Heart Broken(SERQUEL)

Sergio Marquina (presentación)

El Hospital Universitario Marquina, era uno de los mejores de país, ubicado en Madrid y fundado hace muchos años, este llevaba el nombre en homenaje a uno de los mejores cirujanos que tuvo este país y que realizó muchísimos procedimientos que llevaron al hospital a muchos momentos de gloria. Jesús Marquina dedicó la mayor parte de su vida a este hospital incluso mucho más que a su familia. Desde que Sergio su pequeño hijo tuvo memoria, las charlas con su padre eran sobre aquel hospital y los procedimientos que hacían día tras día, inculcó a su hijo que la cirugía era algo que él debía seguir y ser igual de excepcional que su padre siguiendo sus pasos.

Al pasar los años Sergio, descubrió el sentimiento del cual le hablaba su padre día tras día y para él no había otro camino que tomar que no fuese ser cirujano, era para lo que sentía preparado, inevitablemente Sergio dentro de su cabeza tenía el fantasma de su padre, desde que entró a la universidad su apellido ya resonaba en todos lados porque su padre nunca dejó de estar en la cima de la innovación y su apellido no dejaba de salir en todos los lugares de impronta médicos. Sin embargo, no le impidió, estudiar y estar en constante descubrimiento.

Ya con 37 años Sergio era uno de los cirujanos cardiovasculares más conocidos y renombrados de España, supo encontrar su propio estilo y despegarse de su padre, su talento era impresiónate. Trabaja en el Universitario Marquina como jefe de su especialidad y su vida se basaba en su trabajo, era así como se sentía tan identificado con su pardear por momentos.

Cuando Jesús se enteró que Sergio se dedicaría al corazón y no sería neurocirujano como él sintió un poco de pena, pero al ver a su hijo desarrollar su especialidad lo entendió y apoyo completamente.

A los 23 años Sergio se casó con su compañera de la universidad María de quien estaba perdidamente enamorado y compartían gustos por la misma especialidad médica. Dos años más tarde María quedó embarazada y a pesar de que para esos momentos estaban haciendo su residencia en el hospital la felicidad de ambos era una locura. Su hija llamada Aitana era una niña muy hermosa y especial, sus padres hacían un sacrificio enorme para poder coordinar su crianza con sus estudios y su trabajo. Fueron años difíciles, pero no lo cambiarían por nada, Sergio era un chico tan alegre y agradecido con la vida por todo lo que le estaba pasando que creía que no podía pedir nada más.

Cuando Aitana ya cumplió sus cinco años, una tarde de tormenta, iban con María en el auto hacia el hospital, todo fue tan rápido que nadie podía entender lo sucedido, un accidente, una cartera, lluvia, oscuridad, gritos, vidrios rotos, sangre y una fatalidad.

Sergio no podía superar la perdida de sus dos amores, una crueldad fatal inesperada, estaba completamente destruido y el trabajo era lo único que podía salvarlo a salir adelante. Empezó alejarse de toda la gente que lo rodeaba y se convirtió en una persona solitaria.

Con el paso de los años, pudo empezar a dejar de sentir culpa por lo ocurrido y a pesar de que el trabajo seguía siendo su refugio, empezó a volver hacer cosas que hace tiempo no hacía, como tomar cervezas con sus colegas, ir al cine o simplemente salir de fiesta muy raramente. Sus colegas del hospital después de dejar pasar una buena cantidad de tiempo no podían seguir viendo como el trabajo lo estaba consumiendo y trataron de estar para él lo más que podían.

Era jefe de su servicio, respetado y a sus 37 años ya había pasado por mucho, no se imaginaba que su vida daría un vuelco de 360 cuando al hospital llegue la Cirujana Raquel Murillo para poner su mundo patas arriba y demostrarle que no podía seguir con esa mascara de tipo frío e insensible, porque su vida era mucho más que eso.