Introducción: Los problemas comienzan

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La taberna Actari se encontraba rebosante de clientes de todas clases, ya fuera que se estuvieran hospedando en la posada a la que pertenecía la taberna o simplemente para tomar algo. Era un lugar amplio pero acogedor, hecho de piedra y madera, con amplios ventanales que mantenían la estancia bien iluminada con las últimas luces del día.

La dueña del lugar, una preciosa mujer de piel negra, iba de aquí para allá a paso rápido, cuidando que nada de lo que tenía al fuego se le quemara mientras mantenía conversación con algunos de los que estaban sentados en la barra. Detrás de ella, tragos se servían solos antes de posarse suavemente sobre una bandeja encima de una unidad R4, que entregaba las bebidas a las diferentes mesas.

Un niño de no más de ocho años que se parecía bastante a la mujer se acercó a la barra al tiempo que ella terminaba de servir dos tazones de estofado.

—Ten, son de aquella mesa por la ventana. —El niño asintió y los tazones flotaron unos centímetros encima de la mesa antes de que ella los agarrara nuevamente. —Aveli, son solo dos, usa las manos.

El niño bufó y se llevó las tazas. Con un suspiro, desamarró y volvió a anudar la pañoleta de seda que sujetaba sus oscuros colochos, la cual se le venía aflojando hacía ya rato.

La puerta de atrás se abrió y un muchacho de unos catorce años entró cargando un canasto lleno de pequeñas bolsitas. Su parecido con el otro niño era un claro indicativo de su parentesco.

—¡Gracias a Thirena! ¿Por qué te tardaste tanto, Bracrai?

—¡Perdón, perdón! Es que las señoras que iban al frente no se callaban —, Bracrai puso el canasto en un banco y se empezó a lavar las manos para ayudarla, —pero traigo noticias.

—A ver, cuenta, —la mujer tomó una de las bolsitas y tiró un pequeño puño de su contenido en una olla antes de poner el resto en un tarro.

—¿Recuerdas a los soldados en Hays Minor?

—Los stormtroopers, sí, ¿qué con ellos, Bite?

—Aparentemente tomaron Bracca.

Un silencio preocupante se extendió por la barra. Los cuchicheos empezaron tan pronto como se fueron.

—¿Bracca?

—Eso está muy cerca.

—Temo que es cuestión de tiempo hasta que nos toque a nosotros.

—¿Tú qué piensas, An?

Ella suspiró y se apoyó en la mesa detrás de la barra. —Lo afrontaremos cuando llegue, pero por ahora, concentrémonos en que Marli no se desmaye como la última vez.

Eso pareció alivianar la atmósfera nuevamente, bromas contra el pobre Marli saltando desde varias sillas. Pese a que reía con ellos y seguía trabajando rápidamente, su cabeza no paraba de darle vueltas al asunto. Tenían razón, solo era cosa de tiempo para que la Primera Orden llegara a ellos.

Sólo quedaba esperar a que no hiciera tanto daño cuando llegara.

—Oye, An, mi speeder tiene algo raro, ¿creés que lo puedes revisar?

—Apenas cierre voy a darle un vistazo, ¿te parece? —La puerta principal se abrió nuevamente, distrayéndola de la conversación. —Aveli, ve a recibir y tomar órdenes. Bracrai, ¿puedes ir a traerme un par de hojas del árbol grande, por favor?

Ambos obedecieron. La mujer suspiró y siguió en lo suyo. Todo indicaba que iba a ser otro día poco eventual.

Todo pronóstico se quebró ante el grito de Bracrai.

°|Force Bound|° Kylo Ren (REESCRIBIENDO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora