Capítulo 3: Reencuentro

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El escenario: una sala de interrogación.

Los personajes: nuestros dos idiotas favoritos.

El idiota número uno, conocido coloquialmente como Kylo Ren, caminaba de un lado a otro de la habitación, hablando solo y repasando un pequeño discurso. En el otro lado de la estancia tenemos a la idiota número dos, la pobre e inconsciente Anhi, atada a un tipo de plancha de metal.

En medio de su diálogo consigo mismo, Kylo escuchó una serie de movimientos provenientes de la dirección en la que se encontraba Anhi. Se dio la vuelta y la vio despertarse lentamente. Tenía vendajes que le tapaban la mitad de la cara y cuello, también una mudada de ropa gris que le quedaba holgada, lo que la hacía ver más pequeña de lo que en realidad era. Cuando la chica logró enfocar los ojos en el enmascarado que tenía enfrente soltó un largo suspiro.

—¿Qué más quiere de mí? —La muchacha agachó la cabeza. Un fuerte dolor se expandió por el pecho de ambos. —¿No fue suficiente que su general me dejara así? ¿Acaso no fue suficiente con torturarme hasta casi matarme? Ya le dije que no sé nada de la Resistencia, por favor déjenos ir a casa.

Él se acercó a la plancha de metal. —Tienes potencial para hacer grandes cosas, —le intentó tocar la mejilla, pero Anhi quitó la cara —únete a mí y podrás conseguir todo lo que quieras.

—Lo único que quiero es una vida tranquila, poder criar a los dos niños y regresar a Koluterra. Y, si no le importa que le pregunte, ¿por qué me habla de "tú"?

«Mierda» pensó Kylo.

Tenía dos opciones, seguir hablando y hacer su reencuentro más dramático o simplemente revelar quién era en realidad. Y como buen portador de sangre Skywalker, familia dramática por defecto, escogió la primera. Una muy mala idea.

—Lo he visto antes, a usted y a sus soldados. Han arrasado con cada planeta en el que he estado, masacrado civilizaciones enteras solo para demostrar su poder, —Anhi levantó la cabeza —hay mejores maneras de ganar respeto, ¿lo sabe? Protegiendo a planetas de su interés, por ejemplo.

El de la capa se dio la vuelta y caminó un par de pasos. —No me venga a hablar de cómo regir un imperio. Soy el hombre más temido de la galaxia y el que da las órdenes aquí. No necesito que me dé una lección de política.

Anhi sonrió con burla, la herida haciendo el trabajo un poco más complicado. —¿Lo es? Veo que Snoke está usando marionetas enmascaradas para no mancharse las manos. Le temen porque asesina sin piedad, no porque impone autoridad.

El muchacho apretó uno de sus puños, ya que con el otro sostenía la alhaja dorada. —El Líder Supremo no usa marionetas. No soy el títere de mi maestro, como usted dice.

—Tiene razón, —la mujer frunció el ceño —usted no es más que un idiota que porta un sable láser y asesina a todo lo que ve... Usted no tiene idea de la cantidad de veces que me senté a pensar cómo podría mejorar la Orden si tuvieran sentido común y un estratega decente. ¿Supongo que el estratega es usted?

—Me recuerda a alguien que conocí hace tiempo, —jugueteó con la pulsera, un torrente de memorias invadiendo su mente —, no le temía ni al Sith Lord más poderoso... También era muy impertinente, justo como lo está siendo.

—Estoy discutiendo con un cobarde que se esconde detrás de un casco.

—No soy ningún cobarde.

—Entonces quítese la máscara —lo retó ella entre dientes.

Kylo se llevó las manos al casco y se lo quitó, para sorpresa de la prisionera. Anhi contuvo un suspiro al verle la cara. Reconocería esos ojos en cualquier parte. Esos malditos ojos cafés...

°|Force Bound|° Kylo Ren (REESCRIBIENDO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora