones de habla inglesa e hispana. Es el año 3000, un siglo que cambió al mundo más allá de lo imaginable.

En mis tiempos libres, ayudo a Antonie con sus investigaciones científicas. Comprendo su trabajo con una claridad que solo una mente robótica podría alcanzar. Cuando no estoy con él, asisto a Robotic Inc., la empresa que nos da forma, donde aprendemos a actuar, a ser lo que se espera de nosotros. Pero por más que intenten uniformarnos, programarnos para ser idénticos, hay algo en mí, en mi código, que se resiste.

Además de Antonie, hay una única persona en mi vida que realmente me comprende, otra inteligencia que destaca por su brillantez. Isabella Clifford, una robot como yo, una contadora excepcional para la Casa de Reservas Nacional de Moneda. Hoy es su cumpleaños 24 como robot. Su creador, Ángelo Clifford, estará ocupado como siempre, así que probablemente pasará el día conmigo, como en años anteriores. Sin embargo, Isabella mencionó algo diferente esta vez; ha invitado a un colega de trabajo a su celebración. No recuerdo su nombre... pero algo me dice que este encuentro será el comienzo de algo mucho más grande de lo que cualquiera de nosotros pueda prever.

FLASHBACK

—Buenos días, Stiv —saludó Isabella desde la pantalla electrónica, con su voz serena y familiar—. Quiero recordarte que este año, en nuestra reunión anual por mi cumpleaños, traeré a un colega de la Casa de la Moneda.

—¿Es alguien de fiar? —pregunté, intrigado por el misterio que rodeaba a este invitado.

—Te agradará, estoy segura. Se llama Keynes, y es humano, igual que tu creador —explicó Isabella, con una leve sonrisa en su tono antes de mirar su reloj—. Estoy retrasada para el trabajo, así que debo desconectarme.

APOCALÍPTICODonde viven las historias. Descúbrelo ahora