🌍"Sucesos Inesperados"🌍

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#NARRACIÓN POR MARCUS#

El caos en la ciudad había alcanzado niveles de desesperación sin precedentes, pero la tensión dentro del refugio improvisado no era menos intensa. Antonie, el joven científico que habíamos conocido por medio de Stephan, estaba desesperado al comunicar lo último que había escuchado, el gobierno estaba evacuando a los ciudadanos hacia zonas restringidas, y la ciudad estaba al borde del colapso total.

La sala estaba llena de una mezcla de ansiedad y confusión. Isabella, Keynes, y yo escuchábamos con creciente preocupación. Cada palabra de Antonie parecía añadir una capa más al velo de incertidumbre que nos envolvía.

—El gobierno está en proceso de evacuar a todos a zonas de cuarentena, y los robots se están volviendo más incontrolables. Las calles están llenas de caos. No sabemos cuánto tiempo tendremos antes de que se nos cierre el paso por completo —dijo Antonie, con una expresión de desolación en su rostro.

El dilema era evidente. Keynes estaba decidido a ir a buscar a su hermano Carrie, que vivía en un departamento en las afueras de la ciudad. Pero el riesgo de encontrarse con robots descontrolados y oficiales que podrían descubrir nuestra ausencia lo hacían parecer una misión casi suicida. El miedo a que Robotic Inc. estuviera buscando a cada uno de nosotros nos hacía sentir como si estuviéramos en una trampa sin salida.

Fue entonces cuando una idea surgió de mi mente, como una chispa en la oscuridad de la desesperación.

—Em, yo tengo una conocida, su nombre es Hannah Miller. Ella podría ir a ver a tu hermano o traerlo —dije, con una determinación que no sentía antes.

Keynes levantó la vista, la esperanza y la frustración mezcladas en su expresión.—¿Por qué no lo mencionaste antes? —vociferó el hermano mayor, su voz cargada de frustración y alivio.

—Solo dame el nombre del edificio y del piso —respondí, tratando de mantener la calma en medio del creciente caos. —Recuerda, mi reloj también tiene incorporado un comunicador por mensaje de texto. Hannah no usa celulares modernos, pero estoy seguro de que su móvil aún podrá recibir mensajes.

Mientras la conversación se desarrollaba, un rastro de esperanza se formó en el aire. La idea de que Hannah, con su habilidad para moverse con discreción y su conocimiento del terreno, podría ser nuestra salvación, ofreció un rayo de luz en la oscuridad que nos envolvía.

Keynes, con la tensión todavía evidente en su rostro, me dio la información que necesitaba. Con un breve mensaje de texto, me dirigí a mi reloj, el cual emitiendo un sonido característico, confirmó que el mensaje había sido enviado.

La espera se convirtió en una tortura interminable. Cada minuto que pasaba parecía alargarse en una eternidad mientras el caos seguía desbordándose a nuestro alrededor. La imagen de la ciudad en ruinas, con los robots atacando a cualquier ser humano que se encontrara a su paso, se grababa en mi mente.

Sin embargo, no podíamos permitirnos sucumbir al pánico. La esperanza estaba en nuestras manos y, quizás, en las de Hannah Miller. La idea de que una persona fuera capaz de hacer la diferencia en medio del apocalipsis nos mantenía a todos en vilo, esperando con ansias una señal de que la ayuda estaba en camino.

Así, mientras el tiempo avanzaba y el caos continuaba su curso, nos aferrábamos a la esperanza de que nuestra misión no era en vano, y que, tal vez, el destino aún nos tenía reservado un rayo de esperanza en medio de la tormenta.

Así, mientras el tiempo avanzaba y el caos continuaba su curso, nos aferrábamos a la esperanza de que nuestra misión no era en vano, y que, tal vez, el destino aún nos tenía reservado un rayo de esperanza en medio de la tormenta

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