No recuerdo con claridad cuando apareció Whatsapp en nuestras vidas, mucho menos quién fue la primer persona con la que empecé a chatear por esa aplicación. Si retrocedo un poco el reloj, me veo en secundaria, platicando con un niño que me gustaba, quién al finalizar las clases me alcanzó cerca de la entrada para pedirme mi número y anotarlo en un papel. Ese mismo día por la tarde estaba escribiendo un amistoso: "Hola" por mensaje de texto, y así es como recuerdo la entrada magistral, -que ahora representan los mensajes-, en el interés que hay entre dos personas. Es tal la importancia que han adquirido, que somos capaces de evaluar el interés de un hombre o de una mujer hacia nosotros, por el número de mensajes (o whatsapps) que nos envían. Por aquellos días tenía una amiga muy guapa, a quien por respeto nombraré de otra manera: Victoria. Ella, como una persona de su edad disfrutaba salir a bailar y pecar ingenuamente de su belleza, gozando ser el centro de atención. Hoy que veo la mujer en quien se ha convertido, me encanta apreciar como lo físico dejó de ser prioridad. Diré que con ella aprendí a usar los mensajes a mi favor, y a jugar con la emotividad a través de las palabras y los "enviar", tras cada respuesta que yo escribía.
Mi primer noviazgo es una relación que recuerdo con ferviente cariño. Fue noble, tímida, honesta, sincera. Tenía muy poca edad y llegué a pensar que él sería mi eterno amor. Sin caer en lo romántico, les diré que cuando pienso en él, por mi mente se estaciona la idea de: "¿Y sino lo hubiera terminado?, ¿seríamos una de esas historias longevas (aunque cada vez más escasas), de parejas que comienzan jóvenes y logran llegar al matrimonio?". Él sabe que mis pensamientos son así porque siempre lo visualicé como un hombre de hogar, aquél formato cada vez más complicado de hallar, que disfruta preparar la cena, ver películas, tomar un buen vino y disfrutar. Su familia de quien me atrevo a escribir, es fácilmente un ejemplo de lo que me gustaría tener en mi casa... en un futuro.
Duramos muchos años juntos... ¿cómo cinco?, él se fue un tiempo a Europa, y yo no soy buena con las fechas, pero recuerdo que cuando volvió, consigo trajo algunos recuerdos para mí; mismos que aún resguardo en mi baúl de memorias (literalmente lo llamo así). Y pasó el tiempo, y seguimos con nuestras vidas, y en primera fila observé como se enamoraba de alguien más, y como ella lo alejó cuando decidió irse a estudiar a Australia.
Y entonces apareció... me llegó un whatsapp. Y gustosa abrí la puerta a lo viejo conocido, porque eso de soltar no se me da con facilidad. No quiero decir que al instante estaba nuevamente enamorada de él. De hecho puedo decirles que para mí era muy complicado ceder mi lugar de primera y formal novia, a la sala de espera "en lo que la verdadera novia, regresaba a él". Y aún así accedí y salimos en repetidas ocasiones, y aunque no conservo las conversaciones, sé que en esos mensajes hubo todo menos promesas.
Hombre solitario, con el ego alzado. Muy guapo pero testarudo para hablar con claridad. Prefiere disfrazar la verdad, con tal de no herir y termina lastimando con profundidad, pero la culpa fue mía, por dejarlo regresar. E instalarlo de inmediato en la sala de mi casa donde muchos años después por fin nos besamos. Sí ¿no lo había mencionado?, cuando fuimos novios nunca nos besamos, nunca pasó nada sexual entre nosotros. Hasta muchos años después, más de una década ¡créanme!
Después de todo, decidió no pasar la noche conmigo. Inventó una excusa y se fue. Y aunque no fue su despedida formal, en ese momento entendí que él no planeaba quedarse por mucho tiempo. Que en cuanto yo lo viera y planteara un escenario más formal, saldría corriendo. Y no me equivoque. Hoy siento que nunca volví con él, sino con su necesidad de concretar lo que antes no podía. Porque de hecho nunca lo hablamos.
Aún así lo quiero, lo admiro por lo que hace y lo respeto. Hoy lo veo feliz y me da mucho gusto que lo sea. Aún cuando de lo nuestro no hay evidencia, porque los mensajes se borraron en cuanto cerré la puerta y encendí mi carro.

YOU ARE READING
El amor en tiempos digitales
RomansaTodas las historias aquí compartidas, pertenecen a una serie de escenarios múltiples, con personajes diferentes, llenos de características particulares, unidos por un factor común: la interacción interpersonal a través de plataformas digitales.