Erick guardó sus cosas tan rápido que se sorprendió de sí mismo. Por casualidad, había coincidido con Joel en la última clase del día, y tan pronto terminó, se escabulló hasta la puerta de entrada, esperando a Christopher.—¡Christopher! ¿Por qué tardas tanto? —preguntó con tono apurado al verlo acercarse.
Christopher arqueó una ceja, sorprendido por la impaciencia de su amigo.
—Erick, ¿qué haces aquí tan temprano? —preguntó extrañado.
Erick carraspeó, tratando de sonreír, aunque la incomodidad se le notaba en la mirada.
—Estoy cansado, eso es todo. Solo quiero llegar a casa.
Christopher lo observó en silencio, pero sus ojos transmitían algo que Erick conocía muy bien: lástima.
Otra vez Erick sintio cómo un nudo se formaba en su estómago. Claro que Christopher lo compadecía, ¿quién no lo haría? Su rutina era patética: salir de clase solo, trabajar solo, comer solo, Por más que intentaba ser amable, todos lo evitaban, ira como si existiera, pero al mismo tiempo no.
Christopher desvió la mirada antes de hablar.
—Lo siento, hoy no puedo acompañarte a casa.—¿Qué? —Erick parpadeó sorprendido. La idea de regresar solo después de tanto tiempo lo asustaba más de lo que quería admitir.
—Tengo que tomar unas fotos para mi proyecto —explicó, señalando a alguien entre la multitud. Erick siguió la dirección de su dedo y vio a Zabdiel, un chico alto y rubio que les devolvía el saludo con una sonrisa.
—Oh… ya veo. —Erick se apresuró a responder, forzando una sonrisa mientras guardaba la incomodidad en su interior. —Entonces me voy.
Christopher pareció dudar, pero no dijo nada. Erick, por su parte, decidió evitar problemas con Zabdiel. Por alguna razón, siempre había sentido que no le caía bien, y lo último que quería era ser una carga para su único amigo.
Horas más tarde, Erick estaba en la biblioteca de la escuela. Tocaba nerviosamente sus manos mientras se mentalizaba para lo que iba a hacer.
Había escuchado que Joel estaría ahí, y aunque una parte de él quería escapar, otra quería aprovechar la oportunidad para hablarle, Solo respira, Erick, no puede ser tan difícil.
Empujó la puerta con cuidado, pero justo en ese momento alguien salió, golpeándolo con el adorno que colgaba de la entrada.
—¡auch! —se quejó, llevándose la mano a la cabeza por el dolor.
—¡Lo siento muchísimo! ¿Estas bien?—El chico que lo había golpeado juntó las manos en un gesto de disculpa, haciendo una leve reverencia. —No pensé que la puerta se abriría hacia afuera.
Erick levantó la vista, frotándose la cabeza. El chico tenía una expresión tan genuina de culpa que casi sintió pena por él.
—Está bien, no te preocupes. —Le dedicó una sonrisa sincera, aunque el dolor persistía. —Realmente estoy bien.
El chico lo miró unos segundos más, como si no le creyera. Entonces, se acercó y le tomó del brazo con delicadeza.
—Estás sangrando.
Erick parpadeó, sorprendido. Llevó una mano a su cabeza, buscando la herida, pero no recordaba haberse golpeado tan fuerte.
—Voy a llamar a una ambulancia —dijo el chico, sacando su celular apresuradamente. Sin embargo, se quedó mirando la pantalla, inmóvil.
—No hace falta. —Erick esbozó una sonrisa, intentando calmarlo. —Voy a la enfermería. Allí me atenderán igual de bien.
El chico frunció el ceño, como si estuviera considerando sus palabras, pero finalmente asintió.
—Lo siento mucho —Hizo otra reverencia antes de dar un paso atrás.
—No te preocupes, estoy bien de verdad. —Erick le dio una palmada en el brazo, intentando parecer más confiado de lo que realmente estaba, y se adentró en la biblioteca.
Exploró cada rincón de la biblioteca con discreción, buscando a Joel. Pero después de varios minutos, no lo encontró por ningún lado. ¿Me engañaron?
Suspiró con frustración y decidió concentrarse en su trabajo. Buscó el libro que necesitaba, pero estaba colocado en un estante absurdamente alto.
—¿Quién decide poner estas cosas tan arriba? —murmuró, buscando algo para alcanzar el libro. Encontró un banco de madera y lo posicionó cuidadosamente bajo el estante. Subiendo con precaución, pero incluso con el banco no llegaba al libro.
—¿Es que esperan que midamos tres metros? —bufó, frustrado. Saltó, intentando alcanzar el libro, pero perdió el equilibrio, Al tratar de sostenerse, tiró varios libros del estante.
—¡¿Qué demonios pasa con todos hoy?! —gritó una voz familiar del otro lado del mueble.
Erick sintió un escalofrío al reconocerla. Miró a través del hueco que habían dejado los libros caídos y vio a Joel.
—T-tú… —lo señaló con el dedo, acusadoramente. —¿Estás siguiéndome? —Joel lo miró con el ceño fruncido mientras se daba la vuelta para enfrenrar a Erick.
Erick intentó bajar del banco para explicarse, pero tropezó y cayó directamente sobre Joel, quien inconscientemente posiciono una de su manos en la cintura de Erick rodeándolo.
Ambos se quejaron por el golpe al caer al suelo, pero antes de que Erick pudiera decir algo, Joel lo solto y lo empujo contra el mueble provocando que se golpeara la espalda.
Erick se quedó un momento en el suelo jadeando del dolor, ni siquiera podia pararse.
—pe-perdon —balbuceó,
Joel, molesto, se levantó y lo tomó del brazo con fuerza haciendo que se levantara, Erick sé quejo por el dolor que eso provoco.
—Eres un maldito acosador… —escupió, su voz cargada de furia.
Erick se quedó paralizado, las palabras de Joel resonando en su mente como un eco doloroso.
¿Acosador? ¿Realmente lo parecia?
Antes de que Joel pudiera hacer algo más, alguien apareció detrás de ellos.
—¿Qué crees que haces? —gritó el chico que había golpeado a Erick momentos antes, apartando a Joel de un tirón. —Está herido, ¿Acaso eres un idiota?
Joel apretó los puños con fuerza, su mandíbula se tenso, algo dentro de él quería golpear a ese intruso, pero se contuvo, Erick, por su parte, sintió una mezcla de alivio y vergüenza al ser defendido.
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Amor Confuso ||Joerick|| EDITANDO||
FanficNO PERMITO <Copias. <Adaptaciones SIN AUTORIZACIÓN <Si eres homofobico/a esto no es para ti. Todo lo escrito en esta historia es parte de mi imaginación.