En un pequeño pueblo costero de Koluterra, a orillas de un extenso mar verde, la General Suprema de uno de los ejércitos más grandes de la galaxia contemplaba el pacífico paisaje. A su alrededor, el pasto de color morado opaco crecía en abundancia, junto con unas pequeñas flores celestes. Esponjosas nubes blancas estaban esparcidas por el cielo verde claro, dándole un aspecto mágico.
Desde su posición pudo ver un grupo de oraks saltando entre las olas y jugando con una barca solitaria. Se entretuvo mirando a las coloridas ballenas por un rato hasta que se perdieron en el oleaje. Sonrió levemente y arrancó un par de las flores azules. Las empezó a entretejer con delicadeza.
Su mente viajó hacia el pasado, en un tiempo relativamente pacífico, dónde podía sentarse tranquilamente a la orilla del mar con su marido y ver corretear a sus tres hijos. Mientras enlazaba las flores, se puso a cantar una vieja balada. Una melodía suave y triste que le cantaba a sus hijos de pequeños, de los cuales solo le quedaba el mayor a su lado. Observó la corona de niris que había hecho, un símbolo de felicidad pero que solo le traía tristeza.
Sin que lo supiera, a cuarenta parceles de ella, se encontraba su hija del medio tarareando la misma canción, pero en el frío suelo de una prisión en Starkiller.
Un guardia abrió la celda, sacando a los tres de su pequeño trance. Bracrai la ayudó a levantarse del suelo a duras penas.
—Sólo ella —, ordenó el guardia.
—Pero no puede caminar —, reclamó Bracrai.
Un stormtrooper entró a la celda y tomó el lugar del chico. Sin poner resistencia esta vez, dejó que la llevara a la enfermería a que le curaran las heridas, para luego ser llevada hasta un cuarto con un gran ventanal que abarcaba del suelo al techo de la habitación. Este daba hacia los bosques nevados del planeta. En medio había una cama lo suficientemente grande como para que cupieran los tres y sobrara espacio. Había otra puerta en la habitación, que supuso llevaba a un baño.
Ladeó la cabeza, intentando averiguar por qué ponían a una prisionera de guerra en un cuarto que se veía tan cómodo.
Se volteó hacia el stormtrooper que la había traído. —¿Por qué...?
—Órdenes directas de Kylo Ren —interrumpió el soldado. —Los niños vendrán próximamente.
Anhi asintió como agradecimiento y el trooper salió de allí. La muchacha suspiró y se acostó en la cama, ofreciéndole cierto alivio a sus heridas al dejar de poner presión sobre ellas. Se quedó viendo a la ventana un largo rato, admirando los copos de nieve que caían suavemente afuera de la base.
Pensó en romperla. Hacerla vibrar lo suficiente como para que la resonancia la quebrara en mil pedazos. Sabía que podía hacerlo, lo había hecho antes.
¿Pero después qué haría? No podía caminar, mucho menos correr. No estaba en condiciones de escapar, y aún si lo conseguía, Bracrai y Aveli seguían allí, no podía dejarlos.
Suspiró otra vez y cerró los ojos. Lo más que podía hacer era descansar y esperar.
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«Ben Solo, juro por Thirena que si algo les pasa por tu culpa te la corto y luego te la daré de comer.»
La voz de Anhi retumbó en su cabeza. El simple hecho de imaginar lo que acababa de decirle lo hacía estremecerse. Años de experiencia lidiando con la morena le decían que ella era completamente capaz de cumplir sus palabras.
Escondido tras su casco, siguió su camino hasta las salas donde habían metido a los dos niños. Reconocía la energía de otros dos usuarios de la Fuerza en la base y supuso que eran ellos. En el caso de que lo fueran, era casi seguro que Anhi les hubiera enseñado a manipularla. Pero por más que les hubiera enseñado eran vulnerables y sería fácil influenciarlos al lado oscuro.
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°|Force Bound|° Kylo Ren (REESCRIBIENDO)
Fanfic"Espero entiendas que perderte otra vez no es una opción" Anhi Strbyer decide volver a su planeta de origen, pero se ve envuelta en medio del conflicto de la Primera Orden. ¿Qué hará cuando la Primera Orden capture su nave y la lleve ante un viejo a...