Nick. Nick. Nick. Nick • Nellis

6. Defunción - bajo tierra

— ¿Recordáis a la chica que vimos al principio? Su nombre es Zoey —rodé los ojos. Estampe mi cara contra la pared para después cerrar mis ojos por completo—. Me había contado un montón de cosas sobre cómo es que habían llegado aquí y cuánto tiempo llevaban luchando para lograr escapar. Fue estupendo, realmente la chica era maravillosa. Inteligente, graciosa, parecía ser super buena y maja. No fuera por Nick, quien me jalo para tener que irnos, que hubiera logrado seguir hablando con ella —me di la vuelta para observarlo, este me miró con el ceño fruncido—. ¿Os imagináis que en un intento de seguir hablando con ella logré traerla con nosotros? ¡Sería magnífico!

No dije nada, se estaba comportando como un completo niño y ahora lo que menos quería era escuchar su voz tan desesperante por todas partes de mi cabeza. Pensé que no lo volvería a mencionar después de que intento hablarlo con Rochelle, pero al parecer lo hizo sin importarle que pudiera llegar a golpearlo en cualquier momento. Porque el lo sabía perfectamente, estaba colmando toda mi paciencia que en algún momento no soportaría tener que seguir escuchando su estúpida, ruidosa y molesta voz.

— Ellis, ¿te parece un buen momento? —me acerque hasta él, entregándole un botiquín, oprimiendolo con fuerza contra su pecho. Este lo tomo y me miró con el ceño fruncido—. No me puedo creer que estemos dando tal rodeo por un coche.

— Nick, por última vez, no pienso abandonarlo —me miró fijamente mostrando mucho enojo. Así como él llega todo el rato insistiendo sobre que escuchemos sus historias con aquel amigo suyo, Keith, yo lo molestaba con el estúpido coche.

— No me molestaría abandonar tanto el coche como a ti, ¿Vale, Ellis?

Di unas pequeñas palmadas sobre su hombro para después salir del refugio corriendo y alejándome de los infectados para poder ir matando como mínimo a los que me cruzará más adelante. Sabía perfectamente que aquello que había dicho molestaría un tanto a Ellis, después de todo no quería que le hiciéramos ver lo muy cansados que estábamos de él.
Incluso si solo llevábamos pasando unas cuantas horas, ese estúpido mecánico parecía habernos tomando cierto cariño o confianza como para tener que contarnos media historia de su vida, incluso de la vida de aquel amigo de Ellis quien era casi inmortal.

Pasamos por parte de una escena en construcción, topandonos en ese mismo lugar a un Jockey que nos estaba esperando,o al menos eso parecía. Grite desesperadamente esperando a que alguien llegara pronto pues me había adelantado bastante pensando en que se tardarían mucho por lo enojado que estaba Ellis.
Terminé abatido en el piso, disparando desde ahí a los zombis que intentaban acercarse para terminar de matarme. Pronto, Ellis llegó a ayudarme, mientras que detrás suyo estaba Rochelle cubriendonos por cualquier zombi que apareciera.

— Vamos, no puedes terminar así —me dijo mientras continuaba intentando ayudarme. Tan pronto me levanto este me jalo del brazo hasta llevarme dentro de uno de los edificios del lugar, haciendo que me sentará sobre una de las sillas comenzó a curarme con el botiquín que llevaba.
Quizás era extraño, pero yo no llevaba mi botiquín. Podía pensar que lo había olvidado dentro del refugio. Pero claramente ni loco volvería a ese lugar sabiendo que podría aparecerme otro de esos jockeys de los cojones.

Pasamos por otro edificio más grande y en construcción hasta llegar a un bar de jazz. Ahí mismo notamos que había un supuesto tour por debajo de las calles que podía llevarnos a una zona de cloacas.
Fuimos por el lugar evitando que cualquier otra infectado pudiera lastimarnos.

— Cinco putos dólares por un tour bajo el río —me dije a mi mismo mientas iba caminando por los tablones del lugar—. Muy bueno Rayford, muy bueno.

Después de haber caminado un buen rato llegamos hasta unas escaleras que llevaban a la parte del río. Fuimos corriendo rápidamente tras bajar hasta que llegamos a la parte en donde tendríamos que activar la alarma para poder pasar. Estaba seguro que nos iría muy mal está vez. Fue pura suerte en el centro comercial haber sobrevivido por bastante tiempo, pero ahora no podríamos lograrlo.
Finalmente después de haberlo pensado por un rato activamos la alarma, comenzamos a correr por toda el agua, Ellis y un yendo hasta el frente mientras que Coach y Rochelle atrás cubriendonos.

— Maldita sea, es mucha agua —Ellis soltó una risa en cuanto dije eso. Me quedé quieto mirándolo con el ceño fruncido, para después continuar el trayecto. Tan pronto subimos por las escaleras para activar la próxima alarma, aparecía un Hunter, lanzándose contra Coach y atacandolo de una forma muy brutal. Ellis rápidamente se dio la vuelta después de haber vuelto a activar la alarma, empujó al Hunter para alejarlo de Coach. Tome mi katana y la enterré sobre su cabeza.

— ¡Detrás de ti!
Me di la vuelta y ahí observé a un Jockey viniendo hacia mi a toda velocidad. Comencé a correr lo más rápido que pude mientras le disparaba al Jockey, con mi mala puntería por los nervios deje caer mi arma hacia el agua. Volví a adelantarme antes que los demás, ahora sin nada sobre mis manos. Tenía la única opción de golpear a los infectados con mis puños, pero únicamente era eso.

— Ja ja ¡Más agua, Nick! —empuje a Ellis en ese momento haciendo que esté se cayera sobre el agua. Al instante se levanto del piso mirándome con mucho enojo. Solté únicamente una risa y continúe yendo detrás de Coach quien iba disparando a todos los infectados que iban por delante nuestro.

— Más te vale que el puente esté cerca —esta vez hablo Coach mientras caminaba más tranquilamente. Subimos por una de las escaleras que parecían llevar a un refugio. Corrimos lo más rápido que pudimos al volver a escuchar a aquel Jockey que había aparecido hace unos momentos.
Justo cerramos la puerta en su cara.

Me tiré sobre el piso. Deje a un lado el botiquín que llevaba cargando y cerré mis ojos. Sólo estaba esperando un momento en el cual pudiera dormir pronto. Mis ojos ardían mucho después de todos los Boomer y Spitter que habían vomitado encima mío, mucho peor aún cuando uno de los jockeys había aplastado mis ojos.