#NARRADOR OMNICIENTE#
—Nosotros los cubrimos.—efectuó Hannah y Antonie a Mark y Marcus, mientras se adentraban al sitio entre disparos por doquier.
—¡De acuerdo!—dijeron estos guillotinando sus pistolas de voltios eléctricos contra todos los robots que esperaban su ingreso.
Mientras ellos disparaban en el frente, los otros lo hacían apoyándose en sus espaldas, de este modo, los bots quedaron eliminados, ya que tenían mejor visión para exterminarlos de esa forma.
Al instante aparecieron Isabella, Stephan y Carrie, quiénes se habían podido deshacer de los bots que quedaban por una que otra de las calles, sin ningún problema, aunque Isabella se había hecho un rasguño en su piel sintética y se podían ver las placas robóticas en su antebrazo, el cual decidió cubrir con un pañuelo que traía consigo para evitar que se rasgara aún más.
—¿Están todos bien?—peguntaba Antonie Blake.
—Sí Doc.—asentía Mark.
—Estamos bien, pero, ¿Y ahora que sigue?—preguntaba Marcus.
—Disculpen, yo me lastime, en realidad es solo un rasguño, pero quería decirlo.—decía Isabella.
—Haremos lo siguiente, Hannah, quédate a ver la herida de Isabella y el resto, irá conmigo en busca de Gretchen Bladel.—sentenciaba Antonie.
Mientras los jóvenes se encontraban en la planta baja del edificio, Gretchen Bladel estaba en el piso superior, una alerta de seguridad que había iniciado desde la central hacia el edificio de comando donde se ubicaba el señor L.
En Robotic Inc las cosas no estaban andando bien, los jóvenes sobrevivientes iban acabando con cada robot de la seguridad que se les cruzaba a su paso, la incertidumbre de Gretchen, crecía, esperaba que su director general apareciera lo más pronto posible o la encontraría muerta y a su imperio tecnológico completamente en ruinas.
Finalmente la señal de emergencia se hicieron notar, desde donde se ubicaba el señor L, sus agentes se lo habían notificado y el transportador se encontraba listo para partir, lo que ustedes se preguntarán es quién era este hombre tan misterioso, el Señor L, es la abreviación de Lenard Lewisqui, un robot con la mente de su creador, algo así como Stephan, pero aquel hombre era malvado, casi un asesino, lo bueno es que había muerto hacia no más de un año, su anhelo era que si moría, todos sus conocimientos y su psiquis en general, fueran transmitidas a aquel robot que llevaba las iniciales de su nombre y apellido.
El problema con aquel robot, es que sí su amo había sido retorcido, perverso y maligno, aquel pedazo de metal, cumplía con las expectativas, mucho más que su creador, porque los científicos jamás aprendieron la regla, los humanos no podemos ser reemplazados, los sentimientos en un robots, fue un logro muy minoritario, lo único que estos robots podían hacer es retener conocimientos y saberes por mucho más tiempo, que los humanos, pero jamás podría remplazar a la raza humana entera, ellos son especiales, el amor mantiene vivos, los moviliza en la vida cotidiana, los preserva en unión, todo lo contrario a los robots, ellos simplemente obedecen órdenes, no conocen por cuenta propia que decisión tomar salvo su vida corra peligro, pero si en su software le quitan incluso esa capacidad, jamás sabrá huir o hacia donde correr.
—Está mí transporte listo para ir Robotic Inc Central, quiero saber que demonios sucede.—sentenciaba el señor L, dándose cuenta que algo andaba mal.
— Su transportador se encuentra listo para partir señor.—efectuaba niño de sus agentes.
—Perfecto.—dijo acompañado de este, pero su transportador no sería el único en partir, una docena más de ellos, con alrededor de cuatro guardias cada uno iban rumbo a la compañía tecnológica.
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APOCALÍPTICO
Science FictionEn un futuro distópico, la humanidad ha sido subyugada por la tecnología de Robotic Inc., una corporación que, mediante la activación de un comando central, ha transformado a las personas en zombis controlados por dispositivos electrónicos. Solo un...