°|Force Bound|° Kylo Ren (REESCRIBIENDO)

Capítulo 6: Primer día

Las grandes puertas negras se abrieron. Una figura encapuchada entró con paso decidido. Paró frente al gran trono e inclinó la cabeza en señal de respeto.

—¿Quería verme, maestro?

—Sí, hijo mío. Sé que acabas de estar aquí, pero me surgió una duda que necesito aclarar.

El holograma se acomodó en su asiento. Juntó sus manos frente a su cara, apoyando la barbilla entre sus pulgares y sus índices mientras pensaba cómo formular su pregunta. Kylo Ren pasó su peso de una pierna a la otra en un intento de distraerse del flujo de eventos de los últimos días que pudieran meterlo en problemas.

—Recuerdas, hace unos años, cuando viniste aquí por primera vez, —empezó el Líder Supremo sin levantar la cabeza de sus manos, —escapaste con cinco personas. Cuatro están aquí, eso lo sabemos ambos, pero no puedo evitar preguntarme... ¿Es mi nueva general la misma muchacha que te pedí dejar?

Kylo soltó un suspiro derrotado. —Sí, maestro. Pero le juro que dentro de mí ya no queda nada–

—Esa no era toda mi pregunta, Kylo Ren. —El holograma lo miró a través de sus dedos, su ceño levemente fruncido. —Dime la verdad y nada más que la verdad, hijo. ¿Es tuyo?

—¿.............Qué?

—Cuando viniste a mí con esta idea pensé que era una estupidez. Pensé seriamente que te habías vuelto loco. Pero ahora que vi a los dos niños se me ocurrió que la única explicación lógica es que uno de los dos es tuyo, y el menor se ve de la perfecta edad para haber sido causa de un descuido. —El holograma se agachó para quedar a su altura. —Entonces, Kylo Ren, ¿el menor es tuyo sí o no?

El guerrero se quedó callado por unos segundos, completamente confundido ante la pregunta de su maestro. Su mente se quedó en blanco por primera vez en mucho tiempo. ¿En serio su maestro creía que él podría cometer un descuido de ese calibre y abandonarlo? ¿A como pensaba de su propio padre? Podría ser un desgraciado, pero tan desgraciado no era.

—....Con todo respeto, maestro, créame cuando le digo que el niño sería al menos seis meses menor de lo que es si fuera nuestro.

La expresión de Snoke cambió completamente a una de sorpresa, desagrado y confusión. Se irguió nuevamente, una mano en su sien.

—Entonces, ¿el niño enserio cree que eres su padre?

—Así es.

—No es tuyo, sólo piensa que sí.

—Correcto.

El Líder Supremo suspiró con pesadez. —Juro que si me estás mintiendo te asesinaré a ti, a ella y a todos los que sabían y decidieron esconderlo, ¿entendido?

—Sí, maestro.

—Bien, —el holograma se recostó en su trono, —más te vale que esa estúpida idea de las clases valga la pena. Largo de aquí, mañana tienen un largo día.

El hombre asintió y le dio una reverencia antes de salir. Un escalofrío le recorrió la espalda apenas se cerraron las puertas.

Esa, sin duda, había sido la conversación más incómoda que había tenido con su maestro hasta el momento.

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Aveli estaba sentado al borde de la cama. Miraba con hombros gachos a su mentora, que se estaba volviendo a vendar el cuello frente al espejo del baño. Podía sentir la mirada furiosa de su hermano en su espalda, pero no se sentía lo suficientemente valiente como para volverlo a ver. Ninguno de los dos le había dirigido palabra desde que habían llegado la noche anterior.