La ironía de seguirnos

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Mucho he hablado de lo crucial que son los mensajes y por ende los follows, en el progreso de una relación.
Vivimos en un momento que está invadido por la presencia de las redes sociales para todo, absolutamente todo.
Gracias a estas vías podemos compartir (y comunicar) alegrías, tristezas, agobios y anhelos. Todo es un contraste que puede incluso tener tintes de comedia, tal es el poder de pre diseño que tenemos sobre esto, que pudiendo ser el día más triste de mi vida, tengo la
capacidad de hacerle creer a todos mis seguidores, lo contrario.
En el tiempo que tengo inmiscuida en este vasto mundo, he tomado la decisión de ser bastante selectiva con las cuentas que sigo, algo que mi última pareja no entiende; irónicamente sigue reclamándome a "broma", que lo haya dejado de seguir.
Justamente esto que leen se lo he tratado de explicar en repetidas ocasiones. No estoy de acuerdo con seguir personas a las que no les puedo comentar (porque no hablábamos, ya saben... drama a la vista, auspiciado por mí). Eso de convertirme en simple espectador de la vida ajena, particularmente de alguien que en algún momento me importó, y ahora fingir que no pasa nada... simplemente no va conmigo.
La ironía -y el porqué he elegido esta palabra como título de este capítulo-, recae en el momento en el que soy consciente de que no importa si nos seguimos o no; ambos estamos al tanto de la vida del otro, y eso es porque hemos trascendido la barrera del social media, convirtiéndolo en un alejado aliado que de nada nos sirve, cuando tenemos explícita intención de marcar nuestros números y sumergirnos en una llamada de más de una hora.
Lo escribo y pareciera que hablo de épocas inimaginables.
¿Cuántas veces no se han roto la cabeza, viendo a qué personas (o perfiles), sigue la persona que les interesa?, me refiero a la que ocupa su mente y tiene su corazón, vaya a la persona querida. ¿Soy la única que ha dado click a los perfiles de niñas que nunca he visto, pero que comentan sus publicaciones?, ¿solo yo me he enrollado en historias que solo existen en mi cabeza?, y luego me pregunto... ¿qué pasa cuando somos nosotros la persona que no sigue ni es seguida, pero aún hay historia después de eso?. Me he imaginado un escenario en el que X persona está interesada en MI persona ¿ok?, y esa chica no sabe de mi existencia porque no sigo a su date, y da por hecho que todo está ok, pero... en realidad yo existo, solo que en conversiones que no son públicas y en comentarios que si bien se hacen, solo suceden entre los dos.
Queridos lectores saben perfectamente bien que no pretendo mentirles, y mucho menos jugar con sus mentes, esto que les cuento no es fantasía, pero tampoco es mi presente.
Sin embargo en este texto trato de cuestionarlos, teniendo la capacidad de ubicarnos en ambos escenarios.
El que sigue a alguien y busca algo todo el tiempo, o bien el fantasma de las redes que se manifiesta omnipotente, en muchos mensajes de texto o llamadas, que son capaces de causar desvelos.
Con amor, Pal

El amor en tiempos digitalesWhere stories live. Discover now